Ureña conquista Albacete con un Pinar pletórico ante “Sabor”, de Torrestrella

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El diestro Paco Ureña, con tres orejas, ha sido el triunfador numérico de la tarde de hoy en Albacete, quinta de su feria taurina, en la que el local Rubén Pinar cuajó también una excelente faena a “Sabor”, un toro de vuelta al ruedo de Torrestrella, al que desorejó por partida doble.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Torrestrella, desiguales de presentación y de juego también variado. Destacaron el cuarto y, sobre todo, el quinto, de nombre “Sabor”, número 6, negro burraco, de 516 kilos y nacido en septiembre de 2013, que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Paco Ureña, de rosa y oro: estocada (oreja); y estocada fulminante (dos orejas).

Rubén Pinar, de azul pavo y oro: pinchazo y estocada (ovación); y estocada fulminante (dos orejas).

José Garrido, de espuma de mar y plata: dos pinchazos, media tendida y descabello (silencio tras aviso); y estocada corta (oreja).

La plaza ha registrado más de tres cuartos de entrada en tarde soleada y de agradable temperatura.

PUREZA Y FRESCURA

Paco Ureña hacía hoy el paseíllo en Albacete en sustitución de Alberto López Simón, que se cayó a última hora del cartel al presentar un parte médico a la empresa del coso de La Chata.

El de Lorca ya rayó a buen nivel con el que abrió plaza, un toro al que le costaba tirar para adelante, pero al que Ureña metió en vereda con un toreo excelso al natural. Fueron dos tandas, pero supieron a gloria por la pureza, el encaje y la arrogancia en la interpretación. A derechas no hubo la misma sintonía. Cayó la espada a la primera y obtuvo la primera oreja de la tarde.

Pero el “cante grande” vino en el cuarto, uno de los dos toros de la corrida, al que Ureña cuajó de cabo a rabo a lo largo de una labor que aunó torería, temple, sentimiento y mucha verdad. Toreo encajado y muy puro sobre ambas manos en series rotundas y muy bien compactadas.

La plaza vibró y disfrutó con el toreo del murciano, que agarró una soberbia estocada, de la que salió el toro sin puntilla, y que le permitió cortar las dos orejas.

Volvía Rubén Pinar a Albacete después del sonado triunfo protagonizado el primer día de feria, y volvió a refrendar de lo entonces, o, incluso, lo superó.

Y eso que su primero fue un toro áspero y bronco con el que el joven de Tobarra, lejos de arredrarse, le plantó cara con valentía y firmeza, pero sin sacar nada en claro en lo artístico. Solo hubo fogonazos sueltos por uno y otro pitón. Fue ovacionado tras enterrar la espada al segundo envite.

Lo gordo estaba por llegar. Fue en el quinto, un gran toro de Torrestrella, premiado con los honores póstumos de la vuelta al ruedo en el arrastre, con el que Pinar se recreó de principio a fin en una faena de muy buen porte, de mucho ritmo e intensidad.

Temple, largura en el trazo, mano baja y mucho hilván fueron los mimbres de una labor perfectamente abrochada con la espada. Dos orejas sin discusión.

Garrido sorteó en primer lugar toro que se defendió una barbaridad, con la cara por las nubes y sin entregarse en ningún momento en las telas. El extremeño, que había brillado con el capote, anduvo mandón y poderoso a lo largo de una faena vibrante, en la que logró muletazos de mucho mérito, pero malograda a última hora con los aceros.

El sexto fue un toro que se dejó sin más, y Garrido, que volvió a rayar a buen nivel, sí que anduvo certero aquí con la espada, lo que le granjeó una oreja.

  AGENCIA EFE

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