Melilla 2017

La Mezquita del Toreo, último baluarte de la tauromaquia en África

Setenta años cumple la Mezquita del toreo el próximo jueves con un mano a mano entre Juan Mora y Antonio Ferrera, con toros de Manuel Blázquez, encaste Núñez del Cuvillo.

La Mezquita del Toreo, como se conoce a la plaza de toros de Melilla, celebra su setenta aniversario convertida en último baluarte de la tauromaquia en África, ya que es el único coso del continente donde se siguen celebrando festejos taurinos.

Las otras plazas que levantaron españoles y portugueses en África, desde Marruecos y Argelia hasta Angola y Mozambique, hace años que dejaron de anunciarse en los carteles, convertidas en campos de fútbol o béisbol, taller mecánico o, incluso, una iglesia, las que aún siguen en pie.

Pero el ruedo melillense, bautizado la Mezquita del Toreo por el cronista taurino Gregorio Corrochano, celebra sus setenta años el próximo jueves con un mano a mano entre Juan Mora y Antonio Ferrera, con toros de Manuel Blázquez, encaste Núñez del Cuvillo.

«Un cartel de auténtico arte», asegura a Efe el crítico taurino Ricardo Fernández, con un mano a mano inédito, el primero entre ambas figuras, para conmemorar estas siete décadas de tauromaquia y que se espera que sea todo un acontecimiento en la ciudad, en su plaza de segunda categoría con aforo para unos 8.000 espectadores.

Otro acontecimiento más en la historia de un coso que se ha encargado de glosar Ricardo Fernández, quien recuerda que en principio la plaza la iba a inaugurar «Manolete», pero poco días antes se lo llevó el miura ‘Islero’ en Linares y el honor inaugural fue finalmente aquel 6 de septiembre de 1947 para Domingo Ortega, «Gitanillo de Triana», Luis Miguel «Dominguín» y «Parrita».

«Paquirri», que cortó aquí su último rabo como matador allá por 1984

Desde entonces su historia la han ido jalonando otros mitos del torero como «Paquirri», que cortó aquí su último rabo como matador allá por 1984, diestros como «El Boni», uno de los miles de jóvenes a los que les tocó la mili en Melilla, la torera Cristina Sánchez en 1997 o los toreros locales Antonio Criado «El Goy» o Adolfo Ramos.

Otros hitos de su historia rememoran la expectación despertada por los Miura en 1951, la salida a hombros en 1969 de la terna «El Cordobés», Palomo Linares y Victoriano Valencia con lleno en los tendidos o el primer indulto a un astado, «Miraclaro», de la ganadería de Sánchez-Dalp en 2013 por «El Fandi», apunta Fernández.

Aunque no siempre el protagonista en la arena ha estado vestido de luces, porque allá por 1974 la estrella era un famoso caballo negro que salía en la tele, Furia, y dos años más tarde José Luis Moreno, ventrílocuo de moda por aquel entonces con sus muñecos, a falta de toros en algunas temporadas.

única plaza activa de toda África

El coso neobarroco ha resistido el devenir de la historia, reponiéndose de los avatares que conlleva celebrar una corrida de todos en una ciudad norteafricana a casi doscientos kilómetros de la península, desde donde no queda otra que traer los astados en barco.

Así ha llegado a nuestros días como «la única plaza activa de toda África, puerta de la tauromaquia y la fiesta nacional en todo el continente», sentencia el crítico taurino.

Sus muros blanco y oro, cual traje de luces propio de ocasiones solemnes, resistieron también la embestida del terremoto que en 2016 azotó Melilla y ya se han borrado sus heridas para lucir de nuevo recompuestos para esta efeméride.

Quizás esa monumentalidad, con las cornisas, pináculos o frontones que evocan los adornos de la chaquetilla y taleguilla que viste el torero, la haya salvado no solo como la única plaza de toros operativa sino también «la más bonita de toda África», proclama el cronista oficial de Melilla, Antonio Bravo.

