Álvaro de la Calle: «La afición y la moral pueden con todo»

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De la Calle le falta verse anunciado en Madrid: «Con mi nombre en grande, en una buena corrida. Y a poder ser de San Isidro. Porque haría cien mil veces el esfuerzo de ayer si eso se ve reflejado en contratos»

Con 47 años de edad y 23 de alternativa, Álvaro de la Calle lleva bastante tiempo actuando como «sobresaliente», una especie de «torero suplente» que hace el paseíllo en la segunda fila en las corridas de mano a mano o de único espada, y que solo interviene en caso de percance de los matadores titulares.

«Anunciado por delante he toreado solo 27 corridas desde que tomé la alternativa -detalla el diestro charro- pero de unos años para acá me anuncio en una media de diez festejos al año como sobresaliente, como en alguna corrida como único espada de José Tomás o en todas las de Antonio Ferrera, que me ayuda mucho»,

«A falta de contratos -continúa- esta es una buena manera de llevar dinero a casa, que en tardes como la de ayer, en una plaza de primera, son poco más de 2.000 euros. Porque de las otras, como matador, apenas he sumado tres corridas desde 2017 hasta ayer, y todas en pueblos y plazas pequeñas».

Con esas referencias, cobra especial mérito e importancia la manera en que Álvaro de la Calle solventó ayer el súbito y tremendo compromiso de tener que estoquear los cinco serios toros que quedaban en los chiqueros de Las Ventas una vez que De Justo entró en la enfermería con una muy grave lesión cervical.

«Es triste que fuera así, por el percance de un compañero, pero para eso estaba allí. Siempre salgo mentalizado a que puede pasar algo así, y por eso en ningún momento me impresioné ni me vine abajo, aunque fuera en Madrid. Al revés, me crecí pensando en que había que estar a la altura y echar para adelante la tarde con el máximo respeto al público», explica el torero de Salamanca.

Si de algo se siente especialmente orgulloso De la Calle es «de haber sido capaz de llevar con orden y sin apuros la lidia de los cinco toros, acompañado, claro, de unas cuadrillas buenísimas, y de también la forma en que entré a matar a los cinco, con el corazón por delante, aunque pinchara alguna vez».

Pero del mismo modo está satisfecho de haber lucido al tercer toro de Victoriano del Río, «que lo merecía, porque fue muy bravo. Creo que le toreé bien y que me merecí la oreja que no me concedieron, aunque eso sea ya lo de menos. Lo importante es que no me guardé nada dentro y que fui sincero con un público que se pudo sentir decepcionando cuando vio que el torero que iba a ver no podía seguir toreando».

De la Calle considera que «mejor recompensa al esfuerzo que esa oreja sería ver que mi lucha de todos estos años se valora y poder salir de este encasillamiento de anunciarme como sobresaliente, porque vivo solo para el toro, las veinticuatro horas del día, esperando que llegue una buena oportunidad de demostrar quién soy como torero».

En ese sentido, el salmantino está esperanzado con las palabras de ánimo y de agradecimiento que le dedicó la empresa de Las Ventas al final de la corrida, en tanto que les ayudó «a resolver un problema difícil de cara al público que llenó la plaza».

«He recibido un aluvión de llamadas de teléfono y cientos de wasaps, sobre todo de compañeros, dándome la enhorabuena y felicitándome por mi actuación y sorprendidos de verme tan preparado para resolver con esa soltura», explica.

Pero, «para ser completamente feliz», a De la Calle le falta verse anunciado en Madrid: «Con mi nombre en grande, en una buena corrida. Y a poder ser de San Isidro. Porque haría cien mil veces el esfuerzo de ayer si eso se ve reflejado en contratos», finaliza.

Paco Aguado Agencia EFE

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