Julián López “El Juli” ha cumplido esta temporada los 18 años. Como matador de toros, claro. Y la plenitud de esa mayoría de edad la resumió en Logroño con la faena de más solera de su temporada, en un tramo final en septiembre de placentera despaciosidad.
En este 2016, a Julián no ha parecido importarle abrir plaza en la mayoría de los carteles, facilitando la incorporación de los nuevos valores de la tauromaquia como Roca Rey, López Simón, José Garrido, David Galván, Ginés Marín o Álvaro Lorenzo. Tampoco ha puesto obstáculos para las sustituciones, aunque con ello también tuviera que encabezar la terna, con nombres como Javier Jiménez, Antonio Puerta o Rubén Pinar.
Y si no tenido inconveniente en dar paso a cualquiera de estos toreros, medirse con ellos y, desde luego, no ponerles las cosas fáciles en el ruedo, tampoco lo ha tenido para anunciarse con cualquier otro de características opuestas. Y respondiendo y triunfando como primera figura en días claves, como la tarde con José Tomás en San Sebastián.
La plenitud de su maestría, la claridad de ideas ante el toro, ser capaz de expresar parte de la tauromaquia que aún tiene en la cabeza, le ha otorgado una luminosa creatividad a su toreo, que ya andaba consolidada hace tiempo en la profundidad, la pasión y la maestría. Un resplandor sobre todo con el capote, donde puede que brille aún más su arte, manejándolo con tal perfección, tan sobrado, que se ha permitido incluso la creación de un nuevo quite. Una suerte nueva que el programa Carrusel Taurino bautizó como las julinas, quite de pocos fuegos artificiales y sí de una enorme expresión artística.
Comenzó la temporada arrasando en Valencia, mano a mano con López Simón. El coso de Xátiva se ha convertido en talismán para El Juli, alzándose triunfador de Las Fallas casi todos estos últimos años.
Tras triunfar en Arles (otra plaza donde su estadística como matador de toros abruma con 17 salidas en hombros, como en Valencia, además de cinco rabos), regresó a Sevilla tras dos interminables años de ausencia. Y una vez, el paso de Julián en la Maestranza fue ejemplar. El primer día estuvo cerca de abrir la Puerta del Príncipe, y en su segundo paseíllo fue herido cuando estaba metiendo en el canasto a un complicado toro de Cuvillo.
Tras un viaje fugaz a México para poner el “no hay billetes” en Aguascalientes, volvió a arrasar en una plaza muy suya, Nimes, con otra Puerta de los Cónsules. Y llegó Madrid. Sin opciones el primer día, surgió un clima hostil en su segunda comparecencia, incluso desde el paseíllo, tras un cambio de ganaderías. Con todo a la contra, Julián se inventó una faena de premio, soberbia por naturales, a un toro de El Vellosino de 630 kilos.
Con buenas e inesperadas sensaciones se presentó en Toledo para salir en hombros. Y en Granada hizo su debut como ganadero en corrida de toros, festejo en el que también intervino como torero.
Tres orejas paseó en Sanlúcar, tres más en Aranjuez, mano a mano con Morante, y otras tres en Badajoz.
El 9 de julio también triunfó en Arévalo, pero junto a sus compañeros desistió en salir a hombros tras conocer la fatal noticia del fallecimiento de Víctor Barrio. A él dedicó el triunfo en Pamplona, con el brindis y mostrando las dos orejas de un toro de Victoriano del Río al cielo. Al borde de las lágrimas, emocionaron sus palabras en los micrófonos de Movistar+. Fue la salida en hombros número once de El Juli en Pamplona: Impresionante.
Puerta grande en Santander tras desorejar a un toro de Garcigrande. Y cinco salidas en hombros consecutivas en Pontevedra, Gijón, Ciudad Real, Dax y San Sebastián. Estas dos últimas el mismo día, el 14 de agosto. En el coso de Illumbe se medía con José Tomás, y bajo un ambiente de histórica expectación, El Juli se llevó la tarde, saliendo por la puerta grande tras cortar las dos orejas del primer toro de su lote.
En Cuenca también triunfó, la tarde de la vuelta por un día de Cristina Sánchez. Ovacionado, pero sin opciones de triunfo en Bilbao. En Málaga mostró su nuevo quite: las julinas. Suerte que volvió a realizar en Almería, en una de sus tardes grandes del año, cuajando un faenón a un gran toro de Zalduendo.
Tras mostrar su maestría en Sanse, tuvo lugar en Valladolid la corrida homenaje a Víctor Barrio, festejo de seis toros para seis figuras del toreo. El Juli cuajó de principio a fin a un toro de Garcigrande del que paseó las dos orejas.
Tres orejas, con petición de cuatro, paseó en Murcia en otra tarde para enmarcar. Y una oreja en su segunda comparecencia en Pucela, mismo premio que en Salamanca.
Puerta grande por naturales en Albacete. Y tarde referencia en Logroño, con la ya inolvidable faena a un toro de El Vellosino que marca un estilo y unas formas de plenitud artística de Julián López “El Juli”. Lástima que acabara la temporada tan pronto. Por primera vez en muchos años no toreó en la feria del Pilar de Zaragoza, una plaza clave en la trayectoria del maestro madrileño, para poder rematar tan magnífica temporada.