Tarde histórica de Ponce en Istres

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Ocho orejas y Dos rabos un indulto balance de Ponce en su encerrona en solitario.

Enrique Ponce ha comenzado con muy buen pie la corrida en la que se enfrenta a seis toros en solitario esta tarde en la plaza francesa de Istres, donde ha sido recibido a plaza llena y con todos los honores y ha correspondido con un faenan a su primer toro que podía haberle valido las dos orejas de no tener que descabellar.

El paseíllo ha sido un momento único, ya que ha sonado la obertura de la ópera Carmen de Bizet con la marcha ‘Toreador’ interpretada por el tenor Frederic Corneille y el coro del Conservatorio de Burdeos. Al romperse el paseíllo, el alcalde y otras localidades locales le han rendido homenaje al torero.

El primero de la tarde ha sido un toro de Juan Pedro Domecq, bonito de hechuras y de noble comportamiento. En el capote solo se dejó en un quite por chicuelinas en el que Ponce toreó despacio. Lo vivido posteriormente ha sido un faenan inverosímil por el fuerte viento reinante en la plaza. Ponce tuvo la paciencia de esperar a que amainaran las rachas para cuajar al toro por ambos pitones, con la calidad, variedad y elegancia que le caracterizan. Fue una faena de dos orejas que se quedó en una por la necesidad de usar el descabello. El público siguió encantado el desarrollo de la faena, unauténtico milagro obrado por Ponce en este inicio de la tarde. Oreja.

La faena al segundo de la tarde, un toro temperamental de Núñez del Cuvillo ha sido de esas de gran enjundia e importancia que realiza Ponce habitualmente. Continuó molestando el viento y Ponce se las ha tenido que ver con un toro con mucho que torear que ha sido bien picado por José Palomares y muy bien lidiado por el propio maestro y Mariano de la Viña. Esto ha sido clave para la faena, en el que Ponce ha expuesto mucho, apostando con mucha verdad y ganando la partida de entrada al toro en los doblones por bajo. Magisterio de Ponce en este segundo de la tarde plasmado en una faena merecedora de nuevo de las dos orejas por su enorme dimensión torera. Ha sido el torero portentoso de las grandes ocasiones y ha terminado con pinchazo y estocada. Oreja.

Pero en el tercero de la tarde ha llegado la locura. Enrique Ponce ha sublimado el toreo en una faena histórica que se queda para el recuerdo de esta afición y entra en el libro de oro del torero. Este ha sido el segundo toro de Juan Pedro Domecq, que ha tenido temple y gran clase. La faena ha sido una maravilla de temple y lentitud, realizada a compás de la música de la banda sonora de la película 1492. Ponce ha sabido acoplarse a la música en todo momento y ha imprimido la cadencia de su toreo a este toro, al que para colmo ha matado en la suerte de recibir, pidiendo incluso que no cesara la música en este último trance. La faena ha provocado la locura colectiva en la plaza por ser una obra de esencias, de caricias y de temple exquisito, con un auténtico recital de toreo con la zurda y un final colosal de ayudados por alto. Dos orejas y rabo. Máximos trofeos para una faena histórica del maestro.

Cuando parecía que el maestro había llegado al techo artístico de la tarde, Ponce ha acrecentado su leyenda con un faenón al cuarto, un excelente toro de Cuvillo al que ha perdonado la vida. El toro se llama Esparraguero, número 20 y pesa 520 kilos. Si en el cuarto Ponce hizo un despliegue de clase y cadencia, en este sencillamente ha toreado a placer, con una naturalidad y un abandono total. Ponce se ha sentido más que en toda la tarde a los sones de Caridad del Guadalquivir, una marcha de la Semana Santa sevillana que ha creado un pórtico musical único para una obra sensacional. El torero se ha emborrachado literalmente de toreo en esta cuarta faena de la tarde y ha contagiado una emoción indescriptible al tendido, en el que se han visto a muchos aficionados llorando. Por fin el viento ha amainado y ha dejado al maestro expresar la esencia de su toreo en una tarde que ya, a estas alturas, se dibuja como una de las más grandes de Ponce en toda su vida. Dos orejas y rabo simbólicos e indulto del toro de Núñez del Cuvillo.

La celebración del indulto, con Salve rociera incluida, ha dado paso a la gran sorpresa de la tarde. Este gran acontecimiento se anunciaba como Corrida de Gala, y para hacer los honores, Ponce se ha cambiado y ha salido a torear los dos últimos toros de smokin. Al quinto, el último de los de Juan Pedro, lo ha toreado ya de esta guisa, en una imagen nunca antes vista en torero alguno. Ponce se ha encontrado con un animal que ha acusado bastante el puyazo recibido y que ha quedado sin fuerza. Sin embargo, el torero ha tirado de oficio y temple, lo ha rehecho y lo ha toreado con despaciosidad y buen gusto, siguiendo la ascendente línea artística de la tarde. Esta vez ha sonado El águila negra, un tema de gran popularidad en Francia, por lo que la faena ha sido seguida con deleite de nuevo por el público. Una oreja.

 Ficha del Festejo

Istres (Francia), Lleno, Enrique Ponce en solitario

Toros de Juan Pedro Domecq (1º, 3º, de nombre Navegante, número 79, de 535 kilos, nacido en 02/12, negro mulato bragado, premiado con la vuelta al ruedo; y 5º) y Núñez del Cuvillo (2º, 4º, de nombre Esparraguero, número 20, de 508 kilos, nacido el 11/11, negro mulato, indultado; y 6º).

Enrique Ponce, como único espada, oreja, oreja, dos orejas y rabo, dos orejas y rabo simbólicos, oreja y oreja

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