Manuel Lombo

unnamed 82

Presentado en la Maestranza el libro ‘El toro en la palabra’ de Antonio García Barbeito

Se trata de la obra que la Empresa Pagés ha regalado esta temporada a sus abonados

Un Salón de Carteles lleno hasta la bandera fue el perfecto escenario para la brillante presentación oficial del libro ‘El toro en la palabra’, una obra que reúne poemas y otros textos de temática taurina que el prestigioso autor de Aznalcázar (Sevilla) ha escrito a lo largo de su carrera.

El acto fue un magnífico pórtico literario para la temporada taurina que está a punto de empezar en Sevilla y a él se sumaron personalidades del toreo y la cultura como Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, el catedrático Rogelio Reyes Cano y el cantante Manuel Lombo, entre otros. También estuvieron presentes el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía, Ricardo Sánchez, la alcaldesa de Aznalcázar, Manuela Cabello, el alcalde de Gines, Romualdo Garrido, y el director financiero de la Fundación Caja Rural del Sur, Manuel Ruiz Rojas.

Participaron en la presentación el prestigioso periodista de informativos Telecinco Pepe Ribagorda, encargado de glosar la obra; el arquitecto Paco Somoza, autor de las acuarelas y apuntes que la ilustran, y el empresario de la plaza de toros sevillana, Ramón Valencia. A todos les fue dando paso el periodista José Enrique Moreno, que fue el encargado de conducir el acto y explicar la importante aportación a la cultura taurina que viene realizando la empresa Pagés a través del mecenazgo de obras literarias taurinas que ha entregado de forma gratuita a sus abonados en las últimas temporadas: “Este es el cuarto libro en el que colabora Sevilla Pagés con la intención de poner su grano de arena en la difusión de la Tauromaquia”, explicó.

El primero en tomar la palabra fue el empresario de la plaza de toros de Sevilla, Ramón Valencia, que explicó cómo había surgido la idea de hacer este libro en un encuentro que tuvo con el autor en el que le animó a recopilar sus textos taurinos. A continuación, el arquitecto y pintor Paco Somoza, destacó el privilegio de colaborar con Antonio García Barbeito en este proyecto y ensalzó la aguda y profunda mirada que el escritor realiza sobre el mundo del toro en este libro.

Ribagorda

Por su parte, Pepe Ribagorda, autor del brillante prólogo de ‘El toro en la palabra’, reconoció haber padecido insomnio ante la responsabilidad de escribir la introducción al libro de Barbeito y fue contundente al definirlo: “’El toro en la palabra’ está llamado a ser una obra maestra. Es muy difícil constatar tanta sensibilidad y tanta verdad en una creación literaria. La literatura y la tauromaquia, dos expresiones culturales de primerísimo nivel, se funden en placenteras sensaciones para el lector”.

El periodista, que previamente había repasado los principales contenidos de la obra, concluyó que “tras leerla, sientes más y mejor al toro, comprendes la magnitud de algunos mitos del toreo, percibes hasta la espiritualidad de la Maestranza, un templo sagrado de lo taurino, y te impregnas de ritual”. A lo que añadió una recomendación: “Es un libro que aficionados y hasta los que ven con indiferencia la Fiesta deberían leer. Seguro que muchos indocumentados prejuicios se les caerían”.

Barbeito

Antonio García Barbeito fue el encargado de cerrar el acto ofreciendo un personal y profundo acercamiento a su obra. Comenzó por desvelar sus primeros contactos con lo taurino en la casa de familiares del torero Carancha, en el campo bravo de su Aznalcázar natal y en sus primeras incursiones en la poesía. “El poeta se siente gente del toro cuando quiere explicar eso del amor”, dijo antes de recitar un poema sobre ese tema.

Barbeito mostró su amor “por el toro de España, por las ganaderías, por la razón de vida, pan y vida, que lleva el toro en su frente. Hay hombres aquí que han sostenido, y sostienen, la durísima verdad del toro”, en referencia a los toreros presentes, entre ellos Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’.

