El diestro Aitor Darío «El Gallo» cortó hoy la única oreja de primer festejo de feria en Cuenca, una tarde en la que tomó la alternativa y en la que los otros dos actuantes, el mexicano Joselito Adame y Pepe Moral se fueron de vacío por sus fallos a espadas, en una variada corrida de Cebada Gago.
Después de muchísimos años, 45 exactamente, Cuenca vuelve a contar en el escalafón con un nuevo matador de toros: Aitor Darío «El Gallo», que sucede a Luis Algara «El Estudiante» como el último torero de alternativa nacido en esta capital manchega.
El joven espada, de 24 años, se doctoró hoy en su tierra, en el festejo inaugural de una nueva edición de la «Champions del Toreo», que es como se conoce ahora a la feria de San Julián.
«Asustado» fue el nombre del toro de la alternativa del Gallo, un astado bravo y bueno de la divisa de Medina Sidonia, que, a decir verdad, fue el que marcó el verdadero ritmo de la faena de un torero que mostró desparpajo al manejar el percal, sobre todo en las verónicas de recibo.
La faena de muleta transcurrió entre notables altibajos, acoplándose por momentos ante un «cebada» de alta nota. Se notó la falta rodaje, pero, así y todo, hubo cosas buenas, algún muletazo estimable y, sobre todo, una buena estocada final, lo que le granjeó el cariñoso trofeo que paseó ante sus paisanos.
Y no pudo redondear con el sexto, al que masacraron en varas. Así y todo tuvo nobleza en el último tercio y el Gallo, que ya había soltado los nervios, dibujó muletazos acompasados y templados por el izquierdo, pero falló con los aceros y se cerró la Puerta Grande.
Joselito Adame rayó a muy buen nivel frente a su primero, un toro con fondo y transmisión con el que el joven hidrocálido anduvo muy rotundo casi de principio a fin. Y ese casi se debe a que cuando tenía las dos orejas en la mano se lió a pinchar con la espada, necesitando también después de varios golpes de descabello.
Pero la faena fue una «borrachera» de toreo fundamental por el derecho. Todo muy ligado y muy compacto en una labor que tuvo ritmo y no bajó nunca de intensidad. Lástima los aceros. Al final fue silenciado.
El cuarto fue un toro más complicado, especialmente por su falta de clase. Y Adame, que anduvo entonado con el capote, optó por abreviar en el último tercio, sin darse nada de coba.
Pepe Moral también dejó su impronta frente al tercero de corrida, un toro que, pese a estar más limitado que sus hermanos, también se dejó, y al que el torero de Los Palacios toreó con mucho gusto a la verónica y con notable poder en el último tercio, pegando muletazos de muy buen porte sobre ambas manos. De no haber fallado con los aceros a buen seguro que hubiera «tocado pelo».
El quinto fue un toro más mansurrón y deslucido con el que Moral solamente dejó para el recuerdo un bonito quite por chicuelinas. La faena de muleta no llegó nunca a tomar vuelo.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Cebada Gago, de parejas y buenas hechuras y de buen juego en líneas generales. Bravo y exigente, el primero; noble y bueno, el segundo; también se dejó el apagadito tercero; al cuarto le faltó clase y entrega; mansurrón, el quinto; y noblote el sexto, al que masacraron en varas.
Joselito Adame, de pizarra, plata e hilo blanco: cuatro pinchazos, estocada y cuatro descabellos (silencio tras aviso); y estocada y descabello (silencio).
Pepe Moral, de berenjena y azabache: dos pinchazos y estocada (silencio); y estocada desprendida y descabello (silencio tras aviso).
Aitor Darío «El Gallo», que tomaba la alternativa, de blanco y plata: estocada (oreja); y cuatro pinchazos y estocada (palmas en la despedida).
La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde espléndida.
AGENCIA EFE //FOTO PRENSA PEPE MORAL