Miguel Andrades sobresale en la desapacible novillada matinal de la Feria del Aficionado
Miguel Andrades corta una oreja tras una estocada heroica al cuarto novillo. Joao D’Alva no pudo triunfar en una novillada marcada por el difícil juego del ganado y las poco propicias condiciones climatológicas
Empezó torcida la Feria del Aficionado 2024 en San Agustín del Guadalix, al partirse el primer novillo el asta tras rematar en un burladero nada más salir de chiqueros. El sobrero, también de Isaías y Tulio Vázquez, algo fino y sin demasiada plaza, embistió de salida con las manos por delante y sin recorrido, lo que llevó a Joao D’Alva a sacárselo a los medios corriéndole hacia atrás. Se arrancó con prontitud al caballo en el primer encuentro, y empujó con más genio que clase. Acudió pronto también en los puyazos segundo y tercero, progresivamente más largos en distancia, aunque las peleas con el peto perdieron intensidad. Escuchó el picador una ovación al terminar.
Tanto en el final del primer tercio, en el que acometió con obediencia, pero sin humillación, como en el de banderillas, el novillo manifestó síntomas de querer rajarse. Invitó el novillero portugués a Miguel Andrades a banderillear, y ambos protagonizaron un buen tercio, con un novillo que les esperó bastante.
Comenzó la faena el portugués sacándose el novillo a los medios. La faena tuvo como ingrediente principal muletazos ayudados con la mano izquierda, de uno en uno. El animal no tuvo clase y el novillero no se relajó en ningún momento, culpa en gran medida del viento, que le imposibilitaba controlar la muleta en muchos momentos de su actuación. Finalmente, dio muerte a su oponente con una media estocada perpendicular y un descabello.
El tercero, de Raso de Portillo, un novillo cuajado, bajo y de buenas hechuras, aunque falto de cuello, aunque cumplió en sus tres encuentros, tuvo una actuación discreta en el caballo. Apuntó el animal la humillación como principal virtud en los primeros tercios. Pareó con acierto Joao D’Alva, ahora sin Andrades, firmando un notable tercio de banderillas.
La faena estuvo marcada por el viento. El novillo, aún muy falto de recorrido en sus embestidas y con el defecto de reponer, mostró en ocasiones calidad por el pitón izquierdo; una pena no poder verlo sin viento, en los medios y en unas manos más curtidas. La faena del portugués, bajo unas condiciones muy desapacibles, tuvo como tónica general la consecución de muletazos de uno en uno y con la necesaria pérdida de pasos entre ellos. Despachó al novillo con dos pinchazos y una media estocada baja y perpendicular.
Recibió al salir una ovación de salida el segundo novillo de la tarde, de Isaías y Tulio Vázquez, con mucha plaza y muy buenas hechuras. Recibo capotero alegre de Miguel Andrades, que se estiró para recetarle dos verónicas, una chicuelina y una revolera. Bonito galleo por chicuelinas para poner al novillo en suerte en el primer puyazo, al que se arrancó el animal con prontitud y empujó con fijeza. Tras el quizá excesivamente fuerte primer puyazo, se le propinaron otros dos más, más breves.
Al igual que en el primero, se repartieron los palos ambos novilleros, que regalaron un muy buen tercio de banderillas, sobresaliendo el tercer par, en el que Andrades se impuso a la pasividad del novillo cambiando los terrenos y dejando un buen par de dentro a fuera. Cierto es que la lidia a este novillo fue bastante defectuosa, con varios desarmes desafortunados, gracias en parte al viento.
Inició el jerezano su faena por doblones, sacándose al novillo a los medios por abajo. Exigente, el novillo demostró que tenía mucho que torear, especialmente en una serie por el derecho en la que embistió con transmisión y Andrades consiguió ligarle gracias a su firmeza y a los toques fuertes que requería el animal. En varias ocasiones, cuando se quedaba algo descubierto, el novillo le avisó, pues le medía y requería que los toques fueran fuertes para fijarlo. Se enzarzó con la espada y el novillo recibió una ovación en el arrastre.
El cuarto y último, de Raso de Portillo, muy serio y también de buenas hechuras, fue recibido por Andrades a porta gayola. Recién levantado y en contraquerencia, dejó un buen ramillete de verónicas, embistiendo el toro con mucha velocidad y descomposición. Fue el novillo peor picado de la tarde; además de la mala colocación de los puyazos, se esperó demasiado una tercera arrancada al caballo que no llegó finalmente.
Comenzó a llover en estos momentos con una enorme intensidad. Las primeras series de la faena, por el pitón derecho, fueron buenas, con muletazos ligados de cierta largura y profundidad. Sin embargo, lo mejor de la tarde en términos artísticos lo dejó Andrades en el tramo final de la faena toreando al natural. Sobresalieron varios muletazos de calidad por el izquierdo, gracias al buen embroque del novillo, que finalizaba la embestida algo desentendido, falto de entrega. Tras ello, protagonizó el novillero el momento más emocionante de la mañana al tirarse a matar entre los pitones, y recibió una soberana paliza del animal. La estocada terminó con la vida del novillo y Andrades cortó la única oreja del festejo.
FICHA DEL FESTEJO:
Plaza de toros de San Agustín del Guadalix. Feria del Aficionado. Novillos de Isaías y Tulio Vázquez (1º y 2º) y Raso de Portillo (3º y 4º):
Joao D’Alva, silencio y silencio tras aviso.
Miguel Andrades, silencio tras aviso y oreja.
TEXTO: Diego Cano (Tauromaquia Joven)
FOTOS: El rey toro
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