La torería y la casta Octavio Chacón en Madrid ante un mal encierro de Saltillo y un nefasto presidente

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La tauromaquia de Octavio chacón lo mas destacado de la corrida de Saltillo que resultó muy complicada y peligrosa para la terna.

 Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Vigésima octava corrida de la feria de San Isidro. Más de once mil espectadores.

Toros de la ganadería de Saltillo, el 1º le regalo el presidente la vuelta al ruedo; corrida mala, duros y complicados.

Octavio Chacón, de cielo y oro. vuelta tras petición y bronca al presidente y saludos.

Esaú Fernández, de marino y oro. Silencio y Pitos

Sebastián Ritter, de grana y oro. Saludo y Silencio

chaconEl primero de la tarde entró tres veces al caballo de largo. Buen inicio de Octavio Chacón obligándole por bajo. Entraba en la muleta con transmisión y ligó dos tandas por el derecho con temple y mando. Por el izquierdo era imposible y volvió a la diestra con el astado pasando con la cara arriba. El gaditano estuvo a la altura de un buen toro que pasaportó de entera tendida. Se le pidió la oreja pero el pañuelo que sacó el Presidente fue el azul. Vuelta al ruedo regalada para Asturdero y de mucho peso para Octavio Chacón. El cuarto le hizo pasar un mal trago, buscaba más al torero que a la muleta y aún así demostró su manejo de la lidia ante las complicaciones de su adversario y saludó ovación tras entera. En banderillas se desmonteró Vicente Ruiz. 

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El segundo fue correoso y con peligro ante el que Esaú Fernández no encontró acople y abrevió. El quinto pasó sin decir nada cuando se la puso al natural y así ligó dos tandas sin emoción. Pasaba sin humillar y sin entregarse a la muleta del sevillano que paso un verdadero calvario con los aceros hasta escuchar los dos avisos. 

rittesrSebastián Ritter lanceó al tercero a la verónica. Estuvo por encima de otro peligroso de Saltillo que lo poco que entraba en la muleta lo hacía desentendido y a media altura. El que cerró plaza fue el más peligroso de la tarde. Pegado al piso salvo cuando se arrancaba para apretar a los banderilleros. Ni un pase le pudo dar Ritter que se salvó de milagro en unos de esos arreones del de Saltillo. 

FOTOS VÍCTOR LUENGO
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