Jerónimo se lleva el triunfo al cortar una oreja
En la octava corrida de la Temporada Grande de la Plaza México el triunfo fue para Jerónimo, quien cosechó una vuelta al ruedo y una oreja de peso y valía. La tarde permitió también destellos de calidad y sobre todo de firmeza a los jóvenes matadores Juan Pablo Llaguno y Antonio Lomelín, ello ante un encierro de buen juego en lo general de la ganadería de Caparica de la que destacaron tres toros aplaudidos en el arrastre, por lo que al final del festejo los ganaderos Julio Muñoz Cano y Roberto Viezcas saludaron en el tercio.
El joven diestro Antonio Lomelín confirmó su alternativa con el toro de nombre “Divino”, herrado a fuego con el número 114, de 538 kilos, al que saludó brevemente con el capote. Tras la Suerte de Varas se recreó con un quite por chicuelinas que remató soltando la punta del capote. Confirmó su alternativa de manos de Jerónimo y ante el testimonio de Juan Pablo Llaguno para después brindar la muerte de su toro al respetable, tomó el engaño e inició con pases por bajo, para después dejar en una faena esforzada muletazos aislados por el pitón derecho. Mató al primer viaje para ser silenciado, el toro fue aplaudido en el arrastre.
Jerónimo tuvo en suerte al segundo de la tarde, “Remolino”, de 531 kilos, un toro con el que se recreó con cadencia y clase por verónicas acompasadas, recreándose también con un vistoso quite para llegar con firmeza a la faena de muleta en la que dejó series con muletazos largos y templados, corriendo la mano diestra con naturalidad y mando. Y por el izquierdo, imprimió la variedad e inventiva, dejando detalles aislados en una actuación que transmitió a los tendidos. Mató al primer viaje para dar una vuelta al ruedo.
“Ilusionista”, fue el tercero de la tarde y primero del lote del queretano Juan Pablo Llaguno que mostró solidez y claridad en una faena de muleta en la que cuajó muletazos de buena manufactura ante un toro que se queda corto. Llaguno fue prendido y se llevó una voltereta de la que se repuso sin mirarse la ropa para continuar con su firme labor muleteril; pesado con el acero saludó en el tercio y escuchó un aviso.
El cuarto de la tarde, “Vaquero”, fue un toro con calidad y transmisión de nombre “Vaquero”, de 523 kilos, que permitió la máxima expresión del diestro Jerónimo que firmó la clase con el capote y el sentimiento con la muleta en una faena con pasajes templados con muletazos con ritmo, recorrido y temple por ambos pitones.
Con el quinto de la tarde, “Trueno”, de 555 kilos, Juan Pablo Llaguno, volvió a mostrar firmeza y solvencia, cuajando una faena de mucho mérito de la que cosechó palmas. Con el cierra plaza Antonio Lomelín saludó en el tercio tras dejar claro la determinación con pasajes aislados, destacando dos series por la diestra y las manoletinas ajustadas con las que cerró, mató al primer viaje para saludar en el tercio.