Gran dimensión de Álvaro García que pierde un triunfo importante por la espada. Rafael León y Juan Barranco mostraron disposición, ganas y muy buenas maneras frente a una buena novillada de López Chaves
LÓPEZ CHAVÉS | Juan Barranco – Rafael León Álvaro García Plaza de toros de Moralzarzal, 20 de Septiembre de 2019. Primer festejo de Feria. Seis erales de López-Chaves. Rafael León (silencio y silencio) Álvaro García (ovación con saludos y silencio) Juan Barranco (silencio y oreja) |
Arrancó la Feria Taurina de Moralzarzal 2019 con la novillada sin picadores del hierro salmantino de Ignacio López-Chaves en la que años anteriores obtuvo un sonado éxito al quedar triunfadora en 2015. No volvió a defraudar.
Rafael León abrió tarde con un buen toreo de capote, manejando muy bien los vuelos. Con la muleta, destacó los muletazos con la mano izquierda, con muletazos largos, limpios y templados. Con la espada estuvo hecho un pincha uvas. Con el cuarto costó un mundo conectar con el tendido, dónde el novillo soltaba la cara al final de los muletazos y dificultaba la lidia.
Álvaro García realizó la faena de la tarde. Toreo de forma magistral con el capote por verónicas. El precioso castaño resultó ser un gran colaborador de principio a fin, con mucho fondo, nobleza y destacando la calidad de las embestidas. Las tandas resultaron largas, templadas siempre por abajo. Faena cumbre que perdió por culpa de la espada. Ovación unánime de la plaza al arrastre del novillo. Con el quinto, volvió a demostrar las grandes cualidades que atesora frente a un novillo más complicado. Manejo a la perfección los toques y las alturas que el animal requería.
Juan Barranco recibió al primer novillo de la tarde con verónicas de trazo suave. Con la muleta, el novillo a pesar de la buena condición del animal la faena no alcalzó altos vuelos. A pesar de ello instrumentó muletazos largos y templados por ambos pitones. El sexto novillo resultó ser otro buen colaborador. Manejo el capote de forma templada después de recibir al novillo con una larga cambiada. Ya con la muleta el animal tuvo ese fondo de nobleza que le hacía querer ir siempre detrás del engaño, muchas veces molesta debido a esa falta del puyazo. Barranco estuvo muy macizo en tandas largas por ambos pitones, así como en los remates de pecho destacando siempre el trazo largo. Culminó con unas ajustadas bernardinas y después de una estocada logró cortar una oreja.
FOTOS: Sveyk Castellanos