A lo largo de la historia ha habido, y actualmente hay, grandes toreros, muy completos, casi perfectos, pero un torero ideal, que reúna absolutamente todas las virtudes no ha existido, ni existe, ni existirá. Por muy completo que un torero sea siempre destacará más en unos aspectos que en otros, siempre tendrá algún punto más débil. Eso es así en el Toreo y en la vida en general.
Por tanto el torero ideal tendríamos que formarlo tomando lo mejor de cada uno de los mejores. Pero resulta que, por otra parte, el torero ideal será diferente para cada aficionado, porque cada uno tendrá gustos diferentes y opiniones diferentes, todas ellas aceptables y respetables.
Hechas esta puntualizaciones, como es natural, yo tengo mi torero ideal, que les expondré, y seguro que habrá algunos lectores totalmente de acuerdo conmigo, otros parciamente de acuerdo y otros totalmente en desacuerdo. Es lógico y es lo de esperar, pero aun así les diré como sería mi torero ideal.
Vamos a ello. Estoy viendo toros desde el año 1950, y desde esa fecha he visto a todos los que han representado algo en el mundo del toro, por tanto formaré mi torero ideal tomando lo mejor de los que yo he visto.
Mi toreo ideal sería, pues, el que tuviera:
-La cabeza, la torería, la clase, la facilidad y la espada de Paco Camino
-El valor de Diego Puerta
-La calidad, la elegancia y la estética de Finito de Córdoba
-La técnica y el magisterio de Enrique Ponce
-La raza de Palomo Linares
-La entrega, honradez profesional y pundonor de Juan Jose Padilla
-La personalidad, impacto social y carisma de Manuel Benitez «El Cordobés
Paco Camino es el toreo con más torería y mas inteligencia en la plaza que yo he visto. Todo lo hacía con gran clase y una facilidad apabullante, le salía espontáneamente como el respirar. Nació torero porque torero le parieron. Además mataba los toros con una perfección y sencillez impresionantes. Le admiré desde que le vi por primera vez y siempre le he admirado.
Toreros valentísimos ha habido muchos y hay muchos, pero aún así a mí el que más me ha impresionado en este aspecto ha sido Diego Puerta. La épica tarde de los miuras en Sevilla (30-Abril-1960) la tengo grabada en mi intelecto para siempre.
Hablar de Finito es hablar de máxima calidad, del obligado referente en calidad, al menos, desde mi punto de vista. Toreros con la calidad, la elegancia, la estética, de Finito nacen muy de tarde en tarde. Doy por seguro de que pasaran muchos años, tal vez siglos antes de que un torero no ya supere, sino, iguale e Finito en este aspecto.
Sobre la técnica y el magisterio de Enrique Ponce no hay mucho que decir, pues lo lleva diciendo él, en los ruedos, durante más de 25 años. No he visto a ningún torero que sea capaz de hacer faena a tantos toros como hace Ponce. Se puede decir, con razón, que es un catedrático en Tauromaquia.
Los aficionados más jóvenes no llegaron a ver a Palomo Linares en los ruedos, pero toreros encastados y enrazados (fuera y dentro de la plaza) como él yo he visto a muy pocos. Salía siempre a estar por encima de los demás, poniendo su vida en riesgo extremo para lograrlo. Debo de reconocer que también Jaime Ostos me impresionaba por su enorme raza.
El maestro Juan José Padilla es un caso único en pundonor, entrega y honradez profesional. Vestido de torero, en la plaza, da todo lo que humanamente tiene con objeto de satisfacer a los que han pagado una entrada para verle, lo mismo en Madrid que en una portátil. Es un ejemplo para todos los que quieran ser toreros, como vive su profesión, con qué intensidad, con qué pasión y con qué honradez.
Finalmente si al torero resultante de mezclar todo lo hasta ahora expuesto le añadimos la personalidad arrolladora, el carisma y el impacto social que tenía El Cordobés, sacaríamos un genio, que acabaría con los antitaurinos y con todos los espectáculos en cinco minutos. Soñar cuesta muy poco.
Rafael Comino Delgado