En una combinación de emociones, por un lado, el susto de la tragedia que se da cuando un toro coge a un torero, lo que le sucedió a “El Juli”, la emoción de ver a un toro embestir con la potencia de un huracán, como lo fue “Lancero” y la entrega con arte y firmeza de los toreros Julián López y el colombiano Luís Bolívar.
Con tres cuartos de entrada en tarde entoldada en la capital colombiana, se lidió un coctel de ganaderías, pues dos toros fueron de Ernesto Gutiérrez, dos de Mondoñedo y dos de Juan Bernardo Caicedo. “Lancero” del hierro del abogado ganadero Juan Bernardo Caicedo, resultó indultado. Toro con presencia y cuajo, pero lo más importante, encastado como el que más, que produjo tumbo y embistió con decisión, como se lo dictó su genética de bravo.
Fue una tarde de intensas emociones, donde “El Juli” bnrilló en lo más alto de su ya prolongada trayectoria de máxima figura del toreo, pues en la Santamaría exhibió su más pesado armamento cargado con la pólvora que da la valentía, el conocimiento de las suertes y la puntería de quien acierta con sabiduría en la cara del toro, al verlo tan claro y hacerlo tan fácil.
En el micrófono de RCN, la Radio Taurina de Colombia, El Juli expresó que estaba ilusionado y emocionada de actuar en la plaza de Santamaría.
Luís Bolívar, en su punto de maduración, constante en esta temporada colombiana, se entregó y no desentonó ante el torero de Velilla de San Antonio-Madrid y de quien se dice que es uno de los arrolladores de éste siglo XXl, en el escalafón de quienes se visten de luces.
Sobre Bolívar la agencia EFE escribió: “Luis Bolívar dejó un listón muy alto en su primero. El poder, el mando y el temple se conjugaron para sumarse a la emoción de un tío de Gutiérrez con toda la barba.
Al final, muletazos hechos con la verdad de las cosas que se quedan en la memoria.
Una oreja que pudieron ser dos si la espada no cae un pelín desprendida y si, también, la plaza demuestra mayor sensibilidad a la hora de exigir a la presidencia lo que era nada más que justicia.
En el que le correspondió de Mondoñedo, Bolívar se mostró dispuesto y valiente.
El animal de las huestes de la familia Sanz de Santamaría mostró más pies que acometidas e incluso terminó en los adentros. Esfuerzo sin premio.
Y en el sexto, de Juan Bernardo Caicedo, no hubo con qué. El toro se paró y no permitió lucimiento alguno.
En el séptimo que regaló, Bolívar sacó provecho de un ejemplar que se movió y tuvo fijeza y al que despachó de la mejor manera para cortar un apéndice.
Resultado de la Corrida:
Julián López «El Juli»: Oreja, silencio y dos orejas simbólicas por indulto.
Luis Bolívar: Oreja, silencio, silencio y oreja en el de regalo.
Incidencias: “El Juli” fue atendido de una cornada en la pierna izquierda, cara posterior, en la base del glúteo, extensa pero limpia, y fue trasladado a la Clínica el Country.
El toro indultado se llama «Lancero», número 833 y 485 kilos, de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo.
Agencia EFE-Bogotá