Morante de la Puebla abraza la gloria de la puerta grande de Madrid

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MADRID . LAS VENTAS

 

Redacción Ángel Estévez.

Morante de la Puebla abraza la gloria de la puerta grande de Madrid.

 

Puerta grande para Morante en tarde de mucho contenido del torero de la Puebla del Río. Fernando Adrián ofreció una gran tarde y a punto estuvo de abrirla pero el quinto no aguantó lo necesario, mientras que a Borja Jiménez no le apareció la suerte. Buena corrida de Juan Pedro Domecq.

Morante de la Puebla fue obligado a saludar una ovación tras romperse el paseíllo.

 

«Sacristán» fue un colorado de Juan Pedro Domecq con 605 kilos de peso, en el que se vio que Morante venía motivado, inspirado y concentrado. Le sopló verónicas sublimes en el recibo, sin ligar porque el toro no repetía, y después chicuelinas rematadas con una media y una larga eterna. Cumplió en varas el de Juan Pedro , entregado en un largo primer puyazo, y más medido en el segundo. Hubo quite de Morante, a la verónica, y en su turno, otro de Fernando Adrián por gaoneras , y el toro respondió. En banderillas «Sacristán» mantuvo su buenas embestidas y comenzó faena Morante con ayudados por alto torerísimos, y un pase de pecho eterno. Y lo demás no se puede explicar, aunque lo voy a intentar; hondura, temple, torería, colocación, esencia, arte… El toreo en definitiva. El toro aguantó aún costándole irse de la suerte cuando se lo citaba más en corto, pero Madrid rugía, temblaban los cimientos. La espada no cayó en todo lo alto pero se tiró Morante de verdad, y bastó para que cayera la oreja.

 

Al segundo, «Pardillo» de nombre, castaño de capa, y con 561 kilos de peso, lo toreó Fernando Adrián a la verónica en el recibo capotero. Verónicas sensacionales. En el caballo «Pardillo» fue un buen toro, empleándose con fijeza y metiendo los riñones. Quitó por chicuelinas de manos bajas Borja Jiménez, y se vio la calidad del de Juan Pedro Domecq. Comenzó faena rodilla en tierra el torero madrileño y en el tercio le enjaretó una buena serie de derechazos pero se vio que el animal tenía poco gas. Entonces fue cuando Adrián tuvo que enfrentar el hándicap de hacer olvidar lo que había hecho Morante en el primero y, poquito a poco, de uno en uno, cuidando al animal y llevándolo largo y templado, lo fue haciendo. Y luego lo apretó, con una rotunda serie de derechazos y unas ajustadas bernardinas cambiando el viaje del toro. La espada entró, cayó el toro y también una oreja justa.

El tercero era un toro chorreado en morcillo listón de nombre «Ollero», y con 566 kilos de peso, al que recibió Borja Jiménez a la verónica. ¡Y qué verónicas! Toreando de verdad. Con la tarde encarrilada lució al toro Borja Jiménez y el toro se comportó con bravura y fijeza , pronto y empujando abajo. Comenzó obra Borja Jiménez apretando al de Juan Pedro y ahí se acabó. El animal se fue viniendo abajo, perdió las manos y se apagó. Lo intentó el sevillano pero ni con arrimones. Dejó un pinchazo y el animal se dió por vencido. Silencio.

 

Salió «Lírico», el cuarto, de 582 kilos de peso, grande y con cuajo pero de menos trapío. No se dejó torear en el recibo de Morante. Blandeó en varas sin entregarse en el peto, le bajaron las manos en la lidia para que se cayera, y no se cayó porque no se entregaba, y se defendió en banderillas. Y cuando los ánimos estaban bajos, comenzó faena Morante por doblones, con una embestida desordenada y fea por parte de animal. Lo fue haciendo Morante con temple, midiendo las distancias y la colocación precisa y lo apretó después cuajando varías series de buena factura. Pero entonces el de la Puebla se la echó a la zurda y surgieron cuatro naturales sublimes, tremendos, insuperables. La plaza en pie. Luego el toro se vino a menos, pero no hubo menos sabor y torería en la obra. Una serie al natural, de frente, cerró la enorme faena. La espada cayó caída, incluso baja, pero Madrid le debía una puerta grande a Morante. La oreja que no le dieron la anterior tarde, la obra al primero, los naturales a este cuarto… José Antonio Morante de la Puebla abrió, por fin, la puerta grande de Madrid.

 

Cuando salió el quinto, «Archivero» de nombre, de 612 kilos, tuvo que recordar al público Fernando Adrián que él también tenía la puerta grande entre abierta, y lo hizo con tres faroles de rodillas, verónicas a pies juntos y chicuelinas rematadas con revolera, en el recibo. Galleó por chicuelinas para llevar al toro al caballo y el animal respondió. Lo lució en el segundo puyazo viendo la entrega y bravura del toro. En banderillas el cornúpeta mantuvo el buen tranco y Fernando Adrián comenzó faena en los medios con pases cambiados y derechazos, todo esto de rodillas. Luego apretó al de Juan Pedro Domecq y la faena fue bajando de intensidad pero aún hubieron series de mano baja y profundidad. Quizá exigió demasiado al animal demasiado pronto,y la faena fue bajando el tono. Aún estaba presente la posibilidad de una doble puerta grande cuando llegó el arrimón de Fernando Adrián pero el acero se fue muy bajo. Finalmente todo quedó en silencio.

 

El sexto se llamó » Acolchado», listón chorreado en morcillo de 573 kilos, que no dejó lucirse a Borja Jiménez en el saludo. Bravo en varas el de Juan Pedro Domecq y gran tercio protagonizado por Tito Sandoval. Pero ahí se acabaron las ilusiones. El toro se vino abajo al poco de comenzar faena Borja Jiménez, embistiendo lo poco que lo hacía, con mal estilo. Por si fuera poco, Borja Jiménez no atrevió con el acero. Silencio.

 

FICHA DEL FESTEJO

Domingo, 8 de junio de 2025. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Corrida de La Beneficencia. Festejo fuera de abono. Lleno de ‘No hay billetes’.

Toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presencia. Con clase superior y medido fondo el primero; con clase y fondo el segundo; con calidad pero sin empuje el tercero; de duración escasa el cuarto; noble y sin fuelle el quinto; de nobleza insulsa el sexto.

Morante de la Puebla, de azul noche y azabache: Oreja y oreja

Fernando Adrián, de negro y oro: Oreja y silencio

Borja Jiménez, de grana y oro: Silencio tras aviso y silencio

 

Foto Galería Pablo Ramos

 

 

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