En su discurso -al igual que en el libro- el autor hizo hablar al toro: “Soy el toro de España. Mi divisa es España con todas sus banderas, con todas sus palabras, con todos sus acentos. Y mi plaza es España, redondo mapa mío sin puntos cardinales. España es esa patria redonda de mi sangre, esa tonsura urbana que tienen las ciudades con órdenes taurinas. Yo podría vivir domesticado, esclavo de carretas y yugos; yo podría vivir en las estampas del viejo ayer –retrato de mi ausencia- sin gloria y sin defensa”.

Y defendió con énfasis el lenguaje que nace del toreo: “Sepan que, si prohíben la tauromaquia, dejan tartamuda la lengua que lleva siglos expresándose con giros jamás desahijados del mundo del toro ni de la calle. El toro ha aportado al español una riqueza no sólo eufónica, sino básica en la palabra diaria, la palabra que usan incluso muchos de los que pudieran estar en contra de las corridas de toros”.

Todo esto antes de prologar de forma luminosa la inminente llegada de la temporada taurina en Sevilla: “La luz llama ya con los nudillos de la impaciencia en las puertas de abril. La Sevilla taurina ya come de sus carnes”, dijo justo antes de explicar de manera magistral y poética el paso de transcurre en la ciudad entre “una marcha procesional y un pasodoble, entre un manto y un vestido de luces, entre un “armao” y un alguacilillo…”. Barbeito recitó su poema ‘Otra pasión’, que concluye con estos versos: “No le busque la razón / a tan distintas pasiones.  / Ni se dé a la reflexión / para entender inflexiones. / Que en Sevilla, las razones / están en el corazón”. Y el repleto Salón de Carteles le ovacionó largamente puesto de pie.

Presentado en la Maestranza el libro ‘El toro en la palabra’ de Antonio García Barbeito Leer más »

unnamed 1

Finito de Córdoba y Manuel Lombo ponen el ‘no hay billetes’ en Sevilla

Brillante charla sobre toros y música en la edición número 52 del ciclo Los Mano a mano

El matador de toros Finito de Córdoba y el cantante Manuel Lombo fueron los protagonistas anoche de la 52 edición de los Mano a Mano de la Fundación Cajasol, encuentros culturales que se celebran en Sevilla desde 2007 y que buscan conexiones entre la Tauromaquia y otras disciplinas.

Esta cita ha abordado la relación entre el toreo y la música como tema central, comprobándose que se pueden establecer estrechos lazos entre ambas artes, aunque en ella se ahondó también en las trayectorias de cada uno de los invitados, Finito y Lombo. Como es habitual, el encuentro fue conducido por el director de ‘Toromedia’, José Enrique Moreno.

Finito no era nuevo en los ‘Mano a Mano’, que volvieron a poner a prueba su poder de convocatoria llenando hasta los topes el Teatro Cajasol. Para empezar, el moderador citó a Bergamín como oportuna introducción a este encuentro, aludiendo a que el toreo “es música para los ojos del alma y para el oído del corazón”, antes de poner el toro en suerte al diestro cordobés, que se deshizo en elogios con Manuel Lombo, evocando el inicio de su amistad.

Pero había que entrar en faena. “Los toreros no seríamos nada sin la música; el flamenco y el toreo son dos almas que van de la mano”, señaló Juan Serrano invocando “ese mundo tan mágico que se ha inspirado en el toreo para crear letras tan especiales”. A partir de ahí, Finito defendió el toreo y la música como expresiones de la misma cultura.

“Antes la ética que la estética”, espetó Lombo para definir personal y taurinamente a su amigo Finito de Córdoba. El cantante habló de toros y música como dos caras “de la cultura del pueblo”. “Cuando una faena es memorable está acompañada de la música”, prosiguió Manuel Lombo antes de hablar de conceptos como “emoción” y “fuente de inspiración absoluta” para definir su relación con el mundo del toreo.

El moderador recordó la anterior cita del torero cordobés en los ‘Mano a Mano’ de  Cajasol. Fue en 2010, junto a Vicente Amigo. Finito, que recordó el momento, habló de “una música interior”. El Fino evocó el indulto de un toro en Córdoba; le había pedido al guitarrista que cantara pero le contestó que “no cabía” la música. La amistad de ambos era antigua y partía de la visita del incipiente músico al torero en sus tiempos de novillero. “Vino a verme después de torear el último festejo de la temporada y me regaló su disco; al llegar a casa lo puse y me puse a torear después de haber cumplido 84 novilladas aquel año”, refirió el veterano diestro. “No veía el toro ni el momento de brindarle uno hasta que llegó esa encerrona en Córdoba; fue en el cuarto y tenía que ser. Se lo brindé y lo indulté. Se llamaba ‘Bondadoso’ y se marchó para el campo”.

Pero había que seguir ahondando en los nexos entre el toro y la música. “Cuando estamos ante un público estamos sometidos a una gran tensión”, señaló Lombo aludiendo al “control” que un artista puede ejercer sobre la situación. “Los toreros están preparados pero luego está ahí el animal”, espetó el cantaor poniendo en paralelo “el sentir y la emotividad” de ambas actividades. José Enrique Moreno preguntó por el miedo. “Tengo un gran sentido de la responsabilidad y un gran respeto por el público que paga una entrada”, señaló el cantaor recordando las dificultades técnicas de un concierto que aumentaron ese miedo escénico. “Pero mi miedo no vale dos duros comparado con los toreros”. A partir de ahí narró la victoria sobre esos temores en aquel concierto en Camas que pudo convertirse en una catástrofe pero se acabó convirtiendo “en uno de los conciertos más bonitos de mi vida”.

El torero y el cantaor desvelaron los inicios de su amistad, cuajada en un encuentro inesperado y casual en Jerez. “Los toreros están todos locos”, bromeó Lombo, evocando la primera vez que se metía en un coche de cuadrillas. Fue con Finito, acompañándole a un festival que tenía que torear en Córdoba a beneficio de la Asociación del Cáncer. “Miras atrás, sonríes y tienes todos esos recuerdos muy frescos”.

Pero la relación de los toreros con la música es diversa tal y como mostró Finito. “Mi compadre Juan José Padilla mataba una corrida tremenda en un pueblo y cuando le acompañé en la furgoneta me puso a ‘Estopa’; me bajé en el primer semáforo”. “Es que cada torero tiene su lista de música”, interrumpió Manuel antes de ponerse a bromear con su compañero de escena. “Todos los toreros tenéis un plomazo”, ironizó  de nuevo Lombo. “Al final el loco es el psiquiatra”, le contestó Finito entre las risas de los presentes. Pero la cosa se puso más seria al hablar de emociones y hasta del particular sentido de la existencia de los propios toreros. Pero Lombo no lo arregló: “es que es difícil encontrar a un torero centrado”. Las risas arreciaron, certificando la complicidad de ambos artistas, que hicieron bueno el aserto taurino de ir de menos a más.

Finito, definitivamente serio, hizo un largo alegato en torno a la situación sociopolítica de la fiesta de los toros demandando una verdadera unión y reestructuración del sector y de los propios profesionales sin ahorrar críticas al estado de la profesión y las abismales diferencias de cotización entre matadores en las primeras ferias del circuito.

Aún quedaba una sorpresa final: Manuel Lombo se arrancó cantando los ‘Tangos de la Plaza’ (vuelta a Bergamín) y Finito replicó pegando lances. A esas alturas se habían olvidado del reloj. Llegaron, llenaron y gustaron en otro mano a mano para la historia.

Finito de Córdoba y Manuel Lombo ponen el ‘no hay billetes’ en Sevilla Leer más »

Scroll al inicio