Vigésimo quinta de San Isidro con toros de Alcurrucén y El Cortijillo
Abrió la tarde Antonio Ferrera. Faena a más ya que le costó cogerle la altura de un encastado de Alcurrucén que terminaba con la cara arriba. Le mandó cerca de tablas para dejar dos series finales más reunidas y largas con esos remates marca de la casa que conectaron con los tendidos. La estocada recibiendo la colocó en su sitio y se le pidió la oreja. Se quedó en saludos desde el tercio una fuerte ovación. El cuarto venía con el hierro de El Cortijillo y sin opción alguna. Embistió a arreones hasta que se rajó. La estocada cayó defectuosa y fue silenciado.
Diego Urdiales no tuvo suerte con el primero de su lote. Fue un toro sin clase en su embestida ante el que no pudo dejar nada de su toreo. Al quinto lo recibió con tres verónicas. Ya con la muleta resultó justo de fuerzas y planteó faena en los medios. Fueron de uno en uno al natural y con la diestra. Dejó alguno bueno pero faltó continuidad y destacar la estocada en todo lo alto.
El castaño tercero fue protestado tras perder las manos en repetidas ocasiones pero no fue devuelto. Ya en la muleta de Ginés Marín no dijo mucho. El extremeño no le exigió por abajo y respondía a esa media altura pero sin decir mucho. Dos por el derecho tuvieron mayor eco. La estocada entró entera y necesitó del descabello. Ante el manso sexto fue imposible ante los intentos de Ginés Marín.
FICHA DE LA VIGÉSIMO QUINTA DE SAN ISIDRO
Plaza de toros de Las Ventas Madrid, Casi lleno en los tendidos con una Asistencia: 22.430
Cinco toros de Alcurrucén y uno de El Cortijillo (4º), dispares de presentación y juego. El mejor el 1º; con calidad pero sin fondo el 3º y el 5º.
- Antonio Ferrera, ovación tras petición y silencio
- Diego Urdiales, silencio y ovación tras dos avisos
- Ginés Marín, silencio y silencio.