La verdad de Javier Cortés y la entrega de Del Pilar en Madrid

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Javier Cortés y Gómez del Pilar, aún sin trofeos, fueron los encargados de poner el argumento al segundo desafío ganadero celebrado hoy en Las Ventas, entre los hierros de Palha y Hoyo de la Gitana.

FICHA DEL FESTEJO.- Tres toros -primero, tercero y quinto- de Palha, bien presentados, reservón y con peligro el primero, y buenos y a menos, tercero y quinto; y otros tantos de Hoyo de la Gitana, serios, faltos de casta y deslucidos.

Rubén Pinar, de carmín y oro: estocada baja (silencio); y casi entera tendida (silencio).

Javier Cortés, de obispo y oro: pinchazo y estocada baja (ovación que recogió desde el callejón); y dos pinchazos, media atravesada, y descabello (ovación que recogió desde el callejón).

Gómez del Pilar, de purísima y oro: estocada (aviso y vuelta al ruedo tras fuerte petición de oreja); y pinchazo hondo (silencio).

La plaza registró un cuarto de entrada en tarde espléndida.

EL DESAFÍO, PARA LOS TOREROS

La dura reválida de septiembre en Madrid llegó para tres toreros en pos de un mismo objetivo: abrirse paso cueste lo que cueste. Y había que hacerlo, ni más ni menos, que con el segundo desafío ganadero entre Palha y Hoyo de la Gitana. “Torismo” puro y duro.

Aunque luego, al finalizar la tarde, la balanza se decantara a favor de los de luces, que dieron la cara de verdad y se justificaron sobradamente. Fueron ellos, por tanto, los verdaderos protagonistas del “desafío”, especialmente un gran Javier Cortés, sin espada, y un entregadísimo Gómez del Pilar al que el “palco” le birló descaradamente una oreja de su primero.

A portagayola recibió a ese tercero de corrida, de Palha, que derribó en la primera vara y acudió de largo y con alegría en la segunda tras una vistosa zapopina por parte del madrileño para ponerlo en suerte. Generosidad del torero, que el público agradeció.

A ellos fue, precisamente, el brindis de Del Pilar, que echó las dos rodillas en tierra para iniciar faena. El toro, de engañosa movilidad, se tragaba los dos primeros y al tercero ya decía nones. Del Pilar le robó muletazos sueltos de buen corte dentro de una faena de mucha entrega, y en la que llegó a sonar una aviso antes de ir a por la espada, la cual manejó también con acierto.

Le pidieron con fuerza la oreja, pero el usía no accedió, quedando todo en una vuelta al ruedo de las de verdad.

A la puerta de chiqueros se volvió a ir con el sexto, con LO que el tercio de varas resultó interminable, al empeñarse en el imposible de hacer ir de largo a un astado que se agotó también pronto en la muleta. Mas fue suficiente para que Gómez del Pilar le robara algunos muletazos sueltos muy largos y templados.

Se esperaba con mucha expectación el regreso a Madrid de Javier Cortés al cabo de siete años, y, sin poder alcanzar el triunfo, sin embargo, el “rubio de Getafe” demostró que está capacitado para ponerse a funcionar en cuanto empiecen a darle oportunidades, más allá que las que le brindan algunas empresas de Francia.

Su primero fue un “tacazo” de toro de Hoyo de la Gitana. 650 kilos de seriedad y músculo. No se empleó, sin embargo, lo suficiente en el caballo, por mucho que en la segunda vara se arrancara en la media distancia, dejándose pegar en una largo trancazo.

Se dobló con torería Cortés en las probaturas, poniéndose muy de verdad ya desde la primera tanda. El medio pecho por delante, la muleta al pitón contrario, y a tragar con un toro muy agarrado al piso y que se defendía ya antes, incluso, de arrancarse. No fue faena lucida, el toro no se prestó a ello, pero sí de arrestos, valor y, sobre todo, actitud.

El quinto fue bueno lo poco que duró, y con él emergió una gran Javier Cortés, muy puro en los naturales con los que inició faena. Cumbres. Otra vez en el sitio. Muy cruzado. Muy de verdad. Y toreando con mucho temple y hondura en los soberbios muletazos que extrajo también por el derecho. Se vació por completo el madrileño, que falló a espadas.

El primero de Pinar fue un “palha” difícil y con peligro, un toro muy reservón y al acecho, con el freno echado, la cara suelta y buscando ya al torero en el segundo muletazo. Pinar solventó la papeleta con oficio.

El cuarto, de Hoyo de la Gitana, fue un toro descastadísimo. Qué mala suerte la de Pinar, que, visiblemente contrariado, no le quedó otra que abreviar.

Agencia EFE

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