Dos corridas de toros en Calatayud

Padilla, Fortes, David Mora, El Cordobés son alguno de los nombres de la feria de San Roque y la Virgen de la Peña.

 El empresario aragonés Ignacio Ríos ha presentado los carteles de la feria de San Roque y Virgen de la Peña que se celebrarán en Calatayud los días 14 de agosto y 11 de septiembre.

El 11 de septiembre se dará una corrida mixta goyesca

El acto, conducido por el periodista David Casas, ha tenido lugar en el ruedo de la plaza de toros y ha contado con la presencia de José Manuel Aranda, alcalde de Calatayud.

Estas son las combinaciones

14 de agosto. Toros de Los Bayones para Juan José Padilla, Daniel Cuevas y Fortes.

11 de septiembre. Corrida Goyesca mixta. Toros de Luís Albarrán para Leonardo Hernández, Manuel Díaz “El Cordobés” y David Mora.

Plaza de toros de Calatayud

La idea de construir una plaza de toros fija en la ciudad, partió de D. Pedro Segovia, canónigo con dignidad del limosnero de la colegial de Santa María de Calatayud y director del Hospicio y casa de niños expósitos de la ciudad. El canónigo Segovia consiguió la construcción, en 1830, de la plaza de toros del hospicio; proyecto que se fue al traste en 1875 cuando la Diputación Provincial de Zaragoza acordó crear un nuevo cuerpo de edificio en el Hospicio, para dedicarlo a Inclusa de la provincia, lo que supuso el derribo del octogonal recinto taurino de la ciudad, por el que tanto luchó D. Pedro Segovia.
En abril de 1877, y a instancias de varios comerciantes de la ciudad, se construye en Calatayud una nueva plaza, por lo que la Corporación Municipal acordó una subvención de 12.500 pesetas para el proyecto.
El nuevo recinto se enclavaba en el paraje de Margarita, razón por la que nuestra plaza se conoce también popularmente con el nombre de “coso de Margarita”, y constaba de 94 palcos, 400 asientos de delantera, 450 tabloncillos, mesa-toril de piedra, y espacios tendidos de ladrillo. Tendría capacidad para 9000 personas y 100 caballos en los corrales. Y su forma sería de polígono de 48 lados, con un radio de 40,30 m en círculo, una altura de fachada de 11,24 m y 50 m de diámetro, así como una altura de callejón de 1,75 m. Así, Calatayud podría contar con una plaza de toros de interés histórico excepcional y con una funcionalidad para el ciudadano fuera de toda duda.

CONSTRUCCION

21 de abril de 1877: Dan comienzo los trabajos de construcción de la plaza con una gran actividad, siendo considerable el número de obreros que se ocupan de abrir la zanja de los cimientos (unos 300 hombres), además de 20 carros para el arrastre de materiales, que por no ser suficientes, harían suspender los trabajos de albañilería en varias ocasiones, hasta que se acumulase la suficiente piedra para continuar con mayor actividad.

7 de mayo de 1877: Queda concluida la cimentación de la plaza.

25 de agosto de 1877: El señor arquitecto de la plaza de toros, don Mariano Medarde, comunica al señor gobernador de la provincia que las obras se hallan terminadas, pudiéndose celebrar en ella las corridas anunciadas.
7 de septiembre de 1877: A las 9 de la mañana da comienzo la venta de billetes para las dos corridas de feria en honor a Nuestra Señora la Virgen de la Peña.
9 de septiembre de 1877: Se inaugura la plaza con una corrida de la acreditada ganadería del Sr. López Navarro. Los dos espadas encargados de estoquearlos eran Salvador Sánchez “Frascuelo” y Ángel Pastor, con sus respectivas cuadrillas, que resolvieron una corrida muy mediana con unos toros blandos en la suerte de varas. De los espadas, Frascuelo muy bien en el primero y el tercero, y sobresaliente en el quinto. Pastor bien en el sexto. El servicio de caballos, pésimo, con doce caballos muertos en el corral, ninguno arrastrado.
10 de septiembre de 1877: Se lidiaron seis toros del duque de Veragua que acreditaron su abolengo. Frascuelo, bien en los tres toros, aunque el primero y el tercero llegaron a la muerte en unas condiciones que no eran de lucimiento. Pastor muy bien pasando los toros y desgraciado al herir. Caballos muertos: ocho. La presidencia, acertada.

Después de la feria se oye de la boca de Frascuelo que la plaza de Calatayud reunía mejores condiciones para la lidia que ninguna otra en España, siendo al mismo tiempo alegre y mejor distribuida que el resto.

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