Castella da una lección magistral de toreo en la tercera sesión de ‘El toreo contado’

La tercera edición de ‘El toreo contado’, que organiza la Empresa Pagés en colaboración con la Fundación Cajasol, tuvo como protagonista en la noche de ayer a Sebastián Castella. El torero francés dio una lección magistral de tauromaquia en un acto que volvió a llenar la Sala Antonio Machado y que está enmarcado dentro de la programación del ciclo Fomento de la Cultura Taurina en Sevilla. Durante el evento se visualizó en vídeo la faena de Castella a un toro de Olga Jiménez en la pasada Feria de San Miguel, en concreto el 25 de septiembre de 2016.

[ngg_images source=”galleries” container_ids=”573″ display_type=”photocrati-nextgen_basic_slideshow” gallery_width=”700″ gallery_height=”400″ cycle_effect=”shuffle” cycle_interval=”4″ show_thumbnail_link=”0″ thumbnail_link_text=”[Mostrar miniaturas]” returns=”included” maximum_entity_count=”500″]Comenzó el acto y el periodista José Enrique Moreno le preguntó por las sensaciones que experimentó esa tarde: “Una semana antes, había hecho una apuesta fuerte en Nimes con seis toros de Adolfo Martín y corté dos orejas y en Madrid toreé cuatro tardes también, así que me faltaba algo. Pasé una semana sin salir de mi casa pensando que iba a torear en Sevilla, un sitio que siempre me ha pesado. Pensaba en la corrida como si fuera la última de mi vida, tenía que darlo todo y así salí. Me fui a chiqueros, que es algo que no suelo hacer, estaba hirviendo por dentro”.

Durante la visualización de la faena se podía apreciar la gran clase del toro, pero también cómo pecaba de salir algo suelto, a lo que el torero francés se refirió: “Es condición de movilidad, no solo de mansedumbre. Prefiero que el toro salga algo suelto porque es condición de movilidad”. 

Se trató la evolución en el concepto y la madurez del torero francés. “Es lo que estoy rebuscando. Al principio basaba todo en el valor, porque de novillero estuve apenas año y medio y no tenía el oficio aprendido. Las necesidades de triunfar me hicieron dejar lo que era el toreo que me llena y olvidé eso porque tenía que triunfar”, comentó Sebastián Castella. “Es tan sencillo como eso. En estos años he procurado recuperarlo y cambiar a la gente la visión que tiene sobre mí. Ahora hago lo que siento, el toreo que me gusta hacer, torear con ritmo, despacio y con profundidad, que es lo que a mi me llena”, añadió.

Continuaba la visualización del vídeo y Castella siguió sincerándose: “Los toros que están cogidos con alfileres no son fáciles de torear, hay que torearlos con mucho pulso”. Y prosiguió: “El mundo del toro no tiene un guión que te dice lo que tienes que hacer, es un guión que se hace sobre la marcha, por eso cada vez vamos con una ilusión renovada a los toros. Es lo bonito del toreo”.

Dijo que en el toreo hay mucho de psicología. “En el toro hay mucha parte de psicología, las tientas, ver el toro en el campo… No me gustaba verlos en el campo, ahora lo hago, pero me sigue costando. Ves tres toros distintos, uno en el campo, otro en chiqueros y otro en la plaza, eso parece un tópico pero es así. Pero me gusta ver las reacciones de los toros. Los ojos y el semblante me transmiten cosas”.  Y el torero confesó: “Paso muchísimo miedo. Mucho”.

Culminando con la proyección del vídeo, Castella habló sobre la exigencia de torear en Sevilla: “Para redondear una faena en Sevilla y cortar las orejas tiene que darse todo desde el principio. Tienes que torear con el capote, hacer un quite si se puede. No es como en otras plazas, tiene que haber una obra completa”.

Con la fecha de su comparecencia en Sevilla tan próxima, José Enrique Moreno le preguntó por su preparación. “He llegado de Salamanca donde he tentado mañana y tarde. Me conozco y se cómo me preparo. Hay semanas que me gusta tentar mucho y después otros ratos me gusta entrenar solo de salón”. Y al hilo de esta respuesta contó algo curioso: “Últimamente le he cogido el gusto a torear vacas viejas. Le pido a los ganaderos vacas con 14 o 15 años. Ellas hacen que estés más atento y que tengas que hacer las cosas perfectas, te embisten con la seriedad de un toro. En 2015 solo me preparé con 17 vacas de Cuvillo. Se las compré a Álvaro y hubo una, que dejé para el final, que me dio mucho para esa temporada”

 

 

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