Enrique Ponce y Cayetano cortan una oreja cada uno en Málaga

Compártelo...!

Los diestros Enrique Ponce y Cayetano Rivera cortaron una oreja cada uno en la sexta corrida de abono de la feria de Málaga, en la que José María Manzanares, con el peor lote, se fue de vacío.

FICHA DEL FESTEJO

Toros de Victoriano del Río, bien presentados y de variado comportamiento. Destacaron, tercero, cuarto y sexto. El quinto fue pitado en su arrastre.

Enrique Ponce, ovación y oreja tras aviso.

José María Manzanares, ovación tras petición y ovación.

Cayetano Rivera, oreja con fuerte petición de segunda, y broca al palco por denegarla, y ovación.

En cuadrillas, Alberto Zayas saludó tras banderillear al sexto.

En la enfermería fue intervenido el subalterno Jesús González “Suso” de:

“Cornada en tercio superior de cara postrero-externa del muslo izquierdo de unos 7 centímetros que afecta a piel y tejido celular subcutáneo, y con trayecto ascendente de unos 15 centímetros que diseca masa muscular de bíceps femoral, contundiendo el mismo. de pronóstico grave”.

La plaza rozó el lleno en los tendidos en tarde agradable.

UNA CONQUISTA A MEDIAS

En Málaga se celebraba la reconquista cristiana de la ciudad y los tres toreros anunciados ya sabían lo que era conquistar La Malagueta en años anteriores como triunfadores del abono. Sólo había que solucionar el problema de todas estas tardes: el juego de los toros. Los de Victoriano del río presentaron un juego desigual pero hubo algunos que sirvieron y mucho.

Enrique Ponce abrió cartel recibiendo al toro con una pulcritud máxima. El toro, noble, le faltaba casta. El valenciano le fue sacando los pases uno a uno. Tenía fijeza el animal, no ímpetu. Ponce tiró de oficio y de valor, porque el toro le echó dos miradas que si hubiera tenido más maldad hubiera hecho por cogerle.

Gustándose muchísimo con el capote recibió el de Chiva al quinto, y con una elegancia suprema se lo llevó a al caballo. Brindó al público la faena ante su último oponente. Por bajo se lo fue llevando a los medios y con mucha belleza lo fue cuajando en tandas cortas y de magistral técnica por el derecho. Lo intentó también al natural, pero por ahí la embestida del astado era todavía más corta.

Un final en redondo con la rodilla genuflexionada fue el delirio. Sonó un aviso y media estocada. Al final, una oreja.

Cerraba el cartel Cayetano, que brindó a Fermín Bohórquez y Antonio Domecq una primera faena de lío gordo. A pies juntos y por alto comenzó el trasteo para sacarse después poco a poco al toro de la querencia, y empezar a gustarse con una tanda de dentro hacia fuera, pero muy solvente y con mucho calado.

Este “Malhumor”, que fue como se llamó el toro, afortunadamente no hizo honor a su nombre y resultó tener nobleza y fijeza, yendo de lejos y sin cesar de embestir. Cayetano ligó numerosas series muy aplaudidas. La espada cayó desprendida. Se concedió una oreja y se pidió una segunda con fuerza que, con buen criterio, no se concedió. Hubo una fuerte bronca al palco.

En el sexto, con el que destacó en el recibo de capote, brindó faena al público para, a continuación, despojarse de las zapatillas y, de rodillas, citó a su enemigo de lejos para pasárselo también muy cerca, una faena más tremendistas de lo que él acostumbra, pero con la que se hizo con el público. Se lució por ambos pitones pero la espada lo emborronó.

José María Manzanares pasó sin mucha historia por La Malagueta, teniendo en cuenta también que le tocó en suerte el peor lote.

Correcto con el capote en su primero, toro que tendía a colarse y con el que alicantino se mantuvo firme en la muleta para ir metiéndolo en el canasto.

Ante el peligro que planteaba intentó culminar con la mano izquierda y se dispuso a matar. Con una estocada desprendida despachó al segundo antes de saludar tras petición.

Minutos antes, su subalterno, Jesús González ‘Suso’, sufrió una cogida de pronóstico grave.

Al quinto le faltaba transmisión, además de pararse a mitad de su lidia, y Manzanares fue ligando los pases sin armonía ante un oponente que, al final, desarrolló también peligro. Y como no pudo hacer nada se fue directamente a por la espada.

Agencia EFE

Scroll al inicio