Zapato de Oro 2018

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Tres orejas en una tarde muy completa para cerrar feria en Arnedo

Tres orejas, una por coleta, fue el balance de la quinta y última novillada del «Zapato de Oro» de Arnedo (La Rioja), una tarde muy completa y en la que se vieron cosas muy interesantes, sobre todo a cargo de Rafael González y Manuel Diosleguarde.

Rafael González protagonizó dos actuaciones diametralmente opuestas. Con su noble y blando primero, el madrileño anduvo tesonero pero sin decir absolutamente nada a lo largo de un trasteo innecesariamente largo y en la que únicamente pudo andar en labores de enfermero, es decir, sujetando al utrero a media altura.

Pero con el cuarto cambió el panorama. Se le vio con muchísimo más compromiso ya desde el saludo capotero, en el que intercaló verónicas de hinojos, otras de pie, gaoneras y faroles, además de un ajustado quite de frente y por detrás.

De rodillas volvió a iniciar la faena de muleta, con dos series en redondo muy bien ejecutadas. Recuperada la vertical siguió por el derecho toreando muy encajado, muy de verdad, pasándoselo (al novillo) muy cerca. Al natural le costó algo más, pero tras dos desarmes volvió por ese lado para pegarle varias tandas muy templadas y de mano baja,

A todo esto, el animal, encastado y con transmisión, dio también importancia a la labor de González, que acabó faena con un epílogo de cercanías y una buena estocada. Oreja de ley.

Francisco de Manuel cortó una orejita muy amable a su primero, un novillo que colocaba muy bien la cara y con un punto de casta, aunque acabara aburriéndose al final. Quizás esto se debió a la falta de concreción del madrileño, perdido entre series por el derecho sin rematar y otras al natural también sin romper. Labor intermitente, finiquitada de un pinchazo y un soberbio espadazo.

No mejoró el panorama con el quinto, un novillo manejable con el que se volvió a ver a un De Manuel demasiado despegado y ventajista a lo largo de otra faena llena de desigualdades.

Manuel Diosleguarde demostró tener un concepto muy bien, muy puro y clásico. Se vio ya en su noblote primero, al que toreó primorosamente bien sobre ambas manos. Compone muy bien la figura este salmantino, que también tiene temple, encaje y gusto en la interpretación, amén de una muñeca prodigiosa. Importante toque de atención, que le valió para pasear un merecido trofeo.

Lástima que no pudiera rematar con el sexto, un novillo que quedó muy tocado de los cuartos traseros tras su paso por el caballo, lo que condicionó que la faena de Diosleguarde, de largo metraje, no pasara de los detalles sueltos.

FICHA DEL FESTEJO.- Novillos de Fernando Peña, de desiguales hechuras y remates, algo pobres por delante y de juego también variado. El mejor, el encastado cuarto, ovacionado en el arrastre. Noble pero sin fuerzas, el primero; encastadito y a menos, el segundo; noble pero medido de raza, el tercero; manejable sin más, el quinto; y deslucido el sexto, que se lastimó en el caballo.

  • Rafael González, silencio tras aviso y oreja.
  • Francisco de Manuel, oreja y silencio.
  • Manuel Diosleguarde, oreja y ovación.

En cuadrillas, Jarocho clavó dos pares muy buenos al primero, aun sin llegar a saludar, algo que sí hizo Elás Martín tras banderillear al tercero.

La plaza registró algo más de un cuarto de entrada

AGENCIA EFE><>< FOTO CLUB TAURINO DE ARNEDO

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Plaza de toros de Arnedo

Tarde soporífera con siete novillos descastados en Arnedo

La cuarta novillada de la Feria del Certamen del Zapato de Oro de Arnedo (La Rioja) ha estado marcada por la falta de casta de los siete novillos, los seis previstos y un sobrero, que salieron a la plaza, lo que deparó una tarde soporífera y para el bostezo del público.

El novillero de Écija Ángel Jiménez comprobó a la primera cómo iba a ser la tarde; su novillo tuvo que ser devuelto al poco de salir, ya que se derrumbó antes de entrar al caballo.

Le sustituyó el programado en cuarto lugar, que fue deslucido y solo vistoso en el saludo en el capote; ante él el andaluz realizó una faena plana, por el pitón derecho, y con el toro siempre con la cara arriba, con lo que no hubo emoción y acabó con una estocada trasera.

El segundo novillo fue otro inválido, que evidenció su falta de fuerzas desde el saludo con la capa; se derrumbó en cada una de las series, mostró algo de calidad pero apenas pudo sujetarse, lo que deparó el inicio de las protestas en las gradas.

Así, el salmantino David Salvador tuvo que ejercer de enfermero, tratando de cuidar al animal con naturales de buen trazo, pero el novillo solo fue una bola de carne que se movió sin emoción, que terminó con una estocada y descabello.

El tercero de la tarde, para Fernando Plaza, resultó flojo, deslucido y fue pitado en el arrastre, y ante eso, el madrileño, ganador del Zapato de Plata de 2017, solo pudo estar correcto con el capote.

