El Cid y Roca Rey tocan pelo en el cierre de Santander
Tanto El Cid como Roca Rey lograron pasear una oreja cada uno de un pobre encierro de Domingo Hernández, en donde a Juan Ortega le tocó el peor lote, yéndose de vacío.
Repite tarde El Cid por la vía de la sustitución, en este caso de Cayetano, el cual no podrá despedirse de Santander, y lo hace merced a méritos propios, no como el resto de la terna, al haber triunfado ayer con los victorinos. Los tres vuelven a actuar en esta feria y dos lo hacen consecutivamente. Lejos de evitar la repetición de carteles sigue en aumento y cada vez más seguidos. El que para muchos, pero pocos aficionados, es el número uno, hablamos de Roca Rey, no quiso que volviera Morante, el cual se ofreció gratis a beneficio de una institución benéfica. Él lo niega, lógicamente, pero ya empiezan a ser muchos con los que no quiere coincidir en el ruedo, y algunos ni fuera de ellos. Morante hubiera también repetido pero resulta que se habla en los mentideros taurinos que se barajó una alternativa a la que «la figura» no le gustó. A destacar una vez más el rigor de la presidencia, no hay que sacar a hombros a ciertas figuras por obligación.
Con todo salió el primero de Domingo Hernández suelto en los primeros compases y no dando señales de muchas fuerzas, al que saludó El Cid con cadencia. Poco castigado en el caballo con una sola, como toda la feria, puya trasera, también habitual. La faena del diestro, que no quiso obligar al principio, se caracterizó por la quietud, ligazón y limpieza ante un astado de buena embestida, casi todo en redondo. Con la zurda, «su mano», tuvo menos alegría el toro. Casi entera, atravesada, tendida y trasera. Salió abanto y algo distraído su segundo. Efectuó quite por delantales. El de Salteras estuvo firme y por encima sobre todo en el toreo en redondo pues al natural no le dejó sacar a relucir lo que más le ha definido durante toda su carrera. Varios pinchazos previos a una entera tendida, trasera y baja.
Se quedó sin poder lucirse durante el saludo capotero Juan Ortega a su primero que se picó por el que guardaba puerta y que a la postre recibió dos puyas, por vez primera en la feria que acaba hoy, pues tuvo otra del picador correspondiente. Mostró mansedumbre el burel durante el tercio. Las banderillas colocadas de una en una. El inicio por bajo con gusto y torería. La poca clase y transmisión del toro impidió al matador realizar una obra redonda o que llegara al aficionado. Estuvo muy por encima. Se le resistió a la hora de matar, no teniendo suerte y perdonándole el presidente el tercer aviso. Deslucido recibo a su segundo. Se le castigó en su entrada al peto. Comenzó el último tercio con doblones y a pesar de intentarlo no tuvo un oponente para triunfo alguno, siendo un manso de libro, por lo que sus esfuerzos resultaron baldíos. Con la espada igual que en el anterior.
A base de verónicas y chicuelinas recibió Roca Rey a su primero. Totalmente crudo se quedó en el caballo. El quite por saltilleras, estando a punto de ser cogido al pasárselo por la espalda a una mano. A los estatuarios iniciales le siguió el toreo con la mano derecha sin llegar a rematar. Al natural se diluyó más la cosa al quedarse más parado, logrando sacar un buen natural. Volvió a diestras ya más en cercanías y con circulares invertidos. Media desprendida que basta. El que cerraba la feria fue el de mejor presentación, quedándose sin definir durante el recibo capotero. También fue el que más se empleo en el equino recibiendo, para variar, una buena puya. Con pocas fuerzas llegó a la muleta, donde el limeño lo cuidó llevándolo a media altura. No hubo ninguna emoción, ni transmisión. Volvió a acabar como en su anterior y alargando demás la faena. Estoconazo a base de un volapié de gran ejecución.
Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander (2ª). 8ª y última de la Feria de Santiago 2025: lleno de «no hay billetes». Toros de Domingo Hernández: muy desigual de presentación, casi 140 kg entre el más pequeño y el más grande. Ofreciendo muy pocas posibilidades, a excepción del 1º.
Incidencias: al finalizar sonó el Himno Nacional. Más de dos horas y media de festejo.
El Cid (que sustituye a Cayetano): oreja y saludo.
Juan Ortega: silencio y pitos.
Roca Rey: aplausos y oreja.
Galería fotográfica: Lances de Futuro / Arjona
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Cinco toros de Jandilla y uno de Vegahermosa (2º), de dispares remates y volúmenes. De escaso recorrido el primero. Muy mirón el segundo; noble con discontinuidades el tercero; sin terminar de descolgar el cuarto; mansotes quinto y sexto.
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Cuatro toros de Garcigrande y dos de Domingo Hernández (1º y 3º). Noble y con las fuerzas contadas el primero; con duración y entrega el buen segundo; tardo y de poco fondo el tercero; soso el cuarto; desigual el quinto, casi nunca hasta el final; de muy poca duración el sexto.

Cuatro toros de El Puerto de San Lorenzo y dos (3º y 4º) de La Ventana del Puerto, desiguales de presentación, algunos con escaso trapío. Frenado el primero; sin fuerzas el segundo, que se derrumbó; el tercero, parado y sin recorrido; repetidor mientras duró el cuarto; con amable viaje por el pitón izquierdo el quinto; sin alma ni fondo el tardo sexto.
Seis toros de La Quinta, desiguales de presentación. Inválido el primero. Sin fuerzas el segundo. Nobles tercero y cuarto. Muy notable el quinto. Aprovechable el sexto a pesar de sus complicaciones.
Novillos de Zacarías Moreno, muy chicos los tres primeros y con más trapío la segunda mitad. Dio opciones el primero. Noble y de gran pitón derecho el segundo. De viaje profundo por el izquierdo el tercero. Se dejó también por el lazo zurdo el cuarto, aunque intermitente. El quinto, a menos. Intermitente el sexto.
Seis toros de Los Espartales, reglamentariamente despuntados para rejones, de presentación muy desigual. Parados los dos primeros. Con ritmo, temple y duración el tercero. Manso el cuarto. El quinto, muy noble y colaborador, se lesionó una mano. El sexto, bonancible.