José María Manzanares ha sido el triunfador de la tarde al cortar dos orejas -una de cada uno de sus enemigos- después de hacer dos faenas en las que volvió a gustar a Sevilla con un toreo templado y de calidad, sobre todo en el primero de su lote, el mejor toro de la primera corrida de Cuvillo. También sobresalió Garrido por su entrega y valor a pesar de tener el peor lote, mientras que Castella también se fue de vacío.
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Decimosegunda de la Feria de Abril. Decimotercera de abono. Corrida de toros.
Toros de Núñez del Cuvillo
Sebastián Castella, silencio en ambos
José María Manzanares, oreja y oreja
José Garrido, ovación con saludos tras dos avisos y Silencio
Entrada: Lleno.
Saludó José Chacón tras parear al cuarto.
PARTE MÉDICO DE JOSÉ GARRIDO.– Conmoción cerebral leve. Varetazo corrido en región abdominal y axila izquierda. Se administra analgesia y sueroterapia con recuperación satisfactoria. Pronóstico: Leve. Firmado: Dr. Octavio Mulet
CRÓNICA:
Manzanares aprovechó su última tarde en la feria para alcanzar el triunfo que se le había negado en sus dos primeras comparecencias. Cortó dos orejas y reanudó el idilio con la afición de esta plaza.
Castella estuvo templado de capa en su primero y se lució también en el quite. Comenzó la faena con estatuarios rematando con buen cambio de mano. En las dos primeras series con la derecha, el toro embistió con la cara a media altura y Castella ligó sin apreturas. Cuando cogió la muleta con la zurda, el toro se había apagado. Insistió hasta apurar los últimos muletazos. Mató de media y fue silenciado.
Castella brindó al público y comenzó entonado la faena. La primera serie diestra fue ligada y la segunda también, rematada con un buen cambio de mano ligado al pase de pecho. Lo intentó al natural pero por ahí el toro respondió menos y la faena prácticamente se acabó por mucho que insistió el torero galo. Mató de pinchazo y estocada casi entera. Silencio.
El segundo de la tarde embistió muy bien en el capote de Manzanares, que dejó una buena larga como remate. El toro fue cuidado en el caballo y José Garrido entró en acción con un bonito quite por chicuelinas rematado con media. Al cerrarlo antes del tercio de banderillas el toro se estrelló en un burladero, topetazo que más tarde acusaría. Con todo, la buena condición del animal le hizo embestir y Manzanares se templó bien en la primera serie. En la segunda hubo ligazón y destacó un cambio de manos en dos tiempos. También al natural llevó largo al toro ligando tres y el de pecho a los sones de ‘Suspiros de España’. En la siguiente logró los muletazos más templados, sobre todo en otro cambio de mano y el de pecho. Hubo dos series más y un inoportuno desarme antes de concluir la faena. Mató de buena estocada y le fue concedida una oreja.
El quinto fue mansito de salida y Manzanares le dio series cortas en el inicio de faena, calentando poco a poco el ambiente. La faena se desarrolló en los medios y cuando toreó con la zurda logró que sonara la música. A partir de ahí hubo alguna intermitencia en su labor, aunque el torero se esforzó por mantener el tono y remató su labor de una gran estocada. Volvieron a salir pañuelos para reclamar otra oreja, que el presidente concedió. Hubo incluso quien pidió un segundo trofeo, pero esta petición ya no fue atendida.
Garrido brindó al público su primer toro. El toro parecía quedarse corto y meterse por dentro en el comienzo de faena. Cuando le pudo con la derecha, el de Cuvillo se revolvió con saña, dejando claro que no se lo iba a poner fácil. El extremeño le plantó cara con decisión y firmeza con la zurda y lo fue metiendo en la muleta en una labor de mérito dada la complicación de su enemigo. También le pudo con la derecha en una labor sorda pero de mucho valor y seriedad. Terminó con bernardinas por la espada ajustadas que hicieron reaccionar al público. Resultó prendido de forma espeluznante al entrar a matar, por fortuna sin consecuencias más que el destrozo del vestido y una conmoción. Dos avisos y ovación.
Garrido salió de la enfermería para lidiar al sexto enfundado en unos vaqueros negros que sustituían las destrozadas taleguillas y sufrió otro susto al torear de capa al resultar levemente prendido. El toro acusó mansedumbre en los primeros tercios y la puso de manifiesto también en la muleta, saliendo con la cara alta y sin celo. Quedó confirmado que a Garrido le había tocado el peor lote, ya que este toro además tuvo mal estilo. Garrido lo intentó otra vez firme y entregado, pero no pudo alcanzar el triunfo.