Rubén Pinar se vuelve a reivindicar con otra gran tarde en Albacete

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El diestro Rubén Pinar salió hoy a hombros en el último festejo de la feria de la Virgen de los Llanos de Albacete, después de ofrecer a sus paisanos otra gran tarde de toros, que le permitió cortar un total de tres orejas después de dos faenas de muy altos vueltos, sobre todo su segunda.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Daniel Ruiz, bien presentados y de variado comportamiento. El mejor, el quinto, un gran todo. También se dejaron segundo, tercero y cuarto.

Julián López «El Juli»: estocada trasera y descabello (silencio tras aviso); y estocada desprendida y tres descabellos (ovación).

Rubén Pinar, que sustituía al peruano Andrés Roca Rey: pinchazo y estocada desprendida (oreja); y estocada (dos orejas).

Alberto López Simón: pinchazo y estocada (oreja); y pinchazo y media (silencio).

La plaza registró un lleno de «no hay billetes» en tarde entoldada y de agradable temperatura.

RELANZADO COMO UN COHETE

El Juli poco pudo hacer con un primer toro sin fuerzas y que acabó también rajándose. El madrileño puso empeño en una labor a todas luces imposible.

El cuarto tuvo algo más por dentro, aún sin ser tampoco nada del otro mundo, y El Juli quiso mucho en una labor enrazada y de mucho sometimiento por abajo, muy maciza y compacta, que bien hubiese merecido un trofeo de no atascarse de mala manera el torero con le verduguillo.

Rubén Pinar rayó a muy buen nivel en su primer toro, al que diseñó una templada y asentada faena, iniciada con una tanda de muletazos de rodillas para continuar corriendo la mano con mucha suavidad dentro de un conjunto de mucho pulso y sobrada técnica. Un pinchazo y una estocada fueron el broche final a una labor premiada con una trabajada oreja.

Lo gordo llegó en el quinto con otra faena sublime de Pinar, que sale relanzado como un cohete de la feria de su tierra. Fue también este un toro de muy buen juego de Daniel Ruiz al que Pinar toreó con una rotundidad y un aplomo extraordinarios. Tandas sobre ambas manos de largos, templados y mandones muletazos, muy por abajo, y fajándose de verdad. Lío gordo del de Tobarra.

Se tiró a matar o morir con la espada, que enterró hasta los mismísimos gavilanes, y para él fueron las dos orejas.

López Simón arrancó una oreja del tercero, primero de su lote, merced a una faena tan tesonera como desigual. Hubo muletazos de buen trazo sobre ambas manos alternados con otros tantos menos limpios y deslavazados. Lo mejor fue un fin de obra a base de circulares muy ajustados, posiblemente lo que le acabaría concediendo el reseñado trofeo.

El sexto fue el otro garbanzo negro de la corrida, toro remiso y sin clase con el que López Simón no pudo redondear nada del otro mundo. Silencio al finalizar el arrastre del último toro de la feria de la Virgen de los Llanos de Albacete 2016

 Agencia EFE

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