Manuel Escribano, Paco Ureña y Emilio de Justo en la última de San Isidro. Fotos, Victor Luengo.
Manuel Escribano recibe a portagayola a un Victorino entrepelao y despistao que deja a Escribano atrás. El maestro atrae al astado donde la ejecución del caballo es ejemplar. Aprovechó el de Gerena para brindar su faena al Rey Felipe IV, estaba en la barrera 9, «Gracias majestad por apoyar nuestro mundo, nuestra profesión, nuestra vida, nuestra fiesta».
En banderillas Manolo Genial, sobre todo en el tercer par que se vió muy comprometido. Estocada y silencio.
Manuel Escribano, silencio en ambos; Paco Ureña, saludos tras aviso y silencio; Emilio de Justo, palmas. Entrada: Lleno con cartel de «No hay billetes». Presidió el festejo SM el Rey Felipe VI desde la barrera del 9.
Paco Ureña recibió el cariño de la afición que le obligó a saludar al romper el paseíllo. Su primer rival tuvo calidad y fue a más. Lo dosificó el murciano que ligó tres tandas por el derecho con el de Victorino humillando y desplazándose con clase con los olés rotundos de Madrid. Al natural también funcionaba y los últimos compases con el toro a menos fueron más deslucidos. Estocada entera pero tardó en doblar y saludó ovación. El quinto se desplazaba en los inicio y Ureña por abajo. Tras una una por el derecho con largura tratándolo con mucha suavidad, acortó el de Victorino recorrido y le complicó el lucimiento a Ureña.
Emilio de Justo volvía a Las Ventas tras ocho años de ausencia. El tercero de la tarde tuvo calidad y su mayor virtud fue la humillación. A final de cada muletazo rebrincaba y le dificultó la limpieza de las tandas al extremeño. Sacó muletazos muy destacables ante una embestida con transmisión que exigía poder. El sexto fue reservón pero Emilio de Justo tiró de oficio para sacar momentos destacados con mucho mando. Esa actitud tuvo reconocimiento y saludó ovación tras entera.
Asistencia: 23.624 espectadores