La Fiesta de los Toreros

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Fotos: Joël Buravand 

La foto final del festejo con dos de los tres toreros a hombros refleja un triunfal cierre de La Magdalena en Castellón. Tanto Enrique Ponce como Roca Rey, han logrado cruzar el umbral de la puerta grande tras cortar tres orejas cada uno de una muy manejable corrida de Juan Pedro Domecq.

El público ha disfrutado y por lo menos ha olvidado las penas de la corrida celebrada ayer, pero el éxito general encierra un profundo fracaso. El del toro bravo, porque la bravura ha brillado por su ausencia. Un conjunto muy terciado en cuanto a presencia, pues a pesar de que eran bajos y bien hechos su expresión de novillos le restaba seriedad a lo que sucedía en el ruedo.

Y en cuanto a juego ya ni hablamos, para hincharse a torear mientras duraban porque su nobleza y calidad ha ido acompañada de una desesperante falta de casta. Ello hacía que embistieran con cansino ritmo y se acabaran rajando pronto. Elementos que no han incomodado a los toreros, pues al contrario les ha servido para poder expresarse sin pasar apuros en ningún momento.

Por eso decimos que hoy hemos presenciado la fiesta de los toreros con la complicidad del público. Una fiesta en la que el toro cuenta muy poco, sólo el lucimiento del espada que necesita de la colaboración del astado para expresar su toreo.

Todo muy lejos de la esencia de la fiesta, es decir un toro con las complicaciones de la bravura que exige un torero que primero le pueda y una vez dominada la res sea capaz de expresar su tauromaquia. Con esta tauromaquia light, desde luego, que no cuenten conmigo.

Pero no todo ha sido vulgar en el aspecto ganadero, pues el bravo sexto ha sido una notable excepción. El toro, que se llamaba “Hallado” y como toda la corrida lucía agradables hechuras, embistió con alegría desde su salida al que Roca Rey muy motivado le recibió con una larga cambiada de rodillas para seguir con un buen saludo capotero. 

Bravo el toro en varas y modélica la lidia en banderillas, sonó la música para Juan José Domínguez que protagonizó un buen tercio, por lo que fue obligado a desmonterarse. Cuando tomó la muleta Andrés se dirigió a los medios, brindó al público y con la montera colocada en los pies para no moverlos le endilgó un comienzo de faena memorable. Una serie de pases cambiados por la espalda, tres en uno, pase de pecho

y un molinete todo ligado que levantó al público de sus asientos. 

En el toreo en redondo hubo intermitencias pero sin bajar la intensidad de la faena. Mejor al natural, por donde el toro tuvo más recorrido el toreo del limeño surgió templado, largo y ligado. Por la derecha no le acabó de acertar la distancia pero hubo series estimables. El final de faena con arrucinas y muletazos en las cercanías tuvo alto voltaje. Estoconazo y dos orejas de ley mientras “Hallado”, el toro más completo de la feria, era ovacionado en el arrastre.

En el tercero Roca Rey había estado a buen nivel con un toro muy terciado al que le planteó una faena condicionada por el viento. No tuvo gran eco su correcto toreo en redondo, aunque tres naturales tuvieron altura. En cambio sí conectó cuando optó por las cercanías, especialmente en los circulares. Un trofeo fue su cosecha tras una efectiva estocada.

Pero si de conexión hablamos fue la que mantuvo Enrique Ponce toda lo corrida con el respetable. El que abrió plaza, un castaño muy manejable pero sin casta alguna, tomó con calidad los engaños pero nunca transmitió instinto agresivo. Más bien era un angelito con el que el de Chiva recetó buenos muletazos, en una trasteo muy molestado por el viento. A gusto el valenciano ante un toro que se lo permitió todo, Recetó una buena estocada y cortó una oreja protestada, que no fue pedida por la mayoría del público.

En el cuarto Ponce estuvo muy entregado. Al toro se le cuidó en la lidia y llegó con la gasolina en reserva al último tercio. Ponce lo dosificó muy bien sin obligarle nunca, porque el toro no podía con su alma, pero tan bien envuelto estéticamente que agradó a los tendidos. En la parte final se lució por poncinas con un toro muy aplomado y alardes de rodillas que pusieron la plaza en pie. Le pegó un estoconazo y dos orejas le concedieron con petición de rabo.

Pero al gran maestro que es Enrique Ponce le hemos visto mejores faenas que ésta, sencillamente porque en ellas hubo toro. Aquí anduvo fácil con un juanpedro muy bondadoso, llenó escena, toreó con estética pero no hubo de poner a prueba ni su capacidad ni tampoco su bragueta. 

Manzanares remataba la feria de la que ha sido el eje sin el brillo que nos tenía acostumbrados. En el quinto un toro sin celo pero que se dejaba, fundamentó la faena por pitón derecho. Era el único pitón potable y por ahí el alicantino estuvo afanoso y dejó muletazos largos y ligados. Pero mostró forzado y falto de la naturalidad que acostumbra en sus grandes faenas.

En el primero de su lote hizo una faena larga, ya que nunca pudo estar a gusto por culpa del viento. Tuvo que plantear la faena en el tercio y ahí el toro se defendía más por lo que la faena nunca alzó el vuelo.

Plaza de Toros de Castellón. Domingo 11 de marzo 2018. Séptima y última de la Feria de la Magdalena. Corrida de Toros. Casi lleno en tarde soleada y fresca, con molesto viento.

Se han lidiado seis toros de Juan Pedro Domecq, terciados de presentación que resultaron nobles, descastados y excesivamente manejables. Destacó el sexto “Hallado nº 108 de 523 kg. que ha dado un juego excelente.

Enrique Ponce (Marfil y oro) Oreja y dos orejas.

José Mari Manzanares (Grana y oro) Silencio tras aviso y oreja.

Roca Rey ( Gris plomo y plata) Oreja y dos orejas.

Entre las cuadrillas destacaron el picador Paco María por un buen puyazo en el quinto y el banderillero Juan José Domínguez que se desmonteró en el sexto.

Se ha guardado un minuto de silencio en memoria del niño Gabriel.

Ponce brindó un toro a Mario Vargas Llosa, quien estuvo acompañado de Isabel Preysler.

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