Juan de Castilla triunfa en El Tiemblo
Juan de Castilla salió a hombro del coso de El Tiemblo tras cortar tres orejas a su lote de Baltasar Ibán siendo la sombra de lo que hace en plazas de más categorías. Encierro que no ofreció lo que se espera de su linaje y ante el que Ferrera anduvo irreconocible y Damián Castaño desdibujado.
Parecía que la tarde empezaba prometiendo en varios aspectos, a saber: público exigente (no en vano acudieron muchos aficionados desde la capital del reino), toros de aceptable presentación que iban al caballo y hasta empujaban en el peto, director de banda de música con cierto criterio… mas todo eso duró poco. Y antes de llegar al ecuador del festejo ya estábamos ante otra plaza de tercera de pueblo. Todo, o casi todo, vale para el espectador viendo a unos toreros que les da lo mismo ocho que ochenta y que para darle la vuelta al ruedo a un toro basta con haber durado tres tandas, amén de venirse arriba el director de la banda que a la que podía se ponía en marcha.
El encierro de Baltasar Ibán estuvo bien presentado, teniendo en cuenta la categoría de la plaza, con un 3º y un 4º de seria cabeza. Pero no sacaron lo que antaño tuvo el encaste del que proceden. Se quedaron dos con una sola entrada al caballo, en donde cumplieron a medias el 1º, que empujo en su primer encuentro, y el 5º que metió los riñones en su única vara. El tercio se ejecutó en algunos momentos de manera lamentable y vergonzosa, cuando no se quedaron directamente sin picar.
El primero de Antonio Ferrera se quedó parado en banderillas, teniendo muchas dificultades los rehileteros, de tal manera que hubo de terminar de cambiar el tercio el presidente con una sola banderilla puesta. El diestro anduvo precavido y abrevió con una infame espada. Ante su segundo nada que reseñar salvo la nula raza y casta del astado. Ferrera sigue la moda que ahora tienen varios toreros de pedir calma y tranquilidad al respetable cuando este se impacienta al ver que la faena transcurre sin nada que le pueda llegar a emocionar o trasmitir, bien sea por las condiciones del toro, por las maneras del torero o por ambas cosas. Y siempre sabiendo que no irá a mejor. En este caso, tras pedir paciencia a los tendidos casi a renglón seguido se fue a por la espada, protagonizando un verdadero sainete.
Hay toreros que dependiendo de la plaza en la que estén así hacen. Por desgracia hoy hemos visto que Damián Castaño es uno de ellos. Nada que ver el Damián Castaño de San Agustín de Guadalix, o incluso el de Las Ventas, aun sin estar bien del todo en esta última, al que hemos visto esta tarde. Un torero debe serlo o al menos parecerlo hasta en los tentaderos. Dicho esto, fue muy a menos con su primero, que se dejó y ante su segundo faltó muchas cosas: temple, limpieza, colocación, ajuste… y sobraron otras como la aceleración y las concesiones a la galería buscando el aplauso fácil. Continúa mal manejando la tizona.
Juan de Castilla es toda voluntad y entrega, lo cual se agradece pero que no es sinónimo de torear bien. Mostró disposición en sus dos toros y también dejó ver que se le fueron los dos sin torear o al menos sin sacarle el partido que realmente tenían. Anduvo ventajista, dando trapazos y tirando líneas, sobre todo con el que cerraba plaza.
Plaza de toros El Tiemblo (3ª): casi lleno. Festividad de San Antonio de Padua. Toros de Baltasar Ibán: de buena presentación, juego desigual y en general faltos de raza y fuerzas. Vuelta al ruedo para 3º y 5º.
Incidencias: Al finalizar el paseíllo sonó el himno nacional. Ángel Otero saludó tras parear al cuarto.
Antonio Ferrera: silencio y pitos.
Damián Castaño: saludo y vuelta al ruedo.
Juan de Castilla: dos orejas y oreja.