Ni congestión ni sangría

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Es frecuente oír a profesionales del toreo, especialmente en el campo durante labores de tienta, pronunciar la palabra “congestión” y “sángrala”. Ello se debe a la creencia de que cuando se torea una vaca muy brava con larguísimas faenas y acaba echándose, porque ya no puede más (está muy cansada , como lo estaría cualquier animal al que se le exigiera un ejercicio físico tan intenso y prolongado) es que esta congestionada y hay que hacerle un corte en la oreja para que sangre (eso es sangrarla), pues de lo contario morirá.
Por fuerte que esté la vaca, eral, novillo o toro, acabará agotándose y si continua realizando tanto ejercicio corre gran riesgo de acabar con una grave insuficiencia cardiaca, pues se exige al corazón contraerse cada vez más rápido (taquicardia) para llevar sangre oxigenada a los músculos que se están ejercitando. Es lo mismo que pasaría si exigiéramos, por ejemplo a un caballo o a un hombre , que corriera a máxima velocidad durante mucho tiempo. Acabaría con una insuficiencia cardiaca y muerte.
Por otra parte, y como todos sabemos, toda situación de gran estrés aumenta el riesgo de sufrir un infarto de miocardio (en humanos y no humanos), cosa que puede ocurrirle a las vacas durante la tienta o a los toros durante la lidia.
En las corridas de toros o novilladas con picadores se dice, erróneamente, que la suerte de varas sirve para descongestionar al toro al sangrar. Misma teoría que la expuesta anteriormente y referente a la tienta. También he oído y visto, al mayoral de alguna ganadería, decir tras echarse la vaca, ¡hay que levantarla inmediatamente porque si no se muere!
Bueno pues todos estos comentarios y actitudes no tienen fundamento fisiológico, porque ni en la tienta la vaca esta congestionada, ni en la corrida el toro está congestionado, y porque si lo estuvieran el sangrarles (bien mediante corte en la oreja o la puya ) no mejoraría la situación sino todo lo contrario, la empeoraría. La pérdida de sangre, salvo situaciones patológicas muy concretas, tiene efecto negativo.
Estas creencias y actitudes vienen del siglo XVIII y primera mitad del XIX, cuando en Medicina se empleaba la llamada sangría (extracción de sangre, a veces mediante la aplicación de sanguijuelas) para tratar algunas enfermedades, entre ellas la insuficiencia cardiaca, y lo que se conseguía era empeorar la enfermedad, cuando no la muerte. Actualmente la sangría esta indicada solo en casos excepcionales como puede ser la hemocromatosis (enfermedad hereditaria), y el reimplante de miembros.
Congestión es la acumulación excesiva de sangre en un órgano, y en el caso de la vaca en la tienta o el toro en la plaza no existe tal congestión de ningún órgano, lo único que pasa es que la sangre está circulando a mayor velocidad de lo habitual porque, como decíamos, los músculos demandan oxigeno y el corazón se debe contraer muy rápido para llevárselo. Si nosotros de alguna manera le hacemos perder sangre (mediante el corte en la oreja o mediante el puyazo) estamos agravando su estado, ya que le queda menos sangre para transportar el oxigeno.
Por tanto, en primer lugar no hay tal congestión y en segundo el tratamiento no es la sangría. Si esto fuera así en las novilladas sin picadores, en las que el eral no sangra todos se congestionarían y muchos morirían en la plaza.
Por otra parte la sangre que pierde el toro como consecuencia de los puyazos es relativamente muy poca (4-5 litros y el toro tiene 37.5 litros)como para corregir una congestión, y menos aun el corte en la oreja que es un cartílago y sangra muy poco. Puede asegurarse que con ese corte en la oreja la vaca puede perder 8-10 mililitros de sangre, menos de lo que se saca a una persona (que solo tiene 5 litros) para hacerle un análisis. Por tanto ni la vaca ni el toro están congestionados, ni el sangrarles mejora nada, sino al contrario. La sangre que pierde el toro como consecuencia de los puyazos, en el 95 % de los casos, puede contribuir a atemperar algo la embestida del toro, a que sea algo menos violenta, pero es el cansancio del esfuerzo que hace el toro atacando y moviendo el caballo primero, y luego embistiendo a la muleta lo que más le cansa , lo que más le atempera en su embestida. No obstante puede ocurrir que en algún caso los puyazos rompan arterias muy importantes y el toro sangre más de lo habitual, con lo que la pérdida de sangre exceda ampliamente de los 4-5 litros que suele perder, en cuyo caso la tensión arterial del toro bajaría mucho, lo que expresa parándose más, siendo más tardo y acometiendo con menos energía.
Cuando la vaca se echa lo que hay que hacer es dejarle que descanse, para evitar el riesgo de grave insuficiencia cardiaca. Exactamente lo mismo que hacemos cuando un atleta, un ciclista por ejemplo , llega a la meta , ya muy cansado por el gran esfuerzo, con el corazón latiendo muy rápido, y a medida que pasa el tiempo y descansa, el corazón va volviendo al ritmo normal porque ya los músculos no necesitan tanto oxigeno.
Si, vemos, a veces, al final de la faena, como el toro no para de moverse, levantando las patas traseras como en pasos muy cortitos, y ello es porque probablemente está desarrollando una insuficiencia cardiaca derecha, debido al gran esfuerzo, y la sangre se acumula en el hígado que se distiende y distiende la capsula que le recubre, lo que origina fuerte dolor. En este caso habrá congestión del hígado, pero la solución no es que sangre, sino dejarle descansar.
Rafael Comino Delgado

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