Pero dado que el toro se sujetaba lo justo, en cuanto le bajaba la mano, se iba al suelo, con lo que no le quedó más que hacer un toreo relajado y deslucido.

En cuarto lugar se lidió un sobrero de José Escolar, muy complicado y con mucho genio, aplaudido de salida pero que no destacó en el capote.

El animal recibió un puyazo muy largo y pronto se le cortó en banderillas.

Ante él Angel Jiménez lo intentó sin confianza ni acople, hasta que desistió porque comprendió que era una labor complicada y con poco lucimiento; para matar pinchó hasta tres veces y tuvo que utilizar el descabello.

En el quinto, David Salvador, se las vio con un novillo más complicado y algo exigente ante el que estuvo apropiado con el capote.

Cuajó una faena bien estructurada y se excedió en el tiempo para matar, algo que hizo sin fortuna tras dos avisos.

El novillo que cerró plaza volvió a ser un animal sin fuerza, que sufrió ya dos «volantines» antes de entrar al caballo, y en banderillas dobló y se derrumbó.

Así, Fernando Plaza solo pudo hacer un toreo muy suave, para no obligarle, siempre a media altura, aunque en una serie de naturales el animal volvió a irse al suelo.

De hecho, el novillero madrileño pudo ser «prendido» hasta dos veces, pero la poca fuerza del animal hizo que no corriera peligro; el bostezo de los aficionados terminó con una fea estocada caída.

La cuarta novillada de la Feria del Certamen del Zapato de Oro de Arnedo (La Rioja) ha estado marcada por la falta de casta de los siete novillos, los seis previstos y un sobrero, que salieron a la plaza, lo que deparó una tarde soporífera y para el bostezo del público.

Se han lidiado seis novillos de Casasola, todos ellos sin casta y sin fuerza y varios pitados por los espectadores en el arrastre; y uno de José Escolar, con más genio. Un cuarto de plaza.

  • Ángel Jiménez, silencio y silencio tras leves pitos
  • David Salvador, silencio tras un aviso y silencio tras dos avisos
  • Fernando Plaza, silencio y silencio
Agencia EFE-/-FOTO DE ARCHIVO

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CAR

Un gran novillo de Pedrés, lo único de la primera del Zapato de Oro de Arnedo

Un gran novillo de Pedrés, el cuarto bis, fue lo más destacado de la primera del certamen del Zapato de Oro de Arnedo (La Rioja), con el que Juan Carlos Carballo, que entró en sustitución de Carlos Ochoa, el cual en la víspera había anunciado su retirada de los ruedos, no estuvo a la altura.

El extremeño había estado dispuesto con un primero de corrida noble, manso y blando con el que hizo el esfuerzo en una labor que no acabó de despegar, quede dicho que por la condición del animal, despenado de una trasera y desprendida, tras lo cual Carballo se marcó una vuelta al ruedo.

El cuarto fue devuelto tras partirse una mano y en su lugar saltó al ruedo un sobrero del mismo hierro, que, a la postre, fue el mejor con diferencia del envío, un novillo con prontitud, fijeza y mucha transmisión. Bravo, en definitiva. Carballo anduvo firme con él, queriendo mucho pero sin llegar a imponerse. Hubo más novillo que novillero, que, por su fuerza poco lo mató muy mal.

Atienza se estrelló de bruces con un primero inválido e imposible para ensayar el toreo, un novillo claudicante, andarín, de medio embroque y que, además, tuvo que ser apuntillado al derrumbarse tras un mero pinchazo con la espada. No le fue mejor con el complicado y áspero quinto, con el que Atienza no se confió en ningún momento.

Gardel anduvo tan correcto como frío ante su primero, con el que estuvo todo el tiempo al hilo y haciendo un toreo plano y lineal. Dejó algún destello aislado al natural, mas al conjunto le faltó hondura, ajuste y poder para someter a un animal que se dejó.

El sexto fue otro sobrero sin fuerzas ni raza. Gardel volvió a estar por ahí, quizás más metido que en su anterior labor, pero nuevamente sin decir gran cosa ante unos tendidos totalmente desencantados.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis novillos de Pedrés, cuarto y sexto como sobreros, bien presentados y de juego desigual. Destacó sobremanera el cuarto, bravo y bueno, ovacionado en el arrastre. Mansurrón y justo de fuerzas, el primero; inválido, el segundo; noblote sin más, el tercero; complicado el quinto; y blando y sin raza, el sexto.

  • Juan Carlos Carballo, que sustituía a Carlos Ochoa: estocada trasera y desprendida (vuelta al ruedo); y cuatro pinchazos y cinco descabellos (silencio tras aviso).
  • Pablo Atienza: pinchazo y el novillo se echa (silencio); y dos pinchazos y media (silencio).
  • Alejandro Gardel: estocada defectuosa, dos pinchazos y estocada (silencio); y pinchazo y estocada (silencio).

En cuadrillas, José Manuel Mas saludó tras banderillear al segundo, y Raúl Cervantes hizo lo propio en el sexto.

La plaza registró un cuarto de entrada en los tendidos.

AGENCIA EFE ///-+-/// FOTO INO JC CARBALLO

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