El torero Pepe Moral salió hoy a hombros en el festejo inaugural de la feria de la Virgen de los Llanos, una tarde que supuso el regreso de los «miuras» a Albacete después de 15 años y en la que también destacó el local Sergio Serrano, que paseó un trofeo antes de que el palco le cerrara la Puerta Grande.
Pepe Moral fue el encargado de descorchar la tarde y la feria al cortar una oreja de su primero, un «miura» noblote, bajito de raza, pero que se dejó por el izquierdo aun faltándole entrega y, sobre todo, un tranco más en sus embestidas.
El de Los Palacios, que había dejado muy buen sabor manejando el percal, le cogió rápido el aire para diseñar una labor que aunó gusto y cierta pinturería al natural. Fueron tandas cortas pero con notable gusto por lo bien que compuso la figura y lo despacito que lo llevó. La estocada al primer envite fue también crucial para la concesión del apéndice.
La Puerta Grande la amarró con el quinto, un toro noblote y con un potable pitón izquierdo, al que el sevillano fue ahormando poco a poco a base de temple y de consentirle mucho hasta acabar toreándolo nuevamente de maravilla sobre la zurda. Nuevo espadazo a la primera y para él fue la oreja que le granjeaba la salida a hombros.
El primero de Sergio Serrano fue un toro con movilidad y transmisión, al que el albaceteño saludó a portagayola y al que entendió a la perfección en el último tercio a lo largo de una faena emocionante y de muy buen aire al natural, por donde Serrano firmó muletazos de alta nota por lo largo y sometido que lo toreó.
No fue faena maciza, pero sí muy emotiva, teniendo en cuenta las pocas oportunidades que ha gozado este torero en los últimos años, de ahí el mérito de no verse desbordado en ningún momento y de saber estar a la altura. A la hora de matar sufrió un fuerte topetazo en el bajo vientre, por fortuna, quedando todo en un susto. Paseó una oreja tras escuchar un aviso.
El sexto se movió al paso, sin humillar, sin entregarse tampoco en las telas de un Serrano muy dispuesto y entregado, tanto que hasta llegó a robarle pases impensables por el derecho en las postrimerías de una labor abrochada de una estocada defectuosa.
Posiblemente sea ésta la excusa a la que se agarró el palco para no concederle la oreja, conformándose finalmente el albaceteño con una vuelta al ruedo bajo la incesante la lluvia.
Chacón se las vio y se las deseó con un lote infumable. Su primero, fue toro muy reservón, sin humillar en ningún momento, defendiéndose con mal estilo y enterándose también de qué iba la película según transcurría su lidia. El de Prado del Rey anduvo con oficio, valiente y muy solvente para, si bien no poder resolver nada en lo artístico, al menos cumplir sobradamente con el expediente.
El cuarto fue otro «barrabás», un toro que midió una barbaridad, sin pasar y buscando los muslos de un Chacón que volvió a dar la cara, firme y con una encomiable actitud para solventar el trámite de la manera más airosa posible.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Miura, con alzada, serios, con cara, muy en el tipo de su encaste, y de juego desigual. Reservón, sin clase y desarrollando sentido, el primero; noblote por el izquierdo, el desrazado segundo; con movilidad y transmisión, el tercero; difícil, sin pasar y orientándose también, el cuarto; el quinto rompió por el izquierdo; y frenado y sin humillar, el sexto.
- Octavio Chacón, de celeste, oro y remates negros: estocada ligeramente tendida (ovación); y tres pinchazos y estocada (ovación).
- Pepe Moral, de grana y oro: estocada ligeramente tendida (oreja); y estocada (oreja).
- Sergio Serrano, de caña y oro: casi entera (oreja tras aviso); y casi entera caída y atravesada (vuelta al ruedo tras petición).
En cuadrillas, el picador Paco Plazas recibió una gran ovación tras la suerte de varas al sexto.
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en recuerdo de Fernando Mora, torilero de la Chata de Albacete durante los últimos 22 años, recientemente fallecido.
La plaza registró más de media entrada en tarde de grises nubarrones, que descargaron agua a partir del quinto toro.