Jesulín: No me planteo torear más, el toro no envejece y yo ya tengo una edad

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«Si hubiera sido por dinero habría vuelto hace años; lo hago, simplemente, porque me apetece, porque quiero hacerlo y porque en mi hambre mando yo».

Jesús Janeiro «Jesulín de Ubrique», que mañana reaparece de luces en Cuenca, ha confesado en una entrevista con EFE que después de esa tarde no se plantea torear «ninguna otra más» y, menos aún, hacer temporada porque «el toro nunca envejece y yo ya tengo una edad».

También ha querido acallar críticas y rumores que apuntaban a que este regreso se debía a motivos económicos: «Si hubiera sido por dinero habría vuelto hace años; lo hago, simplemente, porque me apetece, porque quiero hacerlo y porque en mi hambre mando yo».

Pregunta (P): ¿Cómo se encuentra a tan pocas horas de volver a vestirse de luces?

Respuesta (R): «No lo estoy llevando tan mal como pensaba. Es verdad que la procesión va por dentro. Pero más que nervios lo que tengo son ganas de que salga el toro».

P: ¿Qué espera de la tarde?

R: «Principalmente que los toros embistan y contribuyan a que se dé una gran tarde. La corrida tiene muy buenas hechuras y debería ayudar al éxito de los tres toreros y del empresario».

P: ¿Por qué en Cuenca?

R: «Sobre todo por amistad con Maximino. Es una persona con muy buen talante, un taurino muy moderno y siempre se ha portado muy bien conmigo. Luego, además, Cuenca tiene una afición muy agradecida y con un espíritu de divertirse por encima de todo».

P: ¿Por qué ha decidido volver?

R: «Simplemente porque me apetece hacerlo. Maximimo me ofreció torear a primeros de año en Illescas pero lo vi muy precipitado. Luego nos volvimos a poner en contacto para hablar de Cuenca, le pregunté por el tipo de corrida, compañeros de cartel… y rápidamente hubo acuerdo».

P: No hay motivos económicos porque lo deja entrever…

R: «Si fuera por dinero habría vuelto hace años. He tenido ofertas para hacerlo, algunas de ellas en plazas importantes, y no he aceptado. Y si fuera ese el motivo no torearía una, sino que torearía diez o quince. Regreso porque quiero hacerlo, me apetece. No hay más. El que quiera buscarle tres pies al gato, allá él».

P: Algunos medios, sobre todo los del corazón, llevan tiempo buscándolos…

R: «Estoy muy por encima de todo eso. Ya son muchos años igual y ha acabado por no afectarme lo más mínimo. Que cada uno diga y piense lo que le de la gana. Yo sé cuál es mi verdad, y eso es lo más importante».

P: Volviendo a la tarde de mañana, imagino que ha tenido que llevar a cabo una preparación exhaustiva…

R: «La verdad es que yo nunca me he retiré definitivamente de esto. Desde 2010 que hice mi último paseíllo de luces en Priego de Córdoba habré toreado unos 80 o 100 festivales. Eso me ha obligado a no descuidarme».

«Pero es verdad que este año he seguido un plan de ejercicio y alimentación algo más estricto. He perdido unos 7 kilos y físicamente me encuentro como bien. Además he matado varios toros a puerta cerrada y eso ayuda también a la puesta a punto».

P: ¿Por qué decidió irse?

R: «Me cansé. Eso de que no se respeten las condiciones que uno debe de tener y de que te impongan el dinero que tienes que cobrar, no iba conmigo. Y menos después de 25 años de alternativa».

«Cada uno debe tener un caché en función de los méritos en el ruedo, y vi que eso empezaba a no ser así. Me decepcionó ver hacia donde iba esta profesión y, como en mi hambre mando yo, decidí irme».

P: ¿Cómo ve el toreo en la actualidad?

R: «Creo que se han perdido la esencia. Me da pena ver cómo para acceder a un torero haya que pasar un filtro de 20 personas. Eso no es normal. Los toreros deberían ser más accesibles, tanto a los medios como al aficionado. No hay que olvidar que la fiesta la mantiene el público».

«Luego me da coraje ver el monopolio tan cerrado que se creado. Un círculo muy vicioso en el que una misma persona pretende acapararlo todo y ser, a la vez, empresario, ganadero, apoderado… Luego ves que casi todos los carteles son los mismos, no hay rivalidad, todo es compadreo, y creo que no debería ser así».

P: Fuiste todo un referente en los 90, un torero que movía masas y sobre el que giraba una cantidad de ferias. ¿Cómo se llevaba todo eso?

R: «Es muy bonito ver cómo la gente paga por verte, te espera con tanta expectación y te demuestra tanto cariño. Esa es la grandeza del toreo. Luego si quieres llegar a mandar tienes que ser capaz de superar esa presión, porque igual que te puede poner arriba también puede propiciar que el enterramiento llegue antes».

P: ¿Has pagado de alguna forma el peso de la fama?

R: «Pues quizás sí. Pero es que hay cosas que no se pueden controlar. Desde luego yo he sido y soy muy feliz con la vida que llevado y llevo en la actualidad, y sé que hay muchos que eso le fastidia».

«Pero ya digo que estoy muy por encima de todo eso. Yo me puse una coraza hace tiempo y no entro al trapo. La mejor bofetada es la que pego sin manos. Me muestro indiferente con todo lo que se dice. Y eso es lo que realmente les fastidia».

P: ¿Le ha quedado algo por hacer en su carrera?

R: Por supuesto. Una Puerta del Príncipe, la Puerta Grande de Madrid, la faena soñada… Pero es que yo puse un paréntesis muy pronto a mi carrera, a los 24 años, luego con el accidente de tráfico que sufrí estuve dos años sin torear y ya con 33 me retiré. Mi carrera ha sido muy intensa en cuanto a número de festejos pero corta en cuanto a temporadas».

P: Todavía está a tiempo…

R: «Ya no estoy para esos trotes. El toro es un animal que jamás envejece, y yo ya tengo 44 tacos. Los años pesan, y la ilusión y las ganas menguan.

JAVIER LÓPEZ // AGENCIA EFE
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