Las quejas de los toreros

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Alvaro Lorenzo, torero  en el que tengo puestas muchas esperanzas, pues  creo que de los jóvenes recién alternativados es de los que más posibilidades  tienen de   llegar a ser gente, por lo que  naturalmente le sigo con verdadero interés. Por eso me han llamado la atención   unas declaraciones suyas  en las que dice:  ¿dónde queda lo de dar paso a los jóvenes?

En definitiva se está quejando de su actual situación, que es la de torear muy poco , lo mismo que le pasa a Ginés Marín y a Varea, los tres de reciente alternativa en Nimes, y a otros muchos, que también se quejan de vez en cuando, pero al hacerlas Alvaro, por las razones antes expuestas,  me han inducido a escribir sobre el tema.

Sin duda lleva razón en sus quejas, como la pueden llevar otros, si bien, en mi opinión, un torero jamás debe quejarse, eso queda para que lo haga el apoderado u otras personas de su entorno; el torero jamás debe hacerlo. De hecho Alvaro Lorenzo, en sus declaraciones  también dice: ¡está mal que yo lo diga, pero dan pocas oportunidades a los toreros con condiciones! Él mismo se está dando cuenta de que no debía haberlo dicho.

Mi filosofía es que el torero se debe expresar y quejar delante del toro con  capote,  muleta y  espada en las manos. Los dos solos en el ruedo. Ahí es donde debe hablar. Todo lo demás  se queda, en todo caso, para otro tipo de profesiones menos duras. Eso de quejarse no conduce a nada y demuestra debilidad. Si el torero habla fuerte y bien  delante del toro ya le llamarán los empresarios, por la cuenta que les trae.

Así ha sido siempre y así son todas la cosas, o casi todas, en la vida. Aunque en el Toreo es más acusada la dificultad.

Ser torero es una profesión durísima por multitud de razones, lo que sabe todo aquel que   decide seguir este camino.

Primero hay que valer, luego hay que demostrarlo y luego hay que demostrarlo otra vez, y otra y todos los días.

Y cuando se sea martillo, desde allí poner la cosas en su sitio, hacer que no se cometan las injusticias que con él se cometieron.

Alvaro Lorenzo tiene unas condiciones innatas excelentes, está en una casa muy importante, tal vez la mejor, lo dirigen unas personas con capacidad más que sobrada para llevarle por el camino  adecuado, en las que debe confiar ciegamente.

Ahora su ocupación debe ser prepararse y cada vez que se vista de torero cortarle  las  orejas  a los toros, bien porque le embistan o porque él les embista  a los toros; estar mejor que el que mejor esté y salir  siempre por la puerta grande. Lo demás son monsergas  y  lloriqueos que no me gustan, y menos en un torero.

Que conste que no estoy censurando a Álvaro Lorenzo (incluso, como dije, creo que tiene razón), simplemente estoy exponiendo mi forma de pensar en este tema y en general.

Conozco un gran torero del Sur, que le han dado motivos más que suficientes para quejarse y sin embargo jamás salió de su boca una sola palabra en tal sentido. Siempre dice que, “en la vida cada uno tenemos nuestro destino que ha de cumplirse”, y continúa su preparación y su lucha. ¡Completamente de acuerdo con él! y ¡completamente seguro que muy pronto estará entre las máximas figuras!

Esta es mi filosofía, con la que algunos estarán de acuerdo y, tal vez, muchos en desacuerdo. Muy bien, yo pienso así y no me ha ido mal en la vida, por eso no voy a cambiar a estas alturas.

Rafael Comino Delgado

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