MADRID. LAS VENTAS
Redacción Ángel Estévez.
Fernando Robleño no se merecía esto
Decepcionante corrida de Adolfo Martín que no dio el juego esperado y vino justa de presentación. Lo intentó la terna pero solo Robleño logró el reconocimiento cariñoso del público de Madrid.
Abrió plaza «Sevillano», un cárdeno de 605 kilos y algo basto para la procedencia albaserrada de la ganadería titular de hoy, Adolfo Martín, al que paró con oficio el diestro extremeño Antonio Ferrera. Empujó con poco poder en varas aunque lo hizo con fijeza. Esperó en banderillas a los rehileteros poniendo dificultades a la hora de completar el tercio. Antonio Ferrera se sacó al tercio al toro y, con mucha suavidad, temple y oficio, hilvanó una faena sin brillo, pero de mérito. Cayó en la cara del toro en la primera entrada tras pinchar, probablemente sobre una banderilla, y dejó una estocada en todo lo alto de efecto fulminante. Reconoció el público de Madrid su obra con una ovación. Había sonado un aviso.
El segundo era «Madroñito» cárdeno de 542 kilos de peso al que paró su matador, Fernando Robleño, saliéndose para fuera con oficio. El toro no se entregó en varas y esperó y midió mucho en banderillas, estando muy pendiente de todo y de todos. Se dobló el torero de San Fernando de Henares para comenzar la obra y se puso con la diestra por donde el toro sacó corto viaje y sentido. Al natural, esperándolo y llevándolo tapado se tragó algunos naturales de excelente composición pero aquello no cogió la intensidad necesaria por el reservón comportamiento del de Adolfo Martín. Mató de gran estocada. Silencio
«Baratero», de ilustre reata en la casa albaserrada, era el tercero, con 563 kilos y cárdeno de pelo, al que se sacó a los medios Manuel Escribano para pararlo. Animal de justas fuerzas y escaso poder que no se cayó porque no se empleó en varas. Puso banderillas Manuel Escribano cerrando con un par al violín y mostrando el animal viaje muy corto. Comenzó faena el torero sevillano entre las protestas del respetable por la falta de poder y presencia del de Adolfo, que mostró viaje cortísimo a diestras aunque se dejó pegar alguno por el pitón izquierdo. Lo intentó Escribano pero no logró levantar el ánimo. Sino el aviso antes de despenar al de Adolfo Martín de estocada baja tras pinchazo. Silencio
El cuarto, «Cartuchero» de nombre, embistió bien al capote de Antonio Ferrera y sacó bravura en el primer puyazo pero salió de este mermado y muy afligido y se le devolvió, acabando echado en el ruedo y apuntillado. En su lugar salió un inválido del hierro de Martín Lorca inválido para todo y que se quitó de encima Antonio Ferrera de media estocada caída. Silencio.
Antes de la salida del quinto, «Aviador» de 576 kilos, se acordó el público de que este era el último de Fernando Robleño en la feria de San Isidro y le tributaron una ovación, cariñosa y merecida. Salió con pies y transmisión el animal dejando estirarse al torero madrileño. Peleó bien en varas y tuvo menos dificultades en banderillas que sus hermanos. Pero en la faena de muleta perdió el animal el carbón y la chispa, no repitiendo las embestidas. Entonces optó el torero por el de uno en uno y surgieron bellos pasajes al natural esperándolo y tirando del de Adolfo Martín. Dejó una estocada corta y dio una cariñosa, y no menos merecida vuelta al ruedo.
Cerró plaza «Madroño» cárdeno de 545 kilos, al que recibió a porta gayola Manuel Escribano para darle una larga cambiada y otra más en el tercio, echando las manos por delante en las verónicas del sevillano. Se fue de largo en la segunda vara pero no se empleó en ninguna, galopando bien en banderillas donde Manuel Escribano perdió pié al intentar tomar el olivo quedando sobre las tablas a merced del toro, afortunadamente una toalla y Antonio Ferrera estuvieron prestos. Comenzó faena el diestro y ahí sacó el toro el carbón, la casta, el sentido y la fuerza. Animal duro y complicado que no regaló ni medio pase. Lo intentó Escribano por ambos pitones pero no hubo forma de toreo moderno. Mató de estocada , sonando un aviso y recibió Manuel Escribano una ovación.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Última de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. No hay billetes.
Toros de Adolfo Martín, muy desiguales de presentación, una escalera, alguno sin trapío para Madrid. El 1º, noble y humillador, acabó acusando su peso; el 2º, incierto y midiendo siempre, de poco recorrido, nunca humilló; el 3º, con peligro, orientado y reponiendo mucho, reservón; el 4º bis, blando y endeble, deslucido; el 5º, de buen pitón izquierdo, pero de medido poder; el 6º, con mucho peligro, reservón y defendiéndose con saña, sin embroque.
Antonio Ferrera, de blanco y oro: ovación tras aviso y
Fernando Robleño, de marino y oro: silencio y vuelta.
Manuel Escribano, de verde billar y azabache: silencio tras aviso y ovación tras aviso.
Foto Galería Pablo Ramos