El diestro albaceteño Rubén Pinar cortó dos orejas y salió a hombros en la corrida de Victorino Martín con la que se conmemoró hoy el 160 aniversario de la plaza de toros de Utiel (Valencia) en la que los otros dos actuantes, Alberto Gómez y Jesús Duque se fueron de vacío.
Se lidiaron seis toros de Victorino Martín, desigualmente presentados, sin raza y de poco juego en líneas generales. Los más toreables, los dos últimos.
Rubén Pinar, oreja y oreja.
Alberto Gómez, ovación tras aviso y ovación tras aviso.
Jesús Duque, aviso y vuelta al ruedo tras petición, y ovación tras aviso.
La plaza registró más de media entrada en los tendidos.
Volvían los toros de Victorino Martín a la Comunidad de Valenciana después de seis años, y lo hacían por primera vez en la plaza de Utiel, engalanada para la ocasión, al celebrarse el 160 aniversario de su inauguración.
Los tendidos respondieron llenando más de la mitad del aforo de este histórico coso, engalanado para la ocasión y con los tres toreros actuantes luciendo vestimentas de torrentí, a la antigua usanza valenciana.
Al final, los «victorinos» no respondieron a las expectativas, los seis acusaron falta de raza, pero el que sí lo hizo fue el albaceteño Rubén Pinar, que cortó una oreja de cada uno de su lote, alzándose como triunfador de la función.
Lo mejor del joven espada de Tobarra llegó en su primero, al que recetó varias series con la mano izquierda, muy sentidas y templadas. El cuarto, en cambio, se apagó enseguida, y aquí Pinar tuvo que hacer el esfuerzo para, a base de valor y firmeza, «arrancar» ese trofeo que le hacía falta para salir triunfador.
Otro que dejó buen sabor de boca fue el local Jesús Duque, que toreó muy bien al noblote sexto, aunque lo emborronara todo con la espada. Antes, en su tercero, que llegó a saltar al callejón en lo que fue el episodio más tenso de la tarde, anduvo dispuesto ante un animal que no dio tampoco mucho de sí.
El otro valenciano de la función, Alberto Gómez, también anduvo a buen nivel frente al quinto, al que extrajo muletazos de buen corte dentro de una labor mal finiquitada con los aceros. En el segundo, pitado por el respetable por su manifiesta falta de trapío, apenas pudo pasar de los detalles sueltos.
Agencia EFE