Seguro que pronto han reconocido al autor de la frase que he elegido para titular esta carta; efectivamente, don José Álvarez Juncal. Si la serie televisiva genialmente dirigida por Jaime Armillan a finales de los ochenta no hubiese tenido sólo siete capítulos y sus historias se alargasen hasta nuestros días, yo mismo me volvería loco buscando el famoso Café Español para oír al maestro Juncal hablar de la situación que rodea al mundo del toro en nuestros días, mientras Búfalo le «diese bola a sus zapatos».
No son pocos los problemas que nos atañen; pero no nos llevemos a engaño alguno, el principal de ellos no son los antis, ni tampoco la financiación y mucho menos la situación económica o política de los diferentes ayuntamientos. El principal problema del mundo del toro son los taurinos. Si, los taurinos, esos a los que se refería Juncal en la frase que encabeza esta carta, y que desde finales de los ochenta a nuestros días, han pasado de ser un colectivo con influencia que ganaba mucho dinero a consta del miedo de otros a ser los dueños y señores del «chiringuito».
Propietarios de plaza, ganaderías y toreros, con intereses en algún que otro medio de comunicación, han convertido el mundo del toro, en su ecosistema perfecto, aprovechándose de las rancias estructura que soportan nuestra fiesta se han apoderado de ella y mucho me temo que terminarán fusilándola y dejándola moribunda y abandonada a su suerte. El toro era romanticismo, verdad y grandeza, donde las leyes no escritas «iban a Misa» y los hombres se «vestían por los pies» y cumplían su palabra, «por encima de su vida»; ya esto no es así, nada más lejos.
Ahora en el mundo del toro premian los cromos,» te pongo a tu torero en mi plaza, si me pone al mío en la tuya»; y si no tienes la suerte de tener detrás a alguien que haya visto en ti la oportunidad de ganar mucho dinero, olvídate; porque no tendrás cromo con quien cambiarte y ponerte en un cartel se antoja misión imposible.
Ayer se publicaban los carteles de la feria de Valladolid, con un merecidísimo homenaje a Victor Barrio, y luego plagado de figuras y chavales que vienen arreando fuerte (discutible en el último día de feria). Pero me horroriza la ausencia del matador de la casa Joselillo, un torero que en la 4º de abono del año pasado «se dejó matar» con una corrida de Victorino Martín y que le arrancó dos orejas a su lote para abrir la puerta grande.
Un torero que está en su décima temporada como matador (ojo, que está de aniversario) y no lo ponen en su casa, porque no tiene un cromo con el que intercambiarse, sólo puede ofrecer trabajo y respeto por la fiesta, esfuerzo y sacrificio. Joselillo es un torero que siempre da la cara, en plaza y fuera de ella, ha sido de los pocos que he oído protestar por el cierre del Museo Taurino de Valladolid, pocos serán los que alguna vez lo hayan llamado de algún ayuntamiento o peña para un coloquio o para cualquier otro asunto relacionado con el toro y no haya encontrado en él colaboración, aunque se hubiese de recorrer media España y como se le paga esto, pues a groso modo de la siguiente forma: 9 Mayo de 2010 corrida de la feria de San Isidro (Madrid) cornada de más de 20 cm en el muslo, desde entonces no torea en la feria de San Isidro. 13 de Octubre de 2013 corrida de la feria del Pilar (Zaragoza) cogida de en el gemelo con graves secuelas, desde entonces no torea en Zaragoza…. Esto así, no era antes.
Hace no mucho a los toreros que daban la cara y salían por la puerta de la enfermería se le respetaba el sitio, y si abrían la Puerta Grande ya se habían ganado repetir en el año sucesivo, pero parece que esto en Valladolid no cuenta, Joselillo en su décima temporada como matador de toros no está en su plaza después de haber abierto la Puerta Grande el pasado año en la difícil corrida de Victorino. Pero esto ya no cuenta. Hablaba del merecidísimo homenaje a Victor Barrio, QEPD, que le van a ofrecer los pucelanos; pero tendríamos que hacernos mirar esto, las ayudas también tenemos que hacérnosla los vivos. Habría que reflexionar cuantas veces han dejado fuera a Victor Barrio de una feria por no ser un cromo, ese si sería un buen homenaje para el matador, igualdad y unión para todos los toreros, por que el verdadero sacrificio de Victor Barrio fue cada tarde de esas largas temporadas en las que no sumaba más de 3 o 4 corridas.
Ahora todos nos rasgamos las vestidura con su muerte y nos sublevamos, como no puede ser de otra forma, contra todo aquel energúmeno que intenta manchar su memoria; pero yo me pregunto cuantas veces le cerraron las puertas a Victor Barrio en vida, no seamos hipócritas y arreglemos esto. Como diría Juncal «tú no eres torero, eres un taurino».