En estos últimos días y en las pasadas dos-tres semanas se ha hablado mucho, en los ambientes taurinos, sobre los indultos de los toros porque ha habido dos, uno en Valencia y otro en Illescas.
Es un tema complicado, que lo que admite largo y amplio debate, del que nosotros expondremos solo algunas reflexiones:
1 ) Los indultos están muy bien regulados en los Reglamentos Taurinos, y en todos se dice que se indultará el toro que sea excepcional en los tres tercios, con lo que estamos de acuerdo. Pero en la práctica los presidentes no siempre lo cumplen.
2) Algunos presidentes dicen que accedieron al indulto para evitar un altercado del orden público. Creo que es un argumento falaz, porque el público de los toros, educado y respetuoso, jamás ocasionaría dicha alteración pública; no pasa de gritar y agitar sus pañuelos.
«…Tal vez sea necesario redefinir lo que es «un comportamiento excepcional en el caballo» y, sin duda, es necesario exigir que se haga la suerte de varas bien…»
3) En la inmensa mayoría de los casos el tercio de Varas suele ser un paripé, incluso en plazas de primera. Lo habitual, en estas plazas, es dar un primer puyazo fuerte y en el segundo solo se señala. En las de segunda y tercera el único puyazo suele ser paripé en muchas ocasiones. Pongan atención a los toros de los maestros Miguel Ángel Perera y Juli, que se los dejan, prácticamente siempre, crudos.
4) Pero hay algo muchísimo más importante y es que por lo menos el 95 % de las puyas se ponen fuera del lugar correcto y por tanto pueden, y de hecho lo hacen, afectar al aparato locomotor del toro, alterando su capacidad para moverse. Se pica mal, generalmente los puyazos son traseros y /o caídos. Es lógico que pidamos un comportamiento del toro excepcional en el caballo, pero también debemos exigir que se pique bien, de lo contrario la valoración que se haga del comportamiento del toro no puede ser correcta.
«…Creo que es un argumento falaz, porque el público de los toros, educado y respetuoso, jamás ocasionaría dicha alteración pública; no pasa de gritar y agitar sus pañuelos…»
5) La inmensa mayoría de los toros indultados, que yo he visto, incluso en plazas de primera, no han hecho un tercio de varas excepcional (si entendemos por excepcional recibir 3-4 puyazos, arrancándose de largo, galopando y empujando con los riñones), entre otras razones porque no se les ha permitido, no se les han hecho las cosas correctamente. Por tanto no han sido excepcionales en los tres tercios. Añadiría que, «afortunadamente«, porque de haber recibido esos puyazos probablemente no hubiésemos visto la faena que vimos. Tal vez sea necesario redefinir lo que es «un comportamiento excepcional en el caballo« y, sin duda, es necesario exigir que se haga la suerte de varas bien. No entiendo como los ganaderos no lo exigen enérgicamente, todos en bloque.
6) Pues me pregunto, teniendo en cuenta como se torea hoy, lo que se les exige a los toros durante la lidia, en faenas de 50-60 muletazos, ¿cuántos toros los aguantarían después de tres-cuatro puyazos de verdad, arrancándose de lejos, aun siendo excepcionales? En muchos buenísimos toros, que han propiciado grandes faenas, si hubiesen recibido esos tres o cuatro puyazos, que exigen algunos para considerarles excepcionales, se hubiesen frustrado tales faenas. El toro es un ser vivo, no es una máquina, y por fuerte y bravo que sea tiene un límite. Hoy se le exige al toro en la muleta un esfuerzo terrible, muchísimo más de lo que se les exigía en los años sesenta-setenta, y no digamos antes.En cierta ocasión le oí decir al maestro José Antonio Campuzano, con toda la razón, que actualmente al toro se le pica con la muleta, porque se le exige una barbaridad. Eso es una realidad quiérase o no.
7) Se mire como se mire, hoy día, los públicos, los ganaderos y los toreros buscan un toro para la faena de muleta, que es lo más valorado. Saben que el tercio de varas cada vez pierde más importancia, entre otras razones porque no se hace bien. Es lo que pienso, aunque puedo estar equivocado, pero me lo tendrán que demostrar.
8) En nuestra opinión cuando el público lo pida de forma unánime, y estén de acuerdo torero y ganadero debe indultarse (salvo rarísimas excepciones), y luego el ganadero lo echará a las vacas o no según crea conveniente. ¡Ello nunca hará mal a la Fiesta!
Rafael Comino Delgado