¡Cómo arriesgan los toreros!

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El Toreo es una profesión de mucho riesgo, así ha sido siempre y así seguirá siendo. Pero, como todo en la vida, el Toreo ha ido evolucionando, y hoy en día se le hacen a los toros unas cosas  que parecían impensables en los tiempos de  Cuchares, de Belmonte, incluso de Manolete o el mismo Ordoñez.

Ello ha sido posible porque de vez en cuando surge alguno que da unos pasos más y los que vienen detrás le siguen y se encargan de perfeccionar y consolidar el avance.

Por ejemplo Belmonte introdujo en Temple pero Domingo Ortega fue el que definitivamente lo consolidó y a partir de ahí se convirtió en la base del Toreo arte. Paco Ojeda se adueñó de todos los terrenos, acortó las distancias e introdujo lo que se llamó el parón, que hoy lo practican casi todos. Se meten entre los pitones y se pasan el toro por delante , por detrás, una y otra vez sin mover las zapatillas. Lo que hoy podamos ver como imposible seguro que dentro de unos años vendrá alguien que lo conseguirá.

Estoy viendo toros desde 1950 y puedo dar fe de que cada vez  se le hacen a los toros cosas más difíciles  y extremadamente arriesgadas.

-Ya es habitual que un torero reciba al toro en el tercio  para torear por verónicas de rodillas (y muy bien), sin haberlo pasado antes ni una sola vez de capote; ello, a mi entender, encierra gran riesgo, puesto que no se sabe la reacción del toro, que en esos momentos tiene  enorme poderío y violencia.

-Se pasan los toros en chicuelinas y gaoneras rozando los muslos y la cintura del torero, una y otra vez,  sin inmutarse.

-Es habitual empezar la faena con pases cambiados por la espalda en el centro  del ruedo, viniendo el toro a gran velocidad y dejándolo llegar a solos unos metros del torero para cambiarlo. ¡Eso es muy difícil y arriesgado!

Empezar la faena de muleta toreando de rodillas  en pases por alto, sin exigir al toro, se ha hecho desde hace bastantes años, pero ahora se torea por derechazos y naturales con gran perfección, templando mandando, incluso a compás, y no una vez de tarde en tarde, se hace con frecuencia y muchos toreros.

-También vemos, frecuentemente, torear muy bien de rodillas por derechazos  y naturales cuando ya está la faena casi hecha, cuando el toro no se va fácilmente de la muleta, lo cual encierra un enorme riesgo porque el toro se queda encima del toreo, a escasos centímetros.

-Se torea enganchado al toro muy adelante y pasándoselo, muy despacio, por la barriga, llevándolo cuatro-cinco  metros, para vaciarlo detrás de la cadera, pero con la muleta muy baja, arrastrándola, lo cual obliga muchísimo al toro,  se  le exige gran esfuerzo, y  si decide no seguir el engaño y soltar la cara la cornada en el triangulo de Scarpa es casi segura. En cierta ocasión le oí decir a Manuel Benítez «El Cordobés», que antes los toros tenían más movilidad pero pasaban por la barriga más rápido y ahora tardan una eternidad en pasar. ¡Para torear así hay que tener muchísimo valor porque el riesgo es enorme!

Alejandro Talavante ha desempolvado la arruzina, pero de rodillas, a medio metro del toro. Ya lo hacen otros muchos. ¡Pues no es difícil eso!

-El torero hoy pisa unos terrenos enormemente comprometidos, no tres días al mes, sino todas las tardes y eso es muy difícil de aguantar. El maestro Ordóñez decía que una figura del toreo tenía que tirar la moneda al aire (jugársela de verdad sabiendo que había mucho riesgo de ser corneado) 5-6 veces cada temporada, en   lugares y ocasiones especiales. Pero es que hoy día hay toreros que eso lo hacen cada tarde, es decir, 60-70 veces cada temporada, en plazas de primera, de segunda  y de tercera.

-Se quedan quietos como postes, sin moverse, y el toro rozándoles la taleguilla. Hoy muchos toreros, y todas las tardes, se ponen en un sitio donde el toro o embiste o te coge. Se quedan en el sitio, sin perder un paso,  dejándosela puesta para ligar cuatro o cinco muletazos, en toros nada claros. Eso un día es difícil, pero hacerlo todos los días y a todos los toros es casi imposible. Hay que tener la sangre fría como el hielo, un corazón de acero y una mente muy clara para aguantarlo.

En definitiva, yo he visto a los toreros arriesgar muchísimo en todos los tiempos, naturalmente a unos más que a otros, pero lo que hoy se arriesga, haciéndolo todos los días y casi todos los toreros, no lo había visto en otros tiempos. No sé  si estaré equivocado, pero esa es mi impresión.

Naturalmente todo ello es posible porque el hombre cada vez va desarrollando mejor técnica y cada vez domina más y mejor  al toro, con su inteligencia, su valor  y esa técnica.

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