Castella roza la del príncipe y Manzanares borda el toreo en Sevilla

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La segunda corrida de San Miguel ha supuesto un buen cierre para el abono sevillano al registrar el triunfo de dos toreros que rayaron a gran altura artística. Sebastián Castella hizo una buena y templada faena al primero de la tarde, al que cortó las dos orejas. Mientras que Manzanares cuajó una gran faena al quinto para la que se pidieron dos orejas, dejando el presidente reducido el premio a una sola. López Simón se fue de vacío.

FICHA:

Se lidiaron tres toros de Olga Jimenez (primero, segundo y quinto), uno de Hnos García Jiménez (sexto) y dos de Hnos. Sampedro (tercero y cuarto), bien presentados y de juego variado. Destacaron el primero y el quinto.

Sebastián Castella, dos orejas y ovación.
José Mari Manzanares, silencio tras aviso y oreja con petición de la segunda.
López Simón, ovación y silencio

CRÓNICA:

Castella apostó fuerte y se fue a chiqueros a recibir al primero de la tarde, al que dio un farol de rodillas al que siguieron buenos lances a pies juntos que provocaron los primeros olés de la tarde. También se lució en un quite que inició con espaldinas y luego convirtió en cordobinas. Brindó al público y aprovechó las primeras embestidas para dar dos buenas series de derechazos. Cuando toreó con la zurda, el toro hizo amago de rajarse pero le dejó la muleta en la cara para recogerlo. Volvió a la derecha y ligó de nuevo una buena serie, completando por ahí una faena que tuvo eco en el tendido. Mató de estocada y cortó dos orejas.

Castella estuvo templado de capa con el cuarto, un toro de gran seriedad. Saludó en banderillas José Chacón. Castella comenzó la faena con estatuarios en las rayas, a los que siguieron ayudados por alto. El toro protestó en la primera serie y le exigió al torero, que se mostró firme en las primeras series. A partir de ahí el de Hermanos Sampedro, que tuvo mucho que torear, no se lo puso fácil. Al final de la faena se metió más con él y logró templarlo en un par de series. Pinchó dos veces antes de dejar una estocada. Ovación

Manzanares comenzó bien la faena al segundo, ligando por el pitón derecho a un toro que repitió en su embestida. En la segunda serie hizo hilo y el alicantino no se sintió cómodo. Ya en la tercera, el de Matilla comenzó a salir con la cara alta y la prueba con la zurda dejó patente su complicación por ese lado, tanta que desistió el torero. Volvió a la derecha para apurar las deslucidas embestidas de su primer enemigo en una labor sorda. Dos estocadas y descabello.

Más bien justo de fuerza salió el quinto, del hierro de Olga Jiménez, al que cuidaron en el caballo y que resultó ser un gran toro. Saludaron en banderillas Suso y Blázquez y Manzanares comenzó la faena ligando muy bien la primera serie diestra, que tuvo mucha compostura. La segunda fue mejor, rematada con espléndido cambio de mano. Cambió a la zurda y logró naturales muy buenos. Volvió a la derecha y toreó con empaque, brillando de nuevo en un cambio de mano y en los pases de pecho. Completó de este modo una gran faena. Citó dos veces en la suerte de recibir y cobró una estocada al segundo intento. El público pidio dos orejas y el presidente redujo el premio a una sola.

El tercero fue un toro bien armado de Hermanos Sampedro que estuvo justo de fuerza. López Simón lo trató con suavidad en las primeras series, dejándole la muleta en la cara para ligar. Esa fue la clave de la faena: no dejar pensar al toro para engarzar los muletazos. Así sacó todo el partido de su oponente. Mató de estocada tendida y fue ovacionado.

López Simón recibió de rodillas al sexto y de esta misma forma comenzó la faena de muleta. Logró fijar la distraída y huidiza embestida del toro, pero el animal no se empleaba y no prestaba emoción a lo que le hacía, terminando rajado. Mató al segundo intento.

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