Uceda Leal y Robleño, por encima de la mansada goyesca de Las Ventas

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Pudieron pasear sendas orejas de no haber fallado con la espada tras unas faenas más que estimables a los únicos dos ejemplares con ciertas opciones de lucimiento, que fueron el primero y el cuarto.

Los veteranos diestros madrileños Uceda Leal y Fernando Robleño, que se anunciaron hoy mano a mano en la tradicional corrida goyesca del 2 de mayo de Las Ventas, se afanaron muy por encima de la acusada mansedumbre de los toros de la divisa de Valdefresno.

E incluso pudieron pasear sendas orejas de no haber fallado con la espada tras unas faenas más que estimables a los únicos dos ejemplares con ciertas opciones de lucimiento, que fueron el primero y el cuarto.

De las dos, la de mayor calidad artística fue la de Uceda al que abrió plaza, un toro que si marcó ya la acusada querencia a rajarse que, en mayor o menor medida, tuvo toda la corrida, al menos aguantó algunas series en los terrenos del 9, siempre cerca del burladero.

Uceda caló enseguida el son de nobleza que tuvo del de Valdefresno y se dejó ir con su relajada verticalidad para ligar muletazos muy templados, cerrando cada tanda con toreados pases de pecho y siempre dejando ver la clase característica de su concepto.
Aun así, también se acabó el toro refugiándose en las tablas, allí donde Uceda tuvo que cuadrarlo para pinchar en dos ocasiones con la espada y anulanr así las posibilidades de pasear el trofeo.

La faena más estimable de Robleño fue la del cuarto, un burraco reservón que comenzó gazapeando y punteando los trastos, defecto que le fue corrigiendo en parte el madrileño en un alarde de paciencia y buena técnica.

Pero fue justo mediado el trasteo cuando Robleño dio con la tecla adecuada, logrando ensamblar los muletazos a base de citar más sesgado y de llevar al manso por las afueras, ahorrándole así esfuerzos al reservado animal y calentando más al tendido. Pero, como a su paisano, y como en tantas otras tardes, los fallos con la espada le negaron un triunfo merecido.

El resto de esta ya típica goyesca madrileña, más animada en los tendidos que en el ruedo, se resume apenas en la declarada mansedumbre de una corrida que no quiso embestir y en la que tampoco desentonó de la media un sobrero de Pereda que también se negó al toreo, con constantes frenazos y coladas ane los que Robleño nunca volvió la cara.


FICHA DEL FESTEJO:
Cinco toros de Valdefresno, muy desiguales de volúmenes y muy parejos en su desrazado comportamiento y en su acusada querencia a tablas desde la salida. El primero, noblote y con cierta clase, y el quinto, que se movió con temperamento, ofrecieron algunas posibilidades. Y un sobrero de José Luis Pereda(2º), sustituto de un titular de vuelto, serio y a la defensiva.

Uceda Leal, de salmón y azabache: dos pinchazos y estocada trasera (ovación); estocada delantera tendida (silencio); y estocada perpendicular (silencio).

Fernando Robleño, de blanco y azabache: dos pinchazos y estocada desprendida (silencio tras aviso); pinchazo, pinchazo hondo y estocada honda desprendida (palmas tras aviso); y estocada delantera (silencio).

Entre las cuadrillas, que tuvieron una tarde poco afortunada, José Chacón, Andrés Revuelta y Fernando Sánchez saludaron en banderillas.

Corrida Goyesca del 2 de mayo, en tarde nublada y con más de tres cuartos del aforo cubierto (unos 18.000 espectadores). Asistió desde un burladero del callejón la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.


Crónica de PACO AGUADO para Agencia EFE

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