«Es atractivo torear en Melilla: pocos toreros pueden decir que han toreado en tres continentes», comenta a Efe.

Plazas de Francia, Portugal y España mantienen la tauromaquia en Europa y otras de México, Colombia, Venezuela o Perú en América, en tiempos en que los antitaurinos cada vez presionan más contra la fiesta.

Pero «O toreas en Melilla, o no toreas en otro sitio en África», sentencia Bravo.

Luis Ángel Reglero (Agencia EFE)

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Juan Mora y Antonio Ferrera, calidad suprema en Melilla

El empresario Rafael Tejeda presentó en Madrid uno de los grandes acontecimientos de la temporada taurina: un mano a mano Juan Mora y Antonio Ferrera a celebrar el próximo 7 de septiembre en Melilla

Categoría en Melilla. Un acontecimiento en toda regla: Juan Mora y Antonio Ferrera, mano a mano. Frente a toros de Manuel Blázquez y en uno de los escenarios más emblemáticos y de mayor embrujo del panorama taurino: La Mezquita del Toreo de Melilla. El empresario Rafael Tejeda lo ha hecho posible y lo presentó ayer en Madrid, en la Sala Antonio Bienvenida de la plaza de Las Ventas, en un acto presentado por el periodista Juan Ramón Romero quien describió la entidad artística de ambos diestros y la imaginación empresarial del empresario.

Un cartel de los que marcan diferencias. “Mi sello es la calidad y dar un giro más de tuerca al mensaje de la Tauromaquia”, explicó el empresario. “Este es un cartel filosófico, muy de público y muy de aficionados. Melilla es un corazón de España en el rincón africano del mediterráneo, un rincón inmejorable para un evento de esta magnitud”, subrayó.

“Hemos logrado que Melilla tenga frente a sí a dos toreros distintos, a dos artistas capaces de crear obras imperecederas frente a la embestida de un toro. Es un sueño y un lujo acoger en la Mezquita del Toreo a estos dos genios”, afirmó Rafael Tejada, un empresario que impulsó y continúa dirigiendo uno de los proyectos de mayor calado y prestigio de exposición del toro bravo que existen: Reservatauro.

La Mezquita del Toreo, única plaza activa en el continente africano, pone en valor la exclusividad de La Tauromaquia con dos de los mejores exponentes del toreo de inspiración y hondura.

“No es una corrida de toros, es simplemente filosofía de la vida”, apuntó Juan Mora para referirse a la cita del próximo 7 de septiembre. “El toreo es sentimiento y es vida, es una manera de estar y sentir, es una forma de plasmas sensaciones y sentimientos y mi corazón me dictaba que tengo que torear en Melilla junto a un virtuoso del toreo como Antonio Ferrera, un genio, un maestro de todas las lidias totales”, reconoció antes de admitir: “Yo tengo un reto y lo quiero cumplir: ojalá un día pueda torear como Antonio Ferrera”.  

Sin poder contener la emoción y tras fundirse en un abrazo con Juan Mora, Antonio Ferrera expuso: “Doy gracias a Dios por haberme puesto en el camino al maestro Juan Mora y poder vivir las sensaciones tan bonitas que estoy sintiendo junto a él”. Antonio Ferrera reconoció en sus palabras: “Con diez años y viendo torear al maestro sentí por vez primera el pellizco del arte, ese que se expresa en libertad y que es insustituible”.

Cerró el acto Francisco Díaz, Viceconsejero de la ciudad autónoma de Melilla, quien manifestó: “Nuestra plaza cumple 70 años y no lo podrá hacer de mejor forma que un acontecimiento único, exclusivo y distinto”.

Con este cartel, Melilla se convierte en un icono cultural de la temporada taurina. Una ciudad que cuenta con el apoyo sin fisuras hacia la Tauromaquia de su administración y que reunirá el próximo 7 de septiembre dos puntales del mensaje taurino: el lujo de su programación y el marco incomparable del escenario y su entorno. Cartel de campanillas. Un mano a mano de calidad. Arte en estado puro.

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