La terna de esta tarde en Cenicientos: Serafín Marín, Jairo Miguel y José Carlos Venegas, se fue de vacío gracias a las pocas opciones que les dio el encierro del Conde de la Corte, que eso sí tuvieron una excelente presentación, lo que motivó por otra parte que el público y numeroso aficionado que hasta esa taurina localidad se desplazó saliera de la plaza con rostros visibles de contrariedad, seriedad y hasta cierto enfado.
Si todo lo que tuvo de presentación el encierro que llevó Guillermo a Cenicientos, si no la mejor, al menos de las mejores que hemos visto este año en plazas de segunda y tercera, e incluso de muchas tardes de ferias de primera, lo hubiera tenido también de raza, casta y bravura menudo corridón estaríamos hablando ahora. Pero no fue así, la esperanza es lo último que se pierde, eso dicen, y por ello al reclamo de la emblemática ganadería jerezana acudieron los incondicionales aficionados procedentes de toda la geografía española que, sabiendo cómo se encuentra actualmente la ganadería, no dudaron en asistir al festejo y a la postre se fueron con mal sabor de boca.
Por cierto, el presidente se empeñó desde un principio que se pusieran a los toros tres veces al caballo, a pesar de tratarse de una plaza de tercera, con el objeto de lucir a los toros, de hecho se pintaron las correspondientes rayas en el ruedo para señalar las diferentes distancias, luego hubo de cambiar en algunos con dos varas. Hubiese sido un acierto si las cuadrillas y maestros se hubieran prestado a ejecutar el tercio correspondiente medianamente bien, cosa que no sucedió, agravando más aún las condiciones de los astados.
Con este material tuvo que vérselas primero el catalán Serafín Marín, cuyo primer burel flojeó durante el saludo capotero y al que apenas le dio media docena de pases. Poca pelea en el caballo, yendo cada vez con menos ganas. Blandeó también en banderillas a la par que se iba quedando más corto llegando a poner en ciertos apuros a los rehileteros. En la muleta el condeso tuvo su aquel, cada vez más peligroso y rajándose. El diestro no quiso pasar calvario y anduvo mal con la espadas al tener precauciones. Suelto primero y corto después los embites de recibo a su segundo, por naturales a compás abierto. Estuvo mal y duramente picado. Parado en el tercio de banderillas y a las primeras de cambio «cantó la gallina» buscando las tablas. Al burel le faltó de todo y poco pudo hacer el torero que lo finiquitó de un bajonazo efectivo.
Segunda tarde de la temporada del cacereño Jairo Miguel, que se presentaba con el respaldo de haber sido el triunfador de la feria del año pasado. A pesar de ello y tener en frente lo que tuvo anduvo más que digno, poniendo ganas, disposición y actitud. Su primero salió suelto de la vara y manseó en banderillas. No forzó durante el inicio de muleta a su oponente, que no se lo puso fácil pero que fue lidiado por el maestro sin rehuir la pelea a base de voluntad y decisión. El bajonazo le privó de la que posiblemente hubiera sido una oreja. Genuflexo y sacando posteriormente a los medios fue como recibió al quinto de la tarde. Muchos capotazos antes de una larga y dura puya, aunque más castigo recibió aun en la segunda poniendo al público totalmente en contra y despidiendo al picador con una sonora bronca. Se puso complicado para banderillear, manseando y rajándose. Resultó una misión titánica sacar dos pases a un toro que en ningún momento estuvo por la labor. Con acierto decidió el cacereño abreviar.
A desgana parecía ir el tercero al capote de José Carlos Venegas. Empujó, el que más del encierro, durante la primera vara y se arrancó para recibir una segunda. El inicio muleteril por bajo para obligarle. El astado siempre con la cabeza a media altura y derrotando de vez en cuando. Bien es verdad que el torero tampoco hizo por bajarle la mano para intentar poderle o corregirle algunos defectos. Los pases de uno en uno ya que la ligazón parecía tarea casi imposible. No tuvo suerte con la espada. El cierra plaza tuvo una salida ofreciendo una humillación mayor que el resto de sus hermanos. Recibió el primer castigo nada más salir el caballo al ruedo «aquí te pillo, aquí te mato». Despropósito tanto durante el tercio de varas como el de banderillas, pasando apuros la cuadrilla y colocando los palos «estilo me la cargué», algún palo clavado casi en la misma testud. A la postre fue el que más pases se dejó dar, aunque fueran de uno en uno consiguiendo el matador algún que otro natural notable y meritorio. Lo pasaporta de una media, trasera y tendida
Plaza de toros de Cenicientos (3ª). 2ª de la Feria del Toro 2024: más de tres cuartos de plaza. Toros del Conde de la Corte: de impecable presentación pero sin raza, casta y hasta flojos
Incidencias: tras el paseíllo sonó el Himno Nacional. Saludó José Otero tras parear al tercero
Serafín Marín: silencio y silencio.
Jairo Miguel: saludo y silencio.
José Carlos Venegas: silencio y silencio.
Crónica: Santiago Román.