Triple puerta grande en tarde triunfalista en Guadalajara

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Los diestros David Fandila “El Fandi”, Iván Fandiño y el mexicano Joselito Adame salieron hoy a hombros en el tercer festejo de la feria de Guadalajara, otra tarde de baile de corrales y con destacados tintes triunfalistas.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de José Luis Marca, sustitutos de los inicialmente anunciados de Antonio Bañuelos, de muy desigual presencia y de juego también variado. Tercero y cuarto, los de más movilidad dentro de un envío al que le faltó fuerza y clase.

David Fandila “El Fandi”: estocada tendida y atravesada, y dos descabellos (silencio); y estocada atravesada (dos orejas).

Iván Fandiño, que sustituía a Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri”: dos pinchazos y estocada caída (silencio); y estocada defectuosa (dos orejas).

Joselito Adame: estocada tendida y caída, y descabello (oreja); y pinchazo y media al encuentro (oreja).

La plaza registró media entrada en los tendidos en tarde agradable.

UN SINDIÓS

Una de retales o de reemplazos de última hora sirvió hoy como tercera de feria en Guadalajara.

A la baja de última hora de Rivera Ordóñez por una supuesta lesión se sumó la caída también del cartel de la corrida de Antonio Bañuelos, a priori, la que concitaba el principal interés de la función, después, y sobre todo, del gran triunfo cosechado en la canícula madrileña.

Fandiño, que ya había actuado en Las Cruces en la tarde de la víspera, se encargó de completar un cartel de lo más “sui géneris” rematado por el mediático David Fandila “El Fandi” y el mexicano Joselito Adame, gran triunfador el año pasado de este mismo ciclo alcarreño tras indultar a “Hechicero” de Fuente Ymbro.

Y en cuanto a los toros, un envío de José Luis Marca, ganadería de muy poca regularidad en los últimos años, vino a sustituir a la inicialmente anunciada del hierro burgalés. Y si se tiene en cuenta que la corrida de ayer tampoco pasó entera y que la del jueves tampoco funcionó, el nivel ganadero de esta feria está siendo más que preocupante.

Y es una lástima porque Guadalajara, de siempre, ha cuidado mucho al toro, convertido ahora en algo secundario. Parece que ahora se prefiere destinar el parné en toreros que lleven gente a la plaza en detrimento de un ganado mucho más desigual de todo, y, algo aún peor, también de muy pocas garantías.

Y en ese pésimo nivel arrancó la tarde, con un primer toro sin fuerza alguna con el que El Fandi solamente pudo destacar, y livianamente, en un bullidor tercio de banderillas. En la muleta trató de templarlo el granadino, pero el astado, de lo más claudicante, acabó derrumbándose antes, incluso, de montarle la espada, quedando tendido en el ruedo durante varios minutos.

Fue el puntillero, autorizado por el usía ante la imposibilidad de que el animal retomase la vertical, el que acabó levantándolo antes de que el Fandi se acabara atascando también con los aceros.

El cuarto tuvo algo más de movilidad, y el Fandi, que lo recibió con dos largas cambiadas, puso hasta un cuarto par de banderillas a petición de las peñas. Muleta en mando anduvo igual de bullanguero el granadino haciendo un toreo periférico y de cara a la galería. Pero gustó, mató a la primera y para él fueron dos generosas orejas.

Un zambombo de 590 kilos fue el primero de Fandiño, toro, no obstante, “lavadito” de cara, poco ofensivo por delante, sin clase ni ritmo en sus cortas y deslucidas embestidas. El de Orduña lo intentó pero la faena nunca despegó, quede claro que por falta de oponente.

El sindiós definitivo llegó en el quinto, toro que tampoco fue nada del otro mundo con el que Fandiño anduvo un tanto deslavazado en una labor a la le faltó limpieza. Solamente al final hubo una serie estimable a derechas, además de otras “cositas” en el epílogo como unos molinetes que pusieron en ebullición a unos tendidos que le premiaron con dos orejas de lo más amables. Cosas del paisanaje.

El primero de Joselito Adame fue una de las pocas excepciones en la tarde. Toro noble y repetidor, con transmisión, que ha permitido al mexicano llevar a cabo una notable faena de muletazos ligados y por abajo sobre ambos pitones. Labor con armazón y ritmo, que gustó, y mucho, a unos tendidos muy entregados con el de Aguascalientes, de ahí que, a pesar del descabello final, le premiaran con una oreja.

Y tal y como iba la tarde, por la senda del triunfalismo más absoluto, logró Adame otra oreja más del sexto, al que instrumentó dos series muy buenas y muy templadas por el derecho dentro de un conjunto de lo más aseado.

Javier Lopez/Agencia EFE

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