
Los fallos con la espada privaron a Enrique Ponce y a Joselito Adame de posibles triunfos en sus primeros toros y el mexicano se llevó solitaria oreja, en el cierraplaza.
La Mérida registró un lleno para celebrar la efeméride. Su noble afición soportó estoica las difíciles condiciones climáticas para ir a los tendidos del coso de Reforma.
Antes del paseíllo se develó una placa para conmemorar el aniversario de uno de los cosos referentes de la tauromaquia en México. A los dueños de la plaza las autoridades municipales igual les entregaron una placa en el centro del ruedo.
Ponce mancilló con la espada una faena sólida a su primero. Igual le pasó a Joselito con el primero, ante quien dejó ver la raza de torero.
Ante el quinto, Ponce extrajo agua de las piedras. No tenía nada el toro y el de Valencia le arrebató una faena adornada con la “poncina”, que artísticamente fue lo mejor de la tarde. Marró con el acero y se le fue al menos una oreja. Dio muy sentida vuelta al ruedo.
Y Joselito salió a comerse al último. Con recursos y mucha voluntad, hizo mucho ante un toro que iba, pero se quedaba corto. Le premiaron con una oreja tras una entera al segundo viaje y un descabello de pintura.
El subalterno yucateco Ermir Puc fue feamente estrellado en tablas al intentar un par de banderillas.
Prensa Toros Yucatán

