La terna a hombros en la segunda de la Feria de San Fernando de Cáceres
La terna al completo salió a hombros del Coso de la Era de los Mártires tras cortar un total de ocho orejas. Siendo Antonio Ferrera el triunfador numérico al desorejar a su lote.
Con un cuarto de hora de retraso, pero con un ambiente eléctrico, comenzó la segunda de abono en la plaza de toros de Cáceres, abarrotada hasta la bandera. La emoción se palpaba desde el paseíllo, con el graderío en pie al compás del himno nacional, para recibir a la terna de figuras.
El de Villafranco, profeta en su tierra, cuajó una tarde de inspiración y entrega. Al primero, del Pilar, lo saludó con verónicas templadas y meció las banderillas con esa mezcla de arte y pasión que levanta al respetable. La faena comenzó en tablas con sabor añejo, llevándolo a los medios con torería para hilvanar dos tandas por el derecho de mano baja y trazo largo. Por el izquierdo, el toro se defendía más. Acortó distancias y desde la cercanía extrajo muletazos sueltos, de corte clásico. Estocada arriba y el toro cayó sin puntilla. Dos orejas.
Al cuarto, de Juan Pedro, lo saludó con capote vistoso, entre verónicas y adornos. Buen tercio de varas del piquero y Ferrera volvió a encender al tendido con las banderillas. De nuevo lo sacó a los medios, ligando por la diestra muletazos de trazo largo, despacio y con mando. Con la izquierda firmó naturales de cartel, de esos con eco antiguo. Mientras dos cantaores le jaleaban desde el callejón, el tendido entró en ebullición al grito de “¡Torero, torero!”. Tras dos estocadas, tras aviso, cortó otras dos orejas, y el toro de Juan Pedro fue ovacionado.
El peruano, siempre arrojado, recibió con encaje al segundo, un burraco del Pilar que llegó muy castigado del caballo. Sin probaturas, Roca se puso cerca y construyó una faena de emociones fuertes, en el filo, llevando el corazón del público en vilo. Estocada, aviso y oreja.
Con menos luz en la plaza –“como la Jina«, como se dice en mi pueblo– salió el quinto, también de Juan Pedro. Roca volvió a lucirse con el capote. Brindis al público y faena que tardó en tomar vuelo: el toro se rajó pronto, mirando a tablas, y la conexión costó. Aun así, Roca logró dos tandas meritorias con la diestra. Estocada certera y otra oreja.
Ginés Marín mostró en Cáceres que venía a dejarlo todo. Al tercero, de Juan Pedro, lo recibió a con las dos rodillas en tierra, seguido de verónicas a pies juntos muy templadas. Quite por chicuelinas y tafalleras, y brindis a su maestro Luis Reina. Faena vibrante desde los inicios, con redondos de rodillas y arrucinas muy ajustadas. El toro repitió y Ginés lo entendió bien por el derecho; al natural también se sintió y mandó. El toro se rajó al final, y Marín cerró con valor junto a tablas. Estocada, aviso y oreja.
En el cierraplaza, del Pilar, con luz ya crepuscular, Ginés brindó al público y se fue a los medios para comenzar con la zurda. Naturales largos, sentidos. Por el derecho, más poderío y templanza. Dos tandas de mucho nivel, muy toreras. Estocada efectiva y otra oreja para cerrar una tarde de gran nivel.
Una tarde de toros para el recuerdo en Cáceres, con los tres espadas saliendo a hombros en justa recompensa a una labor entregada, emocionante y, por momentos, de gran inspiración. La afición respondió, y la plaza vivió una jornada de toreo de altos vuelos.
Plaza de toros Coso de la Era de los Mártires, Cáceres (2ª). 2ª de la Feria de San Fernando 2025: lleno. Toros de El Pilar (1º, 2º y 6º) y Juan Pedro Domecq (3º, 4º y 5º).
Antonio Ferrera: dos orejas y dos orejas.
Roca Rey: oreja y oreja.
Ginés Marín: oreja y oreja.
Incidencias: Saludó tras parear al 5º «Viruta»
Crónica y Galería fotográfica: Ismael Rodríguez
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