Juan Belmonte

PREMIOS JUAN BELMONTE

José Antonio Campuzano, El Cordobés y Juan José Padilla, trofeo Juan Belmonte 2023

La ganadería Julio de la Puerta, Toromedia y El Ecijano también han sido distinguidos en estos prestigiosos premios

La Tertulia Taurina JUAN BELMONTE Cañada de Rosal ha fallado sus Premios 2023, la décimo primera edición de estos prestigiosos trofeos desde su creación.

Los Premios son los siguientes:

Como ganador del XI TROFEO JUAN BELMONTE aparece José Antonio Campuzano en el cincuentenario de su alternativa.

Manuel Díaz ‘El Cordobés’ es acreedor del trofeo Belmonte por sus 30 años de matador y su adiós al toreo.

El jerezano Juan José Padilla también es premiado por una trayectoria torera de superación y entrega durante toda su vida.

En el apartado de ganaderías se le concede el premio a Julio de la Puerta, que este año se ha caracterizado por una sensacional campaña de regularidad e indultos.

Como medio de comunicación se premia a Toromedia, en la persona de su creador y director, el periodista José Enrique Moreno.

Todos los años se entrega Mención especial a algún taurino reconocido y en esta edición lo recibirá el torero Guillermo Gutiérrez ‘El Ecijano’.

También se da la circunstancia de que el acto de entrega de trofeos será en Cañada Rosal, al igual que se hiciera en la  inauguración de la Tertulia en presencia del primer premiado Curro Romero.

Durante estos años el Trofeo Belmonte ha ido a parar a manos de toreros de la talla de Litri, El Viti, Manuel Benítez ‘El Cordobés’ y José Fuentes, entre otros muchos.

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Morante de la Puebla se alza con el X Trofeo Juan Belmonte

Tomás Rufo, la ganadería de La Quinta y el Diario ABC de Sevilla entre los premiados.

La Tertulia Juan Belmonte de Cañada Rosal ha decidido a través del jurado compuesto por sus miembros conceder el Trofeo Juan Belmonte en su X Edición al torero de la Puebla del Río, José Antonio Morante por “sus veinticinco años del alternativa y por su artística trayectoria en un año especial e intenso”.

En el apartado de Torero Revelación se le ha concedido al matador Tomás Rufo que “en solo un año se colocado en las principales ferias, con éxitos y salida a hombros por la Puerta del Príncipe”.

En el apartado de ganaderías la premiada este año es la de La Quinta. “encaste santacolomeño con una gran regularidad, bravura y triunfos”.

En esta edición el medio de comunicación premiado es el Diario ABC De Sevilla por la “especial atención que ha dedicado a lo largo de los años a la información taurina”.

Entre los premiados en estos diez años de la  Tertulia Juan Belmonte de Cañada Rosal poseen este trofeo los matadores como Curro Romero, El Viti, José Fuentes, El Cordobés, Miguel Báez Litri, entre otros.

La entrega de estos premios se celebrará como es habitual en la Real Venta de Antequera de Sevilla en el próximo mes de noviembre.

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fenomeno Juan Belmonte desembarca

Juan Belmonte, sesenta años de la muerte de un mito

Juan Belmonte aún tuvo tiempo de escuchar misa antes de emprender el viaje a su finca utrerana.

El diestro Juan Belmonte se quitó la vida el 8 de abril de 1962, este viernes hace 60 años, en su cortijo utrerano de ‘Gómez Cardeña’ después de repasar el ganado por última vez y encerrarse en su despacho para dispararse con una pequeña pistola que conservaba desde su juventud.

Era Domingo de Pasión y Sevilla andaba inmersa en los preparativos de la Semana Santa, a sólo siete días del Domingo de Ramos, aunque el torero, próximo a cumplir los setenta años y ajeno a toda esa parafernalia, se había encaminado por la mañana al incipiente barrio de Los Remedios para visitar a Enriqueta, el último amor de su vida.

Llevaba consigo un sobre con dinero, una caja con varios objetos personales –unos curiosos portacalcetines, un bolígrafo de oro y una pitillera – y algunas fotos dedicadas. Toda Sevilla conocía aquel amor crepuscular del viejo matador que vivía, en la práctica, separado de su mujer, Julia Cossío.

Enriqueta Pérez Lora había llegado a la vida de Belmonte tras un matrimonio desgraciado y, ayudada por las monjas adoratrices, había recalado en el servicio de Gómez Cardeña en 1942 con sólo 22 años. Allí la conoció el diestro y no tardarían en comenzar una relación que no siempre fue continua pero sí larga en el tiempo: aquel Domingo de Pasión ya había cumplido 42 años.

Juan Belmonte aún tuvo tiempo de escuchar misa antes de emprender el viaje a su finca utrerana. Almorzó en solitario y volvió a salir al campo a repasar el ganado antes de poner en marcha el grupo electrógeno que daba luz al cortijo. Se encerró en su despacho, prácticamente entre dos luces. No tardaría en oírse una sorda detonación.

“Que no se culpe a nadie de mi muerte”, rezaba un papelito junto al cadáver, que aferraba el arma. Belmonte se había disparado en la cabeza bajo el cuadro que le había pintado Ignacio Zuloaga vestido de grana y azabache. Asunción, su fiel ama de llaves, fue la que encontró su cuerpo.

“Sólo te faltaría morir en la plaza”, le había espetado en sus comienzos Ramón del Valle Inclán, a la cabeza de ese grupo de intelectuales del 98, enamorados de la leyenda del quincallero de Triana que se había curtido en el oficio echando la capa a las reses encerradas en la dehesa de Tablada.

A esas alturas, poco quedaba de aquel anarquista de la Cava, convertido en propietario y en un personaje más del rico universo humano de la Sevilla de mitad del siglo XX.

La noticia empezó a correr como la pólvora y muy pronto, a pesar del silencio oficial, se supo que en su muerte no había causas naturales. El cardenal Pedro Segura llegó a exigir a la familia del diestro una declaración jurada de muerte natural para poder enterrarlo en la tierra sagrada que estaba vedada a los suicidas por la iglesia preconciliar.

La finca pronto se llenó de amigos y curiosos. A Belmonte le amortajaron con una túnica de la Hermanad del Cachorro después de llevárselo a Sevilla. Lo enterraron el martes. La comitiva fúnebre se detuvo delante de la Maestranza.

Luego quisieron llevar el cadáver a la Cava de Triana donde se había criado el torero. Llegaron a cruzar el puente, pero se convenció a los entusiastas de que no era conveniente seguir dando tantas vueltas y se rezó un responso en la Capillita del Carmen antes de ser enterrado en el cementerio de San Fernando.

Una figura inconfundible del paisaje humano de Sevilla acababa de entrar en la historia: se agigantaba su leyenda y nacía ese mito que ya había cimentado el prestigioso periodista Manuel Chaves Nogales en su ‘Juan Belmonte, matador de toros’, que trazaba la biografía novelada sin saber que aquel final de libro se le había quedado por escribir.

Medio siglo antes, la muerte ya se había llevado la vida de Joselito en el ruedo de Talavera en plena juventud y en la cúspide de ese trono absoluto sobre la fiesta que tuvo su contrapunto en la genial irregularidad de Belmonte. Pero la muerte había respetado al trianero a pesar de las innumerables cogidas que sufrió a lo largo de su carrera.

Pero, ¿por qué se quitó la vida Juan Belmonte? César Jalón, el imprescindible crítico taurino que firmaba sus crónicas como Clarito, apunta en sus memorias algunas hipótesis realistas: “la angustiosa enfermedad de Julio Camba y del marqués de Villabrágima le parecía inhumana: ¡Eso se debía de cortar! ¡Eso se… se… corta! Y él vivía preocupado por un amago de parálisis facial”.

Clarito también alude a la especial personalidad del grandioso matador, “hermético, de constante introversión, fue siempre en medio de su familia y de su mundo un solitario”, sin que se pueda saber a ciencia cierta que podría estar rumiando en su universo interior. Son muchas dudas y una sola certeza: Belmonte se quitó la vida voluntariamente sólo una semana antes de cumplir 70 años.

Álvaro Rodríguez del Moral (AGENCIA EFE)

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Por culpa de unos ojos negros

Articulo de Salvador Giménez en El Dia de Córdoba

Con 19 años recién cumplidos, Joselito El Gallo se había encumbrado en lo más alto de la torería. Su sapiencia, su estilo clásico y poderoso ante los toros habían sido los avales para llegar a la cima. No habían transcurrido 48 horas desde la gran gesta. La tarde del 3 de julio de 1914, el joven matador había brindado una tarde histórica. Fue en la desaparecida plaza de toros de la Carretera de Aragón, en la capital de España.

Solo se bastó para matar siete toros, dio lidia al sobrero, de Vicente Martínez, en una fecha que aparece grabada con letras de oro en los anales de la tauromaquia. Joselito brilló durante toda la tarde en lidias completas en los tres tercios, sentando las bases del toreo moderno que luego, años más tarde, Manolete perfeccionaría y llevaría hasta el extremo total.

José, emborrachado de éxito y sabedor de lo realizado en Madrid, viaja a Barcelona. En la plaza de las Arenas, hoy convertida en un horripilante centro comercial, se anuncia para matar toros de Pérez de la Concha, alternando con Juan Cecilio Punteret y Juan Belmonte. La expectación es máxima. El público catalán, sabedor de lo realizado por Joselito en Madrid, ha agotado el taquillaje. La Ciudad Condal es un hervidero. Todos quieren ver a Joselito y comprobar la torería de quien dicen es el rey de los toreros.

En la habitación del hotel, Caracol, su fiel mozo de estoques, ha dispuesto un terno tabaco y oro. Como todos los de Gallito está cosido por el prestigioso sastre Uriarte.

Joselito está eufórico. Consciente de lo hecho dos días antes en Madrid, pretende ratificarlo en Barcelona. Confía en su oficio, adquirido desde niño y asimilado por su gran conocimiento de los toros. Ya tiene el éxito y la gloria, pero no quiere ser flor de un día; su amor propio y su concepto puro del toreo le hacen saber que lo difícil no es llegar, la meta es mantenerse en el lugar de privilegio que ha alcanzado.

Llega Gallito a las Arenas. En el patio de caballos todo son palmas y enhorabuenas, hasta que el aficionado y partidario de Belmonte, Luis del Castillo, reprocha algo al torero. Gallito, picado en su amor propio, toma por las solapas de la chaqueta al aficionado y le espeta: «En el ruedo voy a demostrar la clase de torero que soy y la lección que le voy a dar no se le va a olvidar nunca».

Las cuadrillas parten plaza. Los tendidos están abarrotados. Punteret está muy valiente en su primero. Intenta el lucimiento y lo consigue por momentos. Con la espada no está acertado. Punteret es cogido en dos ocasiones al intentar la suerte. Finalmente, con el auxilio de Joselito, consigue con el descabello acabar con su oponente. Pasa a la enfermería para ser atendido y sale una vez asistido con un aparatoso vendaje en la cabeza.

Joselito está en plena lidia con el segundo de la suelta. Se luce en el toreo a la verónica, así como en el tercio de quites. Quiebra un gran par de banderillas y repite la suerte con otro al cuarteo memorable. De «colosal» calificó la prensa de la época el trasteo con la muleta, con pases de todas las marcas. Las palmas echan humo. Intenta cuadrar a Coletero –así se llamaba el toro– pero es difícil.

En un momento en el que el animal se detiene, Gallito monta la espada y ataca dispuesto a poner la rúbrica a tan lúcida labor torera. El toro le corta el paso y con el pitón izquierdo le prende por el muslo derecho. Una vez en el suelo, el animal se ceba con él.

Joselito no puede levantarse. Punteret acude presto al quite del compañero, siendo herido por Coletero en los estertores de la muerte. Ambos espadas son conducidos a la enfermería. Belmonte se queda en solitario con los cuatro restantes, no brillando en el conjunto de su actuación.

Joselito es atendido por el doctor Martínez Vargas, quien le cura de una herida en el muslo derecho de diez centímetros, así como de una contusión en el hombro, comprobándose más tarde la fractura de la clavícula. Punteret tiene una herida por asta de toro en la región escrotal. Joselito, una vez curado, es llevado al hotel donde inició la recuperación.

Por este percance, uno de los más graves de los sufridos en su carrera, perdió un buen número de contratos y permaneció siempre en su recuerdo. Tanto que, en unas confesiones al crítico El Caballero Audaz, le llegó a afirmar: «La cogida que tuve en Barcelona, que me partí la clavícula, fue por culpa de unos ojos negros«. El escritor le pregunto: «¿Qué te llamaron la atención en la plaza?» Contestándole Gallito: «No, que había pasado toda la noche mirándome en ellos».

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1 Aula Chicuelo

‘Chicuelo’ inauguró las XVIII Lecciones Magistrales del Aula Taurina de Sevilla

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‘Chicuelo’ inauguró las XVIII Lecciones Magistrales del Aula Taurina de Sevilla

La asociación sevillana para el fomento de la Fiestaentre la juventud, Aula Taurina, celebró ayer, martes 12 de febrero, la primera charla de la XVIII edición de su anual ciclo de ‘Lecciones Magistrales’ que, patrocinado por la Real Maestranza de Caballería, se celebró en el Salón de Carteles de la plaza de toros de Sevilla y que con la exquisita moderación de Álvaro Rodríguez del Moral (Correoweb.com) tuvo como protagonista la figura del matador de toros sevillano Manuel Jiménez Moreno ‘Chicuelo’ en un coloquio centrado por el novillero Manuel Jiménez Amador ‘Chicuelo’ (Nieto de Manuel Jiménez ‘Chicuelo’) y titulado ‘Chicuelo en el Centenario de su Alternativa’. 

El acto, estuvo presidido por el Diputado de Plaza de la Real Corporación, Luis Manuel Halcón y de la Lastra y por el Presidente de Aula Taurina, Miguel Serrano.

Álvaro Rodríguez del Moral, queexcusó la no comparecencia de Rafael Jiménez Castro ‘Chicuelo’ por culpa de un proceso gripal, realizó un recorrido histórico de la figura de Chicuelo’respondiendo el nieto del matador Con transparencia y voz pausada. Habló de la infancia, sus comienzos en el toreo, la admiración por su maestro Gallito, su alternativa en Sevilla, su toreo de capa y sus espejos”.

Manuel Jiménez comentó durante la tertulia “La relación existente con Joselito ‘El Gallo’ y Juan Belmonte. El ‘Pasmo’ le dio la alternativa el 28 de septiembre de 1919 y él apadrinó a Manolete el 2 de julio de 1939. En esos 20 años se cocinó toda la modernidad de la Fiesta, de Joselito y Belmonte al monstruo de Córdoba. Entretanto, mi abuelo se adelantó al tiempo del toreo con la faena al toro ‘Corchaíto’ de Graciliano Pérez Tabernero, un 24 mayo de 1928, en la plaza antigua de Madrid ‘Carretera de Aragón”.

En otro orden de cosas,Jiménez Amador disertó sobre La Edad de Plata del Toreo, de la fuerte competencia entre los espadas y de la dureza de un toro muy exigente. Sobre su tío Eduardo Borrego ‘Zocato’, que lo apoderó y lo inició en el toreo. Del matrimonio con la artista Dolores Castro Ruiz ‘Dora la Cordobesita’, inmortalizada por Romero de Torres”.

Manuel Jiménez Amador, también repasó La presentación en Sevilla, un Sábado Santo. ​La anécdota con Juan Luis de la Rosa, que tomó la alternativa el mismo día pero con media hora de diferencia. -El primero en la Maestranza y el segundo en la Monumental.  La retirada el 1 de noviembre de 1951 en Utrera (Sevilla), con toros de Concha y Sierra, otorgando la alternativa a Juan Doblado y Juan de Dios Pareja Obregón. Los cuatro rabos que cortó en Sevilla, las 70 actuaciones en México, con especial énfasis en los toros ‘Pintor’ y ‘Dentista’. Las  78 tardes que hizo el paseíllo en Madrid”.

El diestro de la Alameda de Hércules recibió en sus “31 años de profesión, 29 cornadas, de las cuales 7 fueron de extrema gravedad. Este genial torero sufrió también una incomprensible valoración y ha sido uno de los toreros peor tratados por la historia. Tal vez porque Manuel Jiménez Moreno ‘Chicuelo’ no murió por un toro o porque no era reconocido por los intelectuales de aquella época”. Aseveró Manuel Jiménez Amador.

La Lección Magistral dedicada a ‘Chicuelo en el Centenario de su Alternativa’ fue “Ejercicio público de buena palabra, sensatez y humildad de quien ha sido el creador del ritmo del toreo moderno. Una ocasión única para conocer y profundizar en la tauromaquia del precursor de la escuela sevillana”.

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Las XXXIII Jornadas Taurinas de Osuna homenajean a Chicuelo

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Del 18 al 22 de febrero el Salón de Actos de la Casa de la Cultura de la localidad sevillana de Osuna albergará la XXXIII edición de sus Jornadas Taurinas, dedicadas, en esta ocasión, a Manuel Jiménez “Chicuelo” al cumplirse el primer centenario de su doctorado en la Maestranza hispalense.

Las actividades, organizadas por el Círculo Cultural Taurino de Osuna en colaboración con el Ayuntamiento del referido municipio, son las siguientes:

Lunes 18 de febrero: Inauguración de las XXXIII Jornadas Taurinas de Osuna, con la apertura de la exposición de pintura “Del Impresionismo al Toreo”, de Antonio Santana Soto. Dicha muestra se podrá visitar a lo largo de toda la semana, hasta el viernes 22 de febrero.

Martes 19 de febrero: Homenaje a Chicuelo. Intervendrán Rafael Jiménez Castro “Rafael Chicuelo”, Manuel Jiménez Amador “Manolo Chicuelo”, Francisco José Jiménez Amador “Curro Chicuelo” y Manuel Escalona Franco.

Miércoles 20 de febrero: Los Presidentes de la Real Maestranza de Sevilla. Tomarán la palabra los cuatro Presidentes del coso del Baratillo, es decir, Gabriel Fernández Rey, Fernando Fernández-Figueroa, Ana Isabel Moreno Muela y José M. Luque Teruel. El periodista taurino Carlos Crivell será el moderador de la tertulia.

Jueves 21 de febrero: 18:00 horas. Plaza de toros de Osuna. Descubrimiento del azulejo como premio a la mejor faena de la pasada Feria Taurina de Osuna a Manuel Jesús “El Cid”.

Jueves 21 de febrero: Coloquio con los triunfadores del serial de 2018, los ganaderos Eduardo Miura y Kiko Terrón, el diestro Manuel Jesús “El Cid” y el banderillero José Luis López “Lipi”. En este caso, el moderador será el periodista José Enrique Moreno, Director de Toromedia.

Viernes 22 de febrero: Mano a mano entre los matadores de toros Rafael Rubio “Rafaelillo” y Curro Díaz. La presentación de la charla correrá a cargo del periodista de Canal Sur, Juan Belmonte.

Salvo el acto ya indicado que tendrá lugar en la plaza de toros de Osuna, el resto darán comienzo a las 20:00 horas.

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