Una oreja para Álvaro Lorenzo, una aclamada vuelta al ruedo para Manuel Escribano y una cornada de menor consideración para Fortes fue el desigual resultado del esfuerzo de los toreros ante la desrazada y, en algunos casos, compleja corrida de Victorino Martín lidiada hoy en Bilbao.
Muy seriamente armados, con abundantes y astifinas cornamentas, los toros de la famosa ganadería lucieron también una muy dispar presentación, con algunos de más volumen que cuajo, a pesar de que dieron en la báscula un peso mayor del que es habitual en su estirpe.
Tal vez por eso, por salirse de la hechura y el tamaño habituales, los «victorinos» dieron un juego decepcionante por distintos motivos, ya sea la falta de raza o el sentido, dejando además escasos resquicios para el lucimiento de los toreros.
Pero quien supo encontrarlos perfectamente fue, paradójicamente, el toledano Álvaro Lorenzo, que no solo debutaba en Bilbao, sino que además estoqueaba su primera corrida de este hierro y de la que obtuvo una más que merecida oreja.
En realidad, al manchego no se le notó esa inexperiencia en ningún momento, sino que más bien pareció que llevaba ya matadas unas cuantas corridas del hierro de la A coronada, especialmente en su faena premiada al tercero de la tarde.
Tuvo ese cárdeno una embestida vulgar y de escasa entrega, sin seguir los engaños más que en cortas arrancadas de las que salía con la cara alta. Solo que, haciendo gala de su buen oficio, administrando de uno en uno los pases y jugando con las inercias, Lorenzo supo aprovechar esa mínima posibilidad para ir creando una faena tan larga como estimable.
Y aún estuvo a punto de obtener otra oreja del sexto, un toro reservón que no repitió ni una sola embestida pero al que, con paciencia y sometimiento, sacó un buen puñado de naturales tirando a pulso de sus reacias arrancadas, aunque pasándose holgadamente de metraje.
La peor parte del esfuerzo colectivo se la llevó Fortes, que acabó siendo atendido en la enfermería de la cornada leve que, en un descuido, le infirió el quinto toro, animal que acrecentaba su sentida a medida que el malagueño intentaba sacarle partido a costa de exponerle con mucha entrega.
La de Fortes en Bilbao fue una actuación muy asentada, buscando siempre el ajuste máximo y la hondura de los muletazos ante un lote poco agradecido, pues, sin el peligro del quinto, su primero tuvo nobleza pero también una desrazada sosería que hizo que su impecable toreo apenas tuviera eco en los tendidos.
Por su parte, Manuel Escribano lo cogió el pulso solo por momentos a un primero noble y con clase pero afligido y muy débil de remos, pero luego echó el resto con el cuarto, que también desarrolló a peor después de que el sevillano le banderilleara con mérito, sobre todo en un par al quiebro por los adentros de mucho riesgo.
Los problemas de este otro avieso «victorino» se manifestaron claramente cuando, quedándose en las zapatillas, prendió, volteó y, ya el torero caído en la arena, pataleó a Escribano, aunque sin mayores consecuencias.
Aun así, el de Gerena volvió a la cara con renovado coraje para seguir fajándose con la «alimaña» en un loable pulso que hubiera sido premiado de no fallar con los aceros.
FICHA DEL FESTEJO:
Seis toros de Victorino Martín, muy seriamente armados pero de desiguales hechuras, volumen y cuajo, desde el flaco primero al muy hondo quinto. En cuanto a juego, a la corrida le faltó raza en su deslucido conjunto: con calidad pero afligidos y endebles los dos primeros; con sentido y genio, cuarto y quinto; y reservones y de poca entrega, tercero y sexto.
Manuel Escribano, de plomo y oro: estocada desprendida (ovación); dos pinchazos y estocada caída trasera (vuelta al ruedo).
Fortes, de malva y oro: estocada (ovación); estocada baja perpendicular (ovación).
Álvaro Lorenzo, de grana y oro: estocada trasera tendida (oreja tras aviso); media estocada y dos descabellos (ovación tras aviso).
Fortes fue intervenido en la enfermería, según el parte médico, de una herida en el bulbo poplíteo de la pierna derecha, que produce un pequeño desgarro muscular, de pronóstico leve.
Entre las cuadrillas, Raúl Ruiz y Sergio Aguilar saludaron tras banderillear a primero y sexto, respectivamente.
Segundo festejo de abono de las Corridas Generales de Bilbao, con menos de media entrada en los tendidos (unos 6.000 espectadores, aproximadamente), en tarde de viento racheado.
CRÓNICA DE PACO AGUADO PARA AGENCIA